AMÉRICAS

Panamá impone congelamiento indefinido de concesiones mineras en medio de protestas

En una medida decisiva para recalibrar la estrategia de explotación minera de la nación, el presidente de Panamá, Laurentino Cortizo, ha promulgado una amplia moratoria sobre nuevas concesiones mineras, deteniendo las renovaciones. Esta medida surge en medio de intensos debates sobre conservación ambiental y pragmatismo económico, lo que refleja un giro profundo en el enfoque de Panamá hacia la gestión de recursos naturales.

Protesta en Panamá

Foto: 11/05/2023.- Manifestantes protestan contra una polémica ley contractual que renueva una concesión renovable por 20 años a Minera Panamá, filial de la canadiense First Quantum Minerals. EFE/ Gerardo Pesántez

The Latin American Post Staff

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La iniciativa ambiental del presidente Cortizo

En un paso histórico que señala la mayor conciencia ambiental de Panamá, el presidente Laurentino Cortizo ha puesto su firma en una ley innovadora. Este estatuto establece una moratoria indefinida para la emisión de nuevas concesiones mineras y al mismo tiempo prohíbe la renovación de las existentes. Esta legislación fundamental fue ratificada apenas un día después de su respaldo por la Asamblea Nacional de Panamá , lo que refleja la respuesta urgente del gobierno a las crecientes tensiones sobre las preocupaciones ambientales y los derechos de las poblaciones indígenas.

En medio de la promulgación de la ley, se eliminó una disposición esencial que proponía revocar un contrato minero polémico, lo que ha disminuido un poco el entusiasmo de las protestas a nivel nacional. El acuerdo con Minera Panamá, filial del gigante canadiense First Quantum, persistirá y permitirá continuar con la operación de una gran mina de cobre a cielo abierto en el estado de Colón. Esta concesión, que tiene una duración de 20 años con la opción de una renovación de 20 años, contrasta marcadamente con la postura, por lo demás estricta, de la nueva ley.

Preocupaciones por el impacto ecológico

Esta mina, que ya es un gigante en el paisaje, se cierne sobre las verdes selvas de Panamá, y los defensores del medio ambiente hacen sonar la alarma sobre el potencial de daños ecológicos catastróficos. El riesgo para la selva circundante y las fuentes de agua locales es un punto álgido en el discurso actual mientras los conservacionistas y las comunidades indígenas denuncian la huella ambiental del proyecto.

Los círculos legales han mostrado una mezcla de respuestas a la decisión del presidente. Mientras que algunos abogados han anunciado la medida, enfatizando el potencial de responsabilidades legales paralizantes si se rescinde el controvertido contrato, otros han señalado que éstas podrían eludirse si la Corte Suprema de Panamá declara que el contrato es inconstitucional. Este resultado sigue siendo posible ya que muchas impugnaciones legales contra el contrato continúan abriéndose paso en el poder judicial.

Panorama legislativo

Al mismo tiempo, el panorama legislativo en Panamá sigue siendo dinámico, con otro proyecto de ley a punto de debatirse que sometería el contrato minero a un referéndum nacional. Esto ofrecería una voz directa a la población panameña, cuyas opiniones ya han sido expresadas vigorosamente a través de protestas y manifestaciones en curso. Estas protestas públicas han unido a diversos sectores de la sociedad, incluidos grupos indígenas, trabajadores de la educación y profesionales de las industrias de la construcción y la salud, destacando la preocupación generalizada por las operaciones mineras.

El respaldo final del presidente Cortizo al contrato impugnado el 20 de octubre hizo poco para calmar la inquietud, que ha seguido manifestándose en manifestaciones a nivel nacional. La determinación de los manifestantes subraya un malestar colectivo con las implicaciones más amplias de las actividades mineras en el medio ambiente y la salud pública, en particular la salvaguardia de los recursos hídricos.

La perspectiva global de Panamá

El cambio legislativo de Panamá refleja una tendencia global de mayor escrutinio de las operaciones mineras, donde la gobernanza ambiental y social se está volviendo primordial. En particular, en 2017, El Salvador se convirtió en pionero al promulgar una prohibición total de la extracción de metales, una postura audaz adoptada para preservar el suministro de agua del país. La ley de Panamá, aunque menos expansiva, muestra una inclinación similar a priorizar la gestión ambiental sobre la extracción irrestricta de recursos.

Lea también: El levantamiento de Panamá contra la minería conduce a una acción legislativa

El espíritu ambiental de Panamá

La moratoria panameña sobre nuevas concesiones mineras representa un delicado equilibrio entre el imperativo de proteger los recursos naturales y el reconocimiento pragmático de las obligaciones contractuales existentes. La decisión del gobierno de permitir que continúen las operaciones de Minera Panamá refleja un enfoque matizado, con el objetivo de salvaguardar los intereses ambientales del país sin precipitar una vorágine legal que podría enredar a la nación en pasivos multimillonarios.

En conclusión, la moratoria indefinida de Panamá sobre nuevas concesiones mineras es más que una acción legislativa; Manifiesta un espíritu ambiental emergente, un diálogo entre progreso y preservación. El mundo observa cómo Panamá navega por este complejo terreno, equilibrando los imperativos ecológicos con consideraciones económicas y legales. Los resultados de este camino sin duda servirán como barómetro para otras naciones que luchan con la intrincada interacción entre la sostenibilidad ambiental y las aspiraciones de desarrollo.

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