Los clubes de fútbol argentinos en una encrucijada: equilibrando tradición y privatización
A medida que Argentina avanza hacia el ingreso de corporaciones deportivas privadas (SAD) a sus ligas de fútbol, se debe sopesar cuidadosamente la importancia histórica y social de los clubes propiedad de sus miembros. El cambio podría alterar la estructura del fútbol argentino y su impacto en las comunidades.
Recientemente, el gobierno argentino ha tomado medidas significativas para integrar corporaciones deportivas privadas (SAD) en sus ligas de fútbol, lo que generó un acalorado debate sobre el futuro del deporte en el país. El martes, la Junta General de Inspección Judicial (IGJ) de Argentina emitió un reglamento basado en el decreto del presidente Javier Milei de diciembre de 2023, que permitió a los SAD competir en la máxima división de Argentina. Esta norma, que entrará en vigor el 1 de noviembre de 2024, permite la coexistencia de asociaciones civiles sin fines de lucro y corporaciones deportivas privadas en el fútbol argentino.
El fallo destaca la posibilidad de que los clubes pasen de ser entidades sin fines de lucro a corporaciones privadas, lo que tiene como objetivo agilizar los procesos para las instituciones que deseen invertir en el mercado. Sin embargo, este cambio ha encontrado una resistencia considerable, especialmente por parte de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) y de muchos clubes y aficionados que aprecian el modelo tradicional de propiedad de sus socios.
La resistencia de AFA y la lucha contra los SAD
La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) se ha opuesto firmemente a la introducción de los SAD desde que Milei propuso la idea durante su campaña presidencial de 2023. Los estatutos de la AFA exigen que sus clubes miembros operen como asociaciones civiles sin fines de lucro. Este decreto desafiaría los cimientos mismos del fútbol argentino, haciendo potencialmente ilegal la prohibición de la AFA a las corporaciones privadas.
La mayoría de los clubes de fútbol argentinos, profundamente arraigados en la comunidad y el tejido cultural, necesitarían modificar sus estatutos para pasar al modelo privado. En noviembre de 2023, una votación de la AFA reveló que la mayoría de los miembros estaban en contra de cambiar estos fallos internos. Para que un club se convierta en SAD, sus socios deben votar a favor del cambio con una supermayoría de tres cuartos. Hasta ahora, esta idea ha enfrentado un rechazo generalizado tanto por parte de los clubes como de los aficionados.
En el panorama legal, un decreto presidencial tiene el mismo peso que una ley nacional, reemplazando los estatutos de organizaciones específicas. Si la AFA continúa resistiéndose a realizar los cambios necesarios para permitir los SAD, es probable que el problema llegue a los tribunales.
Las implicaciones más amplias de la privatización del fútbol argentino
El impulso para privatizar el fútbol argentino se produce cuando la selección masculina del país está disfrutando de una ola de éxito, habiendo ganado cuatro títulos internacionales consecutivos, incluida la Copa América 2024. La mayoría de los líderes disfrutarían de la gloria de tales logros, pero el presidente Milei, en cambio, ha reavivado su campaña contra la AFA, defendiendo a los SAD como el futuro del fútbol argentino.
Milei sostiene que los mejores jugadores provienen de equipos privados, destacando el éxito de los jugadores argentinos en clubes europeos. Sin embargo, este argumento simplifica demasiado las complejidades de la gestión del fútbol y el desarrollo del talento. La presencia de jugadores argentinos en los mejores clubes europeos es más un reflejo de las disparidades económicas que un respaldo a los modelos de gestión.
Ya sean de propiedad privada o de sus miembros, los clubes europeos tienen recursos financieros mucho mayores que sus homólogos argentinos. Por ejemplo, Ángel Di María juega para el SL Benfica de Portugal, un club propiedad de sus miembros cuyo equipo de fútbol profesional está administrado por una empresa propiedad del club. Lionel Messi, uno de los mejores jugadores de Argentina, pasó la mayor parte de su carrera en el FC Barcelona, otro club propiedad de sus miembros.
El papel singular de los clubes de fútbol argentinos
Los clubes de fútbol argentino son más que simples equipos deportivos; son instituciones comunitarias fundamentales que desempeñan un papel social crucial. Proporcionan espacios seguros para que los niños jueguen, aprendan y crezcan, y a menudo ofrecen refugio de las duras realidades de la vida. Profundamente arraigados en los vecindarios, estos clubes son fundamentales para la rica cultura futbolística y el desarrollo de talentos del país.
La privatización de estos clubes podría socavar significativamente sus funciones sociales y culturales. Los clubes de barrio más pequeños, caldos de cultivo para grandes talentos como Ángel Di María y Alexis MacAllister, podrían perderse. La posible comercialización de estos clubes podría llevar a escenarios en los que los clubes sean reubicados, renombrados o incluso disueltos si no se alinean con los intereses de los inversores.
La historia del fútbol argentino está llena de clubes que han enfrentado dificultades económicas pero continuaron prosperando gracias a sus profundos vínculos comunitarios. Por ejemplo, Independiente, siete veces ganador de la Copa Libertadores, tuvo que organizar una recaudación de fondos para pagar sus deudas en 2023. A pesar de las dificultades financieras, el modelo de propiedad de sus miembros ha garantizado que los clubes sigan siendo parte integral de sus comunidades.
Sopesar los riesgos y beneficios
El debate sobre los SAD en el fútbol argentino refleja tendencias globales más amplias de gestión y propiedad deportiva. Si bien la privatización puede aportar estabilidad financiera y gestión profesional, también plantea riesgos para el tejido cultural y social del deporte. La experiencia de clubes de otros países ofrece resultados mixtos.
En Uruguay y Chile, donde se introdujeron corporaciones deportivas privadas, los equipos no necesariamente superaron a los clubes argentinos propiedad de sus miembros en el escenario internacional. En contraste, la Bundesliga alemana, que limita a los inversores privados a poseer no más del 49% de las acciones de cualquier club, cuenta con una alta asistencia y satisfacción de los fanáticos, superando a muchas ligas de propiedad exclusivamente privada en Europa.
Además, la Premier League inglesa, a menudo citada como modelo de privatización exitosa, ha visto múltiples casos en los que los fanáticos han exigido un retorno a un modelo que incluya una mayor participación de los fanáticos en los procesos de toma de decisiones. La controversia que rodea a clubes como Cardiff City y Wimbledon FC, que enfrentaron cambios drásticos bajo propiedad privada, sirve como advertencia.
Conclusión: Equilibrar tradición e innovación
Mientras Argentina contempla el futuro de sus clubes de fútbol, es esencial equilibrar la viabilidad financiera y preservar los roles culturales y sociales que desempeñan estos clubes. La privatización no debe realizarse a expensas de los vínculos y tradiciones comunitarios que hacen único al fútbol argentino.
El impulso del presidente Milei para los SAD representa un cambio significativo en la gestión de los clubes de fútbol que requiere una cuidadosa consideración y un amplio consenso. La AFA y los clubes de fútbol deben afrontar esta transición con cautela, asegurándose de que cualquier cambio beneficie al deporte y a sus aficionados.
En este momento crucial, todas las partes interesadas deben entablar un diálogo abierto, sopesando los beneficios potenciales de la privatización frente a los riesgos de perder la esencia de lo que hace que el fútbol argentino sea tan único. El deporte sólo puede prosperar a través de un enfoque equilibrado que al mismo tiempo honre su rica herencia y mantenga su conexión profundamente arraigada con la comunidad.