Los cárteles explotan la industria pesquera en el Golfo de México
Una reciente investigación del Departamento del Tesoro de EE. UU. ha expuesto las operaciones de pesca ilegal del cártel del Golfo en el Golfo de México, revelando cómo los cárteles de la droga mexicanos están explotando recursos marinos, como el huachinango, para alimentar un lucrativo mercado negro transfronterizo.
Pesca ilegal y la conexión con el cártel del Golfo
Durante años, autoridades estadounidenses y pescadores han advertido sobre la pesca ilegal de huachinango en el Golfo de México. Ahora, un anuncio del Departamento del Tesoro de EE. UU. ha identificado a los responsables: el cártel del Golfo, una de las organizaciones de tráfico de drogas más notorias de México. La gravedad de esta situación no puede subestimarse.
El cártel del Golfo opera en Reynosa y Matamoros, ciudades fronterizas con Texas. Aunque puede parecer inusual que un cártel incursione en la pesca comercial, esta conexión tiene sentido para una organización que prospera en el contrabando y las ganancias. Según el Tesoro, los miembros del cártel utilizan embarcaciones pesqueras, conocidas como lanchas, para contrabandear drogas y migrantes, además de capturar ilegalmente toneladas de huachinango y especies de tiburón en aguas estadounidenses.
“Estas lanchas no son solo medios de contrabando; representan una amenaza directa para los ecosistemas marinos y las industrias legítimas”, declaró el Departamento del Tesoro. Gran parte de esta actividad ilegal se origina en Playa Bagdad, una localidad costera cercana a Matamoros. El huachinango y otros peces capturados se venden en ciudades mexicanas cerca de la frontera e incluso llegan a Texas para su reventa. Estas prácticas alteran las regulaciones pesqueras de EE. UU. y perjudican los esfuerzos de conservación en ese país.
Un impacto devastador en la vida marina y la pesca
Las actividades de pesca ilegal no solo dañan los ecosistemas marinos, sino que también tienen un impacto devastador en la vida marina. El huachinango, debido a su alto valor comercial, es uno de los principales objetivos. En aguas estadounidenses, existen estrictos límites estacionales para garantizar la sostenibilidad de su población, pero el cártel ignora estas reglas mediante métodos de pesca irresponsables. Utilizan redes y líneas de pesca prohibidas, lo que resulta en la captura accidental de huachinango y otras especies marinas, como tiburones. Estas prácticas no solo son destructivas, sino que también amenazan la biodiversidad del Golfo de México.
Según la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica), embarcaciones mexicanas han violado repetidamente las leyes pesqueras de EE. UU., con la Guardia Costera estadounidense interceptando docenas de barcos desde 2014. A pesar de estos esfuerzos, la actividad ilegal persiste. En 2022, la NOAA prohibió la entrada de barcos pesqueros mexicanos a puertos estadounidenses, citando la falta de acción del gobierno mexicano para abordar el problema.
El problema no se limita al huachinango. Prácticas ilegales similares en el Golfo de California han puesto en peligro al pez totoaba y a la vaquita marina, el mamífero marino más vulnerable del mundo. Estos ejemplos destacan los riesgos ambientales más amplios que representan los cárteles al explotar recursos naturales con fines de lucro.
Consecuencias económicas y legales
La escala financiera de las operaciones de pesca ilegal del cártel es enorme, pero el impacto en los pescadores estadounidenses es profundamente personal. Mientras ellos cumplen con estrictas regulaciones para proteger las poblaciones de peces, el cártel del Golfo socava estos esfuerzos, obteniendo ganancias de mariscos capturados ilegalmente que a menudo se revenden en Estados Unidos. Este impacto personal no puede ser ignorado.
El anuncio del Departamento del Tesoro detalló sanciones contra cinco miembros del cártel del Golfo involucrados en el esquema de pesca ilegal, incluyendo a líderes regionales como Ildelfonso Carrillo Sapien (“El Chivo”) y Raúl Decuir García (“La Burra”). Estos individuos controlan las operaciones de las lanchas desde Playa Bagdad, utilizando campamentos de pesca como centros de tráfico y pesca furtiva.
Las sanciones impiden que estas personas utilicen activos en Estados Unidos y les imposibilitan realizar transacciones financieras dentro de la economía estadounidense. Estas acciones buscan interrumpir las actividades del cártel. Sin embargo, responsabilizar a estas personas a nivel internacional sigue siendo un desafío complicado.
Un patrón más amplio de diversificación criminal
La incursión del cártel del Golfo en la pesca ilegal refleja una tendencia más amplia entre los cárteles de droga mexicanos: diversificar sus actividades criminales. En los últimos meses, las autoridades estadounidenses han impuesto sanciones a cárteles involucrados en delitos que van desde el robo de combustible hasta fraudes en tiempos compartidos y el tráfico de personas.
Por ejemplo, en octubre, Estados Unidos sancionó a líderes de un grupo armado vinculado a un cártel en Chihuahua, México. En septiembre, se impusieron sanciones a un individuo conocido como “El Tanque” por dirigir una operación de robo de combustible asociada al Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). Otros casos recientes incluyen una red de fraude en tiempos compartidos operada por el CJNG y redes de tráfico de fentanilo vinculadas a La Nueva Familia Michoacana.
Este patrón resalta la adaptabilidad de los cárteles, que explotan cualquier oportunidad lucrativa, incluidos los recursos naturales. Utilizan sus redes de contrabando para diversificar sus fuentes de ingresos en industrias como la pesca. El cártel del Golfo realiza actividades de pesca ilegal en el Golfo de México, combinando crímenes ambientales con el crimen organizado.
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Las autoridades estadounidenses están intensificando esfuerzos para frenar este problema. La situación subraya la necesidad de una cooperación estrecha entre países para abordar tanto los problemas de conservación como para debilitar el poder de los cárteles.