NEGOCIOS Y FINANZAS

Industria azucarera cubana enfrenta crisis en medio de desafíos históricos y económicos

La BBC informa que la industria azucarera de Cuba, alguna vez el orgullo del Caribe, está ahora en crisis. La mala gestión histórica, los embargos económicos y los desafíos modernos han creado un futuro incierto para este sector que alguna vez fue próspero.

Como informa la BBC, los hombres de la cooperativa azucarera Yumuri en Cuba han trabajado en los campos de caña alrededor de Cienfuegos desde que tenían edad suficiente para empuñar un machete. Cortar caña es todo lo que Miguel Guzmán ha conocido. Proviene de una familia de peones y comenzó este trabajo desafiante e ingrato cuando era adolescente.

Durante cientos de años, el azúcar fue el pilar de la economía cubana y la piedra angular de otra industria nacional, el ron. Los cubanos mayores recuerdan cuando la isla se construyó esencialmente sobre las espaldas de familias como la de Guzmán. Hoy, sin embargo, admite fácilmente que nunca ha visto la industria azucarera tan rota y deprimida como ahora, ni siquiera cuando las lucrativas cuotas azucareras de la Unión Soviética se agotaron después de la Guerra Fría.

Contexto histórico del azúcar cubano

Desde la época colonial, la producción de azúcar ha sido parte integral de la economía y la identidad de Cuba. Introducidas por los colonizadores españoles, las plantaciones de azúcar florecieron gracias al clima favorable y al suelo fértil de la isla. En el siglo XIX, Cuba se había convertido en el principal productor de azúcar del mundo, estatus que persistió hasta el siglo XX. La importancia de la industria no era meramente económica; moldeó el tejido social y cultural de la sociedad cubana.

La Revolución Cubana de 1959 trajo cambios significativos cuando el nuevo gobierno nacionalizó la industria azucarera. Inicialmente, el sistema administrado por el estado mantuvo altos niveles de producción, respaldados por acuerdos comerciales favorables con la Unión Soviética. Sin embargo, el colapso del bloque soviético a principios de la década de 1990 dejó a la industria azucarera cubana sin su mercado primario, lo que llevó a un período de declive.

Desafíos económicos actuales

Hoy en día, la inflación vertiginosa, la escasez de bienes esenciales y el embargo económico estadounidense que dura décadas han creado un panorama económico sombrío en toda Cuba. Estos desafíos son particularmente graves en el comercio del azúcar. “No hay suficientes camiones y, debido a la escasez de combustible, a veces pasan varios días antes de que podamos trabajar”, dice Guzmán, esperando en una pequeña zona de sombra a que lleguen los camiones de la era soviética. Como los hombres y la maquinaria permanecen inactivos, las horas perdidas de cosecha han afectado gravemente los niveles de producción. La temporada pasada, la producción de azúcar de Cuba cayó a solo 350.000 toneladas de azúcar en bruto, un mínimo histórico y muy por debajo de los 1,3 millones de toneladas registrados en 2019.

Guzmán, reconocido como uno de los cortadores más rápidos de su equipo, dice que con su salario ya casi no se puede comprar nada. “¿Pero qué podemos hacer? Cuba necesita el azúcar”, remarca. La cruda realidad es que Cuba ahora importa azúcar para satisfacer la demanda interna, muy lejos de los años de gloria cuando el azúcar cubano era la envidia del Caribe y se exportaba a todo el mundo.

Decadencia estructural y prioridades gubernamentales

Dentro de Ciudad Caracas, un ingenio azucarero del siglo XIX cerca de Cienfuegos, el aire está cargado con el abrumador olor a melaza. Mientras engranajes obsoletos y oxidados muelen toneladas de caña de azúcar para convertirla en pulpa y jugo, los trabajadores reconocen que es uno de apenas dos docenas de ingenios azucareros en funcionamiento en Cuba. “Son cuatro más de lo previsto inicialmente para esta temporada, gracias al trabajo y esfuerzo de los trabajadores”, afirma Dionis Pérez, director de comunicación de la empresa azucarera estatal Azcuba. “Pero los otros 29 están parados”, reconoce.

La caída de la producción de azúcar tiene profundas implicaciones para otras partes de la economía cubana, incluidos sus ingresos por exportaciones de ron. “Estamos produciendo la misma cantidad de azúcar que Cuba producía a mediados del siglo XIX”, dice Juan Triana del Centro de Estudios de la Economía Cubana en La Habana. La política de “máxima presión” del expresidente estadounidense Donald Trump, que intensificó el embargo comercial, ha empeorado la situación. Sin embargo, los problemas que enfrenta el azúcar cubano no son únicamente culpa del embargo estadounidense. Años de mala gestión crónica y falta de inversión también han arruinado la otrora próspera industria. Hoy en día, el azúcar recibe menos del 3% de la inversión estatal, ya que el gobierno cubano respalda al turismo como su principal motor económico.

Aparición de empresarios privados

Un hombre que todavía puede conseguir suficiente azúcar es Martín Nizarane, parte de una nueva generación de empresarios privados cubanos. Su empresa, Clamanta, produce yogur y helado en una fábrica en las afueras de La Habana. Mientras Nizarane muestra sacos de azúcar importado a granel desde Colombia, espera duplicar la producción pronto. El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, ha elogiado la empresa como un modelo para el futuro.

Para muchos, esos elogios desde arriba equivalen a un cambio de paradigma. Puede que el Estado cubano todavía lo considere una mala palabra, pero esto es capitalismo, puro y simple, incluso si Nizarane muestra sus credenciales revolucionarias adornando su oficina con fotografías de él abrazando al difunto líder revolucionario, Fidel Castro. “No soy un empleado del Estado cubano. Él responde que esta forma de producción no estatal vende a otras entidades no estatales y empresas estatales”, replica. “El Estado me trata como a un empresario privado más, sin ningún privilegio especial”.

Luchas económicas más amplias

La desaparición del azúcar es sólo una parte de la tambaleante economía cubana. El 1 de marzo, en medio de una inflación creciente, el gobierno impuso un aumento de cinco veces el precio del combustible subsidiado en los surtidores de gasolina. Los funcionarios argumentaron que el gobierno ya no podía permitirse subsidios tan elevados al combustible. Manuel Domínguez, vecino, expresó su frustración mientras hacía cola para llenar su tanque. “No hay relación entre lo que ganamos y los precios que vemos, ya sea combustible, comida en las tiendas o cualquier otra cosa. Tiene que haber una correlación entre nuestros salarios y lo que cuestan las cosas porque, ahora mismo, para el cubano promedio, El combustible es simplemente inasequible”.

Tras el aumento del precio del petróleo, el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, fue detenido por presunta corrupción. Algunos piensan que lo han convertido en un chivo expiatorio del estado de la economía cubana. De cualquier manera, fue una caída en desgracia extraordinaria y muy pública. La mayoría piensa que hará falta más de una cabeza ministerial para sacar a Cuba de sus problemas económicos.

De regreso a los cañaverales de Cienfuegos, los cortadores realizan su agotador trabajo con poco optimismo. Invariablemente, cuando se habla de la industria azucarera en Cuba, alguien cita el famoso estribillo de la isla: “Sin azúcar no hay país”. Para el economista cubano Juan Triana, esa idea se está poniendo a prueba hasta su límite. El declive de la industria tiene implicaciones económicas, culturales e históricas. La producción de azúcar ha estado entrelazada con la identidad de Cuba durante siglos, y su estado actual refleja luchas más amplias dentro de la sociedad cubana.

Reviviendo la industria

Reavivar la industria azucarera cubana requerirá importantes inversiones y reformas estructurales. Es crucial abordar la mala gestión y la falta de inversión que han afectado a la industria durante décadas. Modernizar los equipos, mejorar la logística y garantizar un suministro estable de combustible son esenciales. Además, fomentar el emprendimiento privado dentro del sector agrícola, como se vio en el negocio de Martín Nizarane, podría inyectar un dinamismo muy necesario a la industria.

El gobierno cubano también debe equilibrar su enfoque entre el turismo y otros sectores críticos como la agricultura. Si bien el turismo es un motor económico esencial, descuidar industrias tradicionales como la del azúcar podría generar una mayor inestabilidad financiera. Un enfoque diversificado que apoye a múltiples sectores puede proporcionar un modelo económico más sostenible para el futuro.

La industria azucarera cubana se encuentra en una encrucijada, enfrentando desafíos históricos y contemporáneos. El impacto del embargo estadounidense, combinado con la mala gestión interna y las luchas económicas, ha creado una situación precaria. Sin embargo, con reformas e inversiones estratégicas, existe potencial para revivir este sector que alguna vez fue próspero.

Lea también: Reclutamiento cubano para el ejército ruso: la desesperación económica en juego

Los esfuerzos de Argentina Durán por revivir composiciones de música clásica mexicana olvidadas sirven como recordatorio de la importancia de preservar el patrimonio cultural. De manera similar, la reactivación de la industria azucarera cubana requiere un compromiso renovado para abordar los errores del pasado e invertir en el futuro. Aprovechando la resiliencia y el ingenio de su pueblo, Cuba puede trabajar por un futuro más estable y próspero para su industria azucarera y más allá.

Mientras Cuba navega por estos complejos desafíos, la historia de su industria azucarera seguirá siendo un testimonio del espíritu perdurable de la isla y la importancia de su herencia cultural y económica.

Related Articles

Botón volver arriba