Nuevos documentos históricos que confirman el origen peruano del pisco
La extensa investigación del periodista Ítalo Sifuentes culmina en un libro que confirma los orígenes peruanos del Pisco, mostrando documentos del siglo XIX de países como Estados Unidos, España y Alemania. Estos hallazgos desafían la percepción de la comunidad internacional y solidifican el reclamo del Perú sobre el renombrado espíritu luego de una investigación de una década de duración sobre registros históricos en América y Europa.
Revelando la herencia peruana del pisco
En el mundo de las bebidas espirituosas, pocos temas suscitan tanto debate como los orígenes del Pisco. Esta polémica cuestión, impregnada de orgullo nacional e identidad cultural, ha sido objeto de controversia durante años. Ingresa Ítalo Sifuentes, un periodista dedicado cuya tenaz investigación durante una década culminó en un libro innovador que profundiza en las raíces peruanas del pisco.
El libro de Sifuentes, titulado ‘El pisco en el siglo XIX. El repaso. Documentos de América y Europa que reconocen su peruanidad’, es más que una simple colección de documentos. Es un viaje en el tiempo, reconstruyendo el rompecabezas histórico del origen del Pisco. Sus hallazgos incluyen documentos críticos de Alemania, España, Francia, Inglaterra y Estados Unidos, que brindan evidencia irrefutable de la herencia peruana de Pisco.
Esta exhaustiva investigación obliga a países como Estados Unidos y otros a reconocer el reclamo exclusivo del Perú sobre la denominación de origen del Pisco. Esta afirmación es significativa, no sólo por sus implicaciones culturales e históricas sino también por su impacto en el mercado mundial de bebidas espirituosas.
Rompecabezas histórico resuelto: documentos exclusivos de todo el mundo
El viaje de Sifuentes comenzó con un documento fechado en 1828 del geógrafo, botánico y zoólogo alemán Eduard Friedrich Poeppig. En su libro ‘Reise in Chile, Peru und auf dem Amazonenstrome während der Jahre 1827-1832’, Poeppig registró que Chile importaba tabaco, azúcar, algodón, arroz, chancaca (tabletas de azúcar y miel), sal y pisco aguardiente del Perú. Este documento por sí solo fue una revelación, ya que indicaba que Chile, incluso durante la época del virreinato, era un importante importador de la bebida nacional del Perú.
Para ampliar su colección de pruebas, Sifuentes desenterró un documento español de 1842, escrito por el comandante y viajero Pedro de Prado de Torres. El documento describe vívidamente el uso de un agua vital conocida como Pisco en Perú, que lleva el nombre del famoso pueblo que produjo esta bebida distintiva.
Sifuentes no se quedó ahí. Su incesante búsqueda lo llevó a un informe francés de 1850 titulado “Lista de las industrias de Lima”. Escrito por Félix Letellier, cónsul de Francia en Perú, destacó el potencial del pisco y otros productos peruanos para oportunidades de negocios en Francia. De manera similar, un documento inglés de 1865 titulado ‘Guide Book of the Pacific’. Estado, territorio y océano’ incluyó al Pisco entre los productos transportados desde el Perú por la ‘Pacific Steam Navigation Company’.
Validación en Estados Unidos: Pisco como “licor nativo”
Una de las pruebas más convincentes provino de un documento oficial de Estados Unidos. Impreso en Washington y publicado en 1888, detalla las relaciones comerciales entre Estados Unidos y otros países en 1886-1887. En dicho documento, el agente consular estadounidense James H. Hayball menciona la producción local de vino y pisco en el Perú, refiriéndose a ellos como “licores nativos”.
Apoyando aún más el reclamo peruano, un informe de 1887 reveló que ocho barcos de bandera inglesa transportaban “90 Piscos de aguardiente moscatel” desde el puerto de Pisco y “10 Piscos de aguardiente Italia” desde el puerto del Callao en Perú.
La investigación de Sifuentes también descubrió un informe de 1895 en el ‘Almanaque’ de El Comercio, destacando las exportaciones de Pisco a Chile en barcos de la ‘Pacific Steam Navigation Company’. Este informe amplió los destinos de estas exportaciones, incluyendo regiones como Arequipa, Chala, Quilca, Huanillos cerca de Iquique en Tarapacá y, finalmente, Valparaíso.
En 1899, un informe enviado a Alberto Ulloa, entonces alto funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores peruano desde Chile, detallaba la exportación de varios aguardientes (no llamados explícitamente Pisco) junto con vinos tintos y blancos.
Para cimentar el origen peruano del Pisco y su denominación, Sifuentes hizo referencia a la ‘Guía Histórica-Descriptiva, Administrativa, Judicial y de Domicilio de Lima’ de 1860. Esta guía informó que entre las 22 licorerías de Lima se ofrecía “aguardiente de pisco”, además de aguardiente de Italia y vinos.
El trabajo de Sifuentes no es sólo una refutación de las afirmaciones de otros países, en particular Chile, sino una afirmación académica de la larga relación del Perú con Pisco. Su dedicación de una década para descubrir estos documentos es un testimonio del espíritu de investigación periodística y de celebración del patrimonio cultural.
Implicaciones globales: más allá de la academia y en los asuntos internacionales
Las implicaciones de la investigación de Sifuentes son enormes. Se extienden más allá de los círculos académicos y abarcan el derecho internacional, el comercio y la diplomacia. Al establecer el origen peruano del Pisco, Sifuentes no sólo ha contribuido a preservar un aspecto significativo de la identidad cultural del Perú, sino que también ha influido en los aspectos económicos y legales de la producción y exportación del Pisco.
Mientras países como Chile, Argentina y Ecuador se enfrentan a esta nueva evidencia, la comunidad global debe reconsiderar su comprensión de las raíces del pisco. El libro de Sifuentes abre un diálogo sobre la importancia de reconocer y respetar los patrimonios culturales y el papel de la investigación histórica en la resolución de disputas contemporáneas.
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En conclusión, el trabajo de Ítalo Sifuentes es una contribución monumental a la historia cultural del Perú y a la industria global de bebidas espirituosas. Su incesante búsqueda de la verdad, navegando a través de documentos históricos a través de continentes, ha sacado a la luz el rico e indiscutible legado de Pisco como tesoro peruano. Mientras el debate sobre el origen del pisco encuentra una nueva dirección, el libro de Sifuentes se erige como un faro de rigor académico y una celebración de la contribución duradera del Perú al mundo de las bebidas espirituosas.