NEGOCIOS Y FINANZAS

La industria del transporte de Guatemala lucha en medio de una creciente crisis de extorsión

Los operadores de transporte en Guatemala están lidiando con un aumento en las demandas de extorsión, lo que le cuesta a la industria hasta $600 millones al año. La mayoría de estas actividades criminales se concentran en el suroeste y la capital, con consecuencias devastadoras.

En Guatemala, la industria del transporte enfrenta una crisis sin precedentes. Según el Gremial de Transporte Extraurbano de Pasajeros, las demandas de extorsión se han disparado y el sector paga aproximadamente 600 millones de dólares anuales a organizaciones criminales. Esta asombrosa cifra fue destacada por Carlos Vides, presidente de la asociación, durante una reciente conferencia de prensa. Enfatizó que aproximadamente 180.000 unidades de transporte en todo el país están siendo atacadas, con una importante concentración de estas actividades criminales ocurriendo en el suroeste y la capital, Ciudad de Guatemala.

La crisis de la extorsión es una carga financiera y una cuestión de vida o muerte. El Gremial reveló que en lo que va de 2024, 97 conductores han sido asesinados por negarse a cumplir demandas de extorsión. Esta tendencia violenta ha obligado a alrededor de 500 trabajadores a abandonar sus puestos de trabajo por temor a su seguridad. Según describe Vides, la situación se ha vuelto “insostenible”, sobre todo porque el gobierno no ha aprobado ningún aumento de tarifas desde que se reanudaron los servicios de transporte público en 2021 tras una suspensión de 11 meses debido a la pandemia de COVID-19.

Concentración Regional de Violencia

El problema de la extorsión es más agudo en regiones específicas, particularmente en la Ciudad de Guatemala y los municipios del suroeste como Escuintla, que también han visto el mayor número de homicidios. Un estudio del centro de análisis Diálogos, publicado en junio de 2024, subraya esta concentración regional de violencia. Según el informe, este año se han presentado 11.071 denuncias de extorsión en todo el país, y sólo en junio se registraron 1.959 casos. El estudio señala que estas zonas son focos de actividad delictiva, siendo los operadores de transporte los principales objetivos debido a la naturaleza esencial de sus servicios y la imposibilidad de evitar estas rutas.

El impacto en la industria del transporte en estas regiones es profundo. A los operadores les resulta cada vez más difícil mantener los servicios bajo amenazas financieras y físicas tan graves. Muchos se han visto obligados a reducir la frecuencia de sus rutas o cesar sus operaciones por completo, lo que ha sobrecargado aún más un sistema de transporte público ya sobrecargado. La falta de apoyo gubernamental, particularmente en el ajuste de las tarifas para reflejar los crecientes costos impuestos por la extorsión, ha dejado a la industria al borde del colapso.

Respuesta y desafíos del gobierno

El gobierno guatemalteco ha reconocido la gravedad de la crisis de la extorsión y ha hecho algunos esfuerzos para abordar el problema. El Ministerio de Gobernación (Interior) informó que en el primer semestre de 2024 fueron detenidos 600 individuos involucrados en organizaciones criminales especializadas en extorsión. Si bien estos arrestos representan un paso adelante, son sólo una pequeña fracción del problema más amplio. La magnitud de las redes de extorsión, que a menudo involucran a grupos criminales sofisticados y violentos, significa que la velocidad y la brutalidad de estas organizaciones con frecuencia superan los esfuerzos de aplicación de la ley.

Los operadores de transporte y los líderes de la industria sostienen que se necesitan medidas más integrales. Piden un enfoque multifacético que incluya una mayor aplicación de la ley y apoyo económico para el sector, como ajustes de tarifas y subsidios para compensar el impacto financiero de la extorsión. Además, existe una necesidad apremiante de iniciativas comunitarias para reducir la influencia de los grupos criminales en áreas vulnerables, donde la extorsión a menudo se considera una parte ineludible de la vida.

El costo humano de la extorsión

Más allá del impacto económico, el costo humano de la crisis de extorsión en el sector del transporte de Guatemala es asombroso. El número de muertos entre los conductores es un claro recordatorio de los peligros que enfrentan quienes están en la primera línea de esta industria. Para muchos, conducir un autobús o un taxi se ha convertido en uno de los trabajos más desafiantes del país. El miedo a la violencia ha provocado un éxodo de trabajadores de la industria, exacerbando la ya crítica escasez de conductores y dejando a muchas comunidades con acceso limitado o nulo al transporte público.

Las familias de quienes han sido asesinados u obligados a huir de sus trabajos tienen que recoger los pedazos, a menudo sin ningún tipo de apoyo o compensación. El costo psicológico para los sobrevivientes y aquellos que permanecen en la industria es profundo, y muchos viven con el miedo constante de la posterior demanda de extorsión o ataque violento. Esta sensación generalizada de inseguridad ha erosionado el tejido social en muchas comunidades, donde la confianza en las fuerzas del orden y el gobierno ya es frágil.

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La crisis de extorsión que enfrenta la industria del transporte de Guatemala es un desafío multifacético que requiere atención urgente. La carga financiera, la concentración regional de la violencia, la limitada respuesta gubernamental y el profundo costo humano apuntan a una situación que rápidamente se vuelve insostenible. Sin una intervención significativa, el futuro del transporte público en Guatemala—y las vidas de quienes dependen de él—sigue en peligro.

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