Panamá atrae a jubilados mientras América Latina cuestiona quiénes realmente se benefician
Jubilarse en el extranjero en Panamá ya no es una fantasía de nicho, sino una elección respaldada por datos, ya que el Índice Anual Global de Jubilación de International Living sitúa al país como el principal refugio de retiro de América Latina para 2026, combinando menores costos, clima tropical y generosos beneficios para Pensionados.
Sueños de jubilación en un estrecho istmo
En el más reciente Índice Anual Global de Jubilación de International Living, Panamá se ubica justo debajo de Grecia, que por primera vez en 35 años ocupa el primer lugar. Segundo a nivel mundial y el destino mejor calificado en América Latina para 2026, Panamá ofrece a los jubilados un país compacto y orientado a los servicios entre el Caribe y el Pacífico, conectado al comercio global pero con un ritmo más pausado que la vida norteamericana.
Las cifras convierten ese atractivo en un plan concreto. Los datos de costo de vida de Numbeo muestran que los gastos diarios en Panamá son en promedio un 34.6 por ciento más bajos que en los Estados Unidos, lo que permite que una pensión fija rinda mucho más que en muchas ciudades estadounidenses. International Living informa que los extranjeros que compran bienes raíces en Panamá disfrutan de muchos de los mismos derechos que los ciudadanos, junto con bajos impuestos a la propiedad, una exención única de aranceles de importación para artículos del hogar y un menú de descuentos migratorios. Como Panamá utiliza el dólar estadounidense y alberga lo que el Índice Anual Global de Jubilación de International Living describe como “uno de los centros bancarios internacionales más estables del mundo”, los jubilados que temen a las fluctuaciones de moneda ven un terreno familiar en lugar de una frontera riesgosa.

Dólares, descuentos y una bienvenida deliberada
El marco legal es deliberadamente amigable. El Índice Anual Global de Jubilación de International Living señala que los ciudadanos de Estados Unidos y Canadá pueden permanecer en Panamá sin visa hasta por seis meses, facilitando pruebas antes de una mudanza permanente. El programa insignia Pensionado de Panamá convierte la residencia en alivio mensual: un 25 por ciento de descuento en facturas de servicios públicos y boletos de avión, 20 por ciento en consultas médicas y 15 por ciento en servicios hospitalarios. Para ingresar se requiere un ingreso mensual mínimo comprobable de US$1,000 proveniente de un programa gubernamental o empresa privada, además de un certificado de salud de un médico panameño y un certificado de buena conducta.
Investigaciones publicadas en el Journal of Aging Studies encuentran que beneficios predecibles como estos influyen fuertemente en dónde las personas eligen envejecer cuando los costos de salud son elevados. Para muchos jubilados de ingresos medios, el paquete Pensionado convierte a Panamá de una fantasía de postal en una estrategia racional para el envejecimiento. Académicos en la Latin American Research Review ven estas políticas para jubilados, combinadas con el Canal de Panamá, la logística y la banca internacional, como pilares de una economía de servicios basada en ingresos extranjeros constantes.

Entre rankings y realidades locales
Para muchos panameños más allá de las torres de vidrio de Ciudad de Panamá, los elogios en los rankings de International Living coexisten con preocupaciones sobre salarios, transporte, escuelas y clínicas. Una torre promocionada para un jubilado de Texas puede estar cerca de un barrio que depende del trabajo informal y de servicios saturados, un patrón que se repite en toda América Latina, donde las ciudades persiguen índices globales mientras la desigualdad sigue estructurando la vida cotidiana.
Una puntuación en el Índice Anual Global de Jubilación de International Living puede medir clima, infraestructura y asequibilidad, pero no el trabajo más sutil de pertenecer. Estudios en el Journal of Ethnic and Migration Studies señalan que los recién llegados fortalecen las comunidades cuando aprenden el idioma, usan los servicios públicos y construyen relaciones más allá de los círculos de expatriados; cuando permanecen aislados en enclaves, los beneficios de sus pensiones tienden a quedarse tras los portones mientras la frustración crece afuera.
Al final, la posición casi tope de Panamá para 2026 refleja tanto la inquietud global como las playas o la banca. Las poblaciones que envejecen en los Estados Unidos y más allá buscan estabilidad asequible, y un país de América Latina ofrece una respuesta. Si se convierte en una oportunidad compartida o en una desigualdad más profunda se decidirá en reuniones de zonificación, debates presupuestarios y en los encuentros cotidianos entre residentes de toda la vida y recién llegados que llegan con pensiones y la esperanza de una última reinvención.
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