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La nueva joya costera de México: El ascenso, conflictos y sueños de Costalegre

Es difícil imaginar la costa suroeste de México como algo más que un paraíso. Sin embargo, esta franja de playas prístinas y bahías serpenteantes fue, durante décadas, un campo de batalla entre gigantes que competían por tierras, poder y legado. Ahora, su antigua rivalidad parece resolverse en un destino de desarrollo de lujo y bajo impacto, un lugar donde descansar en una de las mejores olas del mundo. Esta es la historia de cómo se conquistó y redefinió ese paraíso.

Un paraíso oculto sale a la luz

La atmósfera protegida de Costalegre, a solo cuatro horas al sur de Puerto Vallarta, permaneció oculta por décadas: un refugio exuberante de acantilados rocosos y playas extensas que eludió el turismo excesivo y el desarrollo progresivo que afectan otras costas populares. Era un destino atractivo para desarrolladores, financistas y celebridades que buscaban belleza agreste, un estilo de vida inmerso en la naturaleza y alejado de Los Ángeles y Palm Springs. Ahora, según Town & Country, Costalegre está experimentando un cambio significativo, con nueva infraestructura y desarrollos hedonistas impulsados por celebridades y magnates, como Richard Gere con su resort Xala, y el banquero Roberto Hernández con el Four Seasons Tamarindo.

La transformación de la reputación de la región ya está en marcha, con planes para expandir la carretera al norte de Puerto Vallarta y construir un nuevo aeropuerto internacional a lo largo de la costa, con vuelos programados para comenzar a fin de año. Desarrollos como Xala están reimaginando la región como un destino global. “Tiene un toque toscano, solo que en lugar de uvas, son mangos”, comenta Ricardo Santa Cruz, desarrollador de Xala. Cerca del aeropuerto, Santa Cruz y su equipo planean construir 125 casas de lujo, un centro ecuestre, un hotel Six Senses y una sucursal del legendario Basil’s Bar de Mustique.

El conflicto Brignone-Goldsmith

Pero bajo el encanto de Costalegre se esconde una rivalidad que casi impide que se convirtiera en un destino. Según Town & Country, la historia comenzó en los años 60, cuando el banquero italiano Gian Franco Brignone quedó cautivado por la costa de Costalegre y soñó con replicar el desarrollo de la Costa Esmeralda en Cerdeña. Con esta visión, Brignone adquirió millas de costa virgen y en 1975 construyó Mi Ojo, una villa sobre un acantilado con vistas al mar que estableció el estilo característico de Careyes, la comunidad de villas y hoteles que desarrollaría posteriormente.

Sin embargo, la visión de Brignone pronto atrajo la atención de Sir James Goldsmith, un empresario británico y uno de los hombres más ricos del mundo. Inicialmente amigos y vecinos, pronto se convirtieron en rivales amargos con visiones opuestas para el futuro de Costalegre. Goldsmith desarrolló su propia propiedad, Cuixmala, un imponente refugio de 2,000 acres diseñado como una versión mexicana de San Simeón.

La construcción de una nueva villa por parte de Brignone, Tigre del Mar, llevó a la ruptura de la amistad entre ambos magnates. Según el hijo de Brignone, Gianni, conocido como Giorgio, “Hay una ventana en el baño que mira directamente hacia Tigre del Mar, y David Goldsmith siente que fue construida deliberadamente. La amistad se desmoronó a partir de ahí”.

Cuixmala y la Reserva de la Biósfera

Con la presión para detener el desarrollo alrededor de su tierra, Goldsmith propuso declarar parte del territorio una reserva federal. Finalmente, se estableció la Reserva de la Biósfera Chamela-Cuixmala en 1993, protegiendo el hábitat de más de 300 especies de aves, jaguares y cocodrilos. Cada familia acordó proporcionar terrenos para la reserva, lo que Giorgio calificó como “uno de los mejores acuerdos para ambas partes”.

Desde la muerte de Goldsmith en 1997, su hija, Alix Goldsmith Marcaccini, ha continuado protegiendo la herencia de su padre, bloqueando proyectos de desarrollo a gran escala, incluyendo un campo de golf y un hotel Hyatt. Su media hermana, Isabel Goldsmith-Patiño, propietaria del resort Las Alamandas, comentó a Town & Country sobre Alix: “Le gusta ser el lobo solitario. No ha cedido ni un centímetro en Cuixmala”.

Una nueva visión: Crecimiento sostenible

Ahora existe una especie de tregua entre los legados de Brignone y Goldsmith, con cada familia intentando mantener un desarrollo de baja densidad que respete tanto la preservación ambiental como el beneficio económico. “Podríamos hacer 4,500 habitaciones de hotel”, dijo Ricardo Santa Cruz de Xala, “pero eso no está en el espíritu de lo que estamos haciendo aquí”.

Hoy en día, Costalegre es una mezcla de resorts de superlujo, villas privadas y naturaleza protegida. Visitantes como Madonna y Bill Gates se han convertido en habituales. En los próximos años, nuevos proyectos, incluyendo el Four Seasons Tamarindo y un resort privado llamado Xala, prometen convertir a Costalegre en “la joya de la corona de México”, como predice Santa Cruz.

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Un segundo capítulo de desarrollo

El siguiente capítulo en el desarrollo de Costalegre está vinculado a los legados de dos figuras cuya rivalidad ayudó a proteger una de las últimas costas vírgenes de México. Como relata Town & Country, este esfuerzo por actualizar la identidad de la región refleja el impacto profundo que dejaron Brignone y Goldsmith y su lucha entre lujo y conservación. Este nuevo capítulo ofrece un potencial de grandes oportunidades y también de incertidumbre. La evolución de Costalegre, de santuario secreto a destino codiciado, sugiere un legado de deseo, rivalidad y preservación que las familias y desarrolladores actuales pretenden transmitir.

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