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La Crisis del Turismo en Cuba: Un Largo Camino hacia la Recuperación

El sector turístico de Cuba enfrenta lo que el economista José Luis Perelló denomina una década perdida. En una entrevista con EFE, Perelló afirma que las cifras de visitantes previas a la pandemia no volverán hasta 2030 debido a errores económicos de larga data y equivocaciones estratégicas.

Una Recuperación Lenta y un Pronóstico Fallido

La dependencia de Cuba en el turismo como motor económico ha sido una apuesta arriesgada y, según los expertos, el país ahora paga el precio de sus errores estratégicos. De acuerdo con José Luis Perelló, uno de los analistas turísticos más respetados de Cuba, el número de visitantes tardará al menos seis años más en volver a los niveles previos a la pandemia.

Las proyecciones de Perelló no son especulativas, sino que se basan en décadas de datos. En su próximo libro, El Turismo Cubano: Evolución de la Industria, Desafíos y Perspectivas, coescrito con el profesor Paolo Spadoni de la Universidad de Augusta en EE.UU., se detallan tendencias históricas que muestran que, incluso en los períodos de mayor crecimiento, los aumentos anuales en la llegada de turistas nunca superaron el 10,65%.

“El mayor crecimiento anual ocurrió durante el deshielo entre EE.UU. y Cuba bajo el mandato del presidente Barack Obama”, explicó Perelló a EFE. “A ese ritmo, llegaríamos a unos 4,5 millones de visitantes en 2030”.

Antes de la pandemia, el sector turístico cubano ya mostraba señales de debilidad. En 2018-2019, el país alcanzó un récord de 4,7 millones de turistas. En contraste, en 2024 solo llegaron 2,2 millones, la peor cifra en 17 años (exceptuando los años de COVID-19 en 2020 y 2021).

Desde la crisis económica de los años 90 tras la caída de la Unión Soviética, el gobierno cubano ha dependido del turismo para sostener su economía. Sin embargo, a pesar de sus continuas inversiones, la industria nunca ha alcanzado las metas gubernamentales.

Una Costosa Sobreinversión en Hoteles

Una de las estrategias turísticas más controvertidas de Cuba en los últimos años ha sido la rápida construcción de hoteles de lujo, dejando de lado problemas económicos más amplios. Estos hoteles son propiedad del conglomerado militar GAESA, mientras que cadenas internacionales como la española Meliá e Iberostar o la canadiense Blue Diamond gestionan sus operaciones.

Durante el deshielo con EE.UU., Cuba registró sus mayores ingresos turísticos. Sin embargo, Perelló cree que el gobierno cometió un grave error al depender demasiado del turismo estadounidense. Cuando la administración de Donald Trump reimpuso sanciones, el esperado flujo de visitantes se desplomó.

“Ese fue un error enorme”, dijo Perelló a EFE. “Nadie puede predecir el futuro, pero apostar tanto por el turismo estadounidense dejó a Cuba en una posición vulnerable cuando cambiaron las políticas”.

Mientras tanto, los críticos argumentan que continuar invirtiendo en hoteles de lujo en medio de una economía en crisis es un desperdicio. Con tasas de ocupación hotelera en torno al 30%, la lógica detrás de estas inversiones es cuestionable.

Según Perelló, lo que Cuba tiene no es una estrategia turística bien planificada, sino una especulación inmobiliaria.

“No existe un plan integral de desarrollo turístico”, explicó. “Lo que hay es un plan de inversión hotelera enfocado en bienes raíces. Las cadenas extranjeras siguen adquiriendo hoteles en Cuba a pesar de las bajas tasas de ocupación porque esto tiene más que ver con activos inmobiliarios que con intereses turísticos. Estas inversiones buscan aumentar el valor de las acciones más que responder a la demanda turística”.

Además de las prioridades mal dirigidas, Perelló destaca otro problema ignorado: el retraso en la construcción de los hoteles.

“Cuando ocurre un deshielo entre EE.UU. y Cuba, si solo en ese momento se empieza a pensar en construir hoteles, ya es demasiado tarde”, dijo a EFE. “Eso fue exactamente lo que pasó. El deshielo llegó en 2016, pero los hoteles no estaban listos. Cuba recibió 4,7 millones de visitantes ese año y no tenía suficientes habitaciones para alojarlos. Luego llegó la inversión, pero la demanda ya había caído”.

El Modelo Multidestino

Perelló sostiene que, si Cuba quiere impulsar su turismo, debe seguir una estrategia basada en múltiples destinos en lugar de depender únicamente de atraer visitantes directamente desde sus países de origen.

Uno de los principales problemas sigue siendo la falta de conexiones aéreas con La Habana, lo que impide la llegada de turistas. “Cuba debería centrarse en integrarse en un circuito turístico regional más amplio en lugar de tratar de atraer visitantes directamente”, explicó Perelló a EFE.

Desafortunadamente, las políticas turísticas actuales de Cuba no están alineadas con esta visión.

“No creo que el gobierno esté avanzando hacia un modelo multidestino”, señaló. “Sigue apostando por la estrategia obsoleta de atraer turistas desde sus países de origen, lo cual es mucho más difícil en el entorno actual”.

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Mientras Cuba enfrenta crecientes dificultades económicas, su sector turístico, que alguna vez se consideró el salvavidas de la nación, sigue en crisis. Sin un cambio significativo en su estrategia, el camino hacia la recuperación será largo e incierto.

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