NEGOCIOS Y FINANZAS

Las batallas del café de lujo de Panamá contra el clima y las presiones del mercado global

El sector del café premium de Panamá ha visto grandes valores en subastas y elogios a nivel mundial por su tipo especial de Geisha. Los problemas climáticos, las lluvias alteradas y un mercado global difícil de predecir ponen en riesgo tanto a pequeños productores como a productores tradicionales en esta pequeña y conocida zona cafetera.

Un mercado distinto para el café panameño

Panamá es un jugador relativamente pequeño en el sector global del café, especialmente si se compara con gigantes regionales como Costa Rica y Colombia. Sin embargo, ha ganado un lugar codiciado en el centro de atención internacional gracias a su famoso café Geisha, que puede alcanzar precios astronómicos en subastas, a veces superando los 10,000 dólares por kilogramo.

Mientras que el precio de referencia mundial del café puede rondar los 4 dólares por libra, el café de lujo panameño trasciende estas limitaciones típicas del mercado, explica Rachel Peterson, encargada de marketing de Hacienda La Esmeralda. La finca de la familia Peterson, ubicada en Boquete, en la provincia montañosa de Chiriquí, fue la primera en presentar el Geisha en el escenario mundial hace aproximadamente dos décadas.

“Nunca hemos tenido una gran oferta de café en Panamá porque, en términos de producción, somos un país pequeño,” dijo Peterson a EFE. “Aquí hemos logrado alejarnos de los precios del mercado (internacional). Nuestros clientes aceptan los precios que establecemos, y no están influenciados por esas fluctuaciones globales.”

Según Peterson, los consumidores de café de lujo no se preocupan por los cambios en los precios internacionales. Los valores sorprendentes alcanzados en subastas especializadas—donde algunos lotes pueden superar los 10,000 dólares por kilogramo—reflejan la disposición de los conocedores a pagar una prima por el sabor, aroma y terruño únicos que se supone ofrece el Geisha panameño. Este fenómeno crea un mercado separado del café estándar o “tradicional”, cuyos productores a menudo dependen de los precios de las materias primas globales y la volatilidad que eso conlleva.

Las variedades tradicionales sienten el golpe del clima

A pesar del gran renombre del país por su café de alta gama, la mayoría de los caficultores panameños siguen cultivando tipos comunes de café. Estos están vinculados a los valores de intercambio internacional. El reciente aumento de alrededor de 4 dólares por libra en el mercado mundial ofreció algo de ayuda económica a estos productores, pero no logró mitigar los problemas causados por el clima irregular.

Para el ciclo 2023-2024, las lluvias inusualmente altas durante lo que normalmente son meses más secos (diciembre, enero y febrero) interrumpieron las fases de floración y fructificación, creando condiciones más húmedas que favorecen a las plagas y enfermedades fúngicas. Estos grandes cambios climáticos hacen que sea más difícil para los agricultores programar sus cultivos y mantener sus plantas a salvo de enfermedades inesperadas.

Ricardo Koyner, presidente de la Asociación de Café Especialidad de Panamá (SCAP), abordó los peligros en una entrevista con EFE: “El cambio climático afecta la producción al alterar los ciclos de floración y fructificación, así como al aumentar la prevalencia de enfermedades debido a la humedad excesiva o la sequía prolongada. Esta variabilidad confunde el proceso de crecimiento de la planta.”

Las estadísticas respaldan las preocupaciones de Koyner. Las cifras del Ministerio de Desarrollo Agropecuario sugieren que la producción total en los últimos años ha rondado los 200,000 quintales anuales (un quintal equivale aproximadamente a 100 libras). Sin embargo, Koyner señala una caída pronunciada de alrededor de 400,000 quintales hace una década a una estimación de 120,000–140,000 este año, un claro reflejo del estrés ambiental.

Además, el número de productores de café en todo el país ha caído de 10,000 a 6,000 en el mismo período. Muchos agricultores han optado por abandonar el café a favor de cultivos más predecibles o rentables. Aún así, aquellos que permanecen encuentran una luz de esperanza en el creciente prestigio del nombre de Panamá entre los compradores especializados a nivel mundial.

El Geisha y el valor de la exclusividad

En el centro de la distintiva reputación de Panamá está la variedad Geisha, un grano raro y exclusivo que alcanza algunos de los precios más altos en el mundo del café de especialidad. El Geisha se cultiva solo en unos pocos microclimas de Panamá, a menudo en regiones de gran altitud como Boquete o Volcán, áreas valoradas por sus temperaturas frescas y su suelo volcánico.

“El precio del Geisha se basa en la calidad, no en la cantidad,” explicó Koyner. “Muy pocos lugares pueden producir un Geisha que justifique estos valores más altos.” Esa exclusividad ha atraído a una clientela internacional de compradores y entusiastas del café que están ansiosos por pujar en subastas anuales como la Best of Panama (BOP), organizada por SCAP.

En 2024, Wilford Lamastus de Lamastus Family Estates acaparó los titulares al alcanzar 10,013 dólares por kilogramo en la subasta electrónica de BOP, solo para superar ese récord en una venta privada, alcanzando la cifra sin precedentes de 13,518 dólares por kilogramo. En una entrevista con EFE, Lamastus destacó el efecto dominó que el Geisha ha tenido en la industria cafetera en general:

“El Geisha ha beneficiado a todo el sector al atraer compradores que también adquieren otras variedades. Hoy en día, vender café tradicional es más fácil gracias a la atención que el Geisha atrae.”

Aunque las cifras de ventas glamorosas inundan los titulares, los productores enfatizan el arduo trabajo necesario para producir café de alta gama. En fincas como Hacienda La Esmeralda, los trabajadores regresan cada temporada de cosecha para seleccionar cuidadosamente solo las cerezas más maduras. Se benefician de salarios justos, alojamiento estable durante la cosecha y, según palabras de Peterson, “condiciones de trabajo dignas”, las cuales la finca considera fundamentales para mantener la reputación de excelencia del café.

Cultivo sostenible más allá de las tierras altas

Aunque Boquete y otras regiones de gran altitud reciben la mayor atención mediática, la producción de café se extiende a otras partes de Panamá, incluidas áreas cercanas a la cuenca del Canal de Panamá. En el distrito de Capira, la pequeña comunidad de La Negrita alberga Finca Lidu, una propiedad de cuatro hectáreas propiedad de Liduvina Rivera. Aquí, los agricultores cultivan principalmente café Robusta a altitudes más bajas, con el apoyo de orientación técnica y ambiental de la administración del canal.

“Comenzamos con solo una hectárea, produciendo entre tres y cinco quintales,” dijo Rivera a EFE. “Una vez que aprendimos nuevas técnicas, como reemplazar plantas enfermas o muertas inmediatamente, nuestros rendimientos aumentaron. Estamos produciendo hasta 200 quintales.”

La historia de Rivera refleja un plan más amplio que comenzó en 2006. En este plan, las comunidades cultivan café bajo sombra. Esto protege los bosques del canal, así como las fuentes de agua. Al principio, la región producía unos 800 quintales al año. Ahora, la cifra está cerca de los 14,000, lo que significa un incremento de 1.1 millones de dólares para los agricultores de la zona.

Los pequeños agricultores cercanos al canal dependen del Robusta debido a su resistencia a altitudes más bajas. Aunque carece del perfil de sabor extraordinario del Geisha, la cosecha de Robusta ofrece un flujo de ingresos constante, algo vital para las familias que de otro modo tendrían pocas oportunidades económicas. “Es un cultivo ecológico porque crece bajo árboles de sombra,” explicó Rivera. “Estamos obligados a plantar y mantener árboles, preservando el suelo y las fuentes de agua para el Canal de Panamá.”

Una mirada cautelosa hacia el futuro

El café de Panamá, que incluye tanto los tipos vendidos en subastas como los cultivados cerca de fuentes de agua, tiene un gran potencial pero también enfrenta problemas. Los cultivadores en altitudes elevadas se han establecido en un segmento exclusivo. Están separados del mercado global, que tiene precios cambiantes. Las fincas modestas enfatizan el cultivo ecológico regional, lo que ayuda tanto al medio ambiente como a la vida de las personas que viven allí.

Los cambios en los patrones climáticos siguen siendo un problema clave. Afectan la lluvia y las plagas. Con menos agricultores, el destino de los cultivos de café en Panamá depende de la adaptación y nuevas ideas. Esto puede incluir mejores formas de cultivar, métodos mejorados para manejar las enfermedades o nuevos pasos en el procesamiento. Esto ayudará a mantener el sabor por el que Panamá es conocido.

Lea Tambien: América Latina Espera el Camino de Boeing hacia la Restauración de la Confianza

Por ahora, la marca de “café panameño” sigue llamando la atención, lo que no se esperaba dada la pequeña cantidad producida en el país. Las ventas a precios altos llaman la atención, pero también aumentan cómo se ve todo el negocio. Esto ayuda a aquellos que producen menos café a venderlo a los que tuestan a nivel mundial. A medida que la Tierra se calienta y el mercado cambia, los caficultores de Panamá desean expandir esta historia manteniendo altos los estándares de calidad y fortaleza cuando las circunstancias no son seguras.

Related Articles

Botón volver arriba