Desafiando el relativismo cultural a raíz de la controversia celebratoria en Argentina
La reciente controversia que involucra a la selección nacional de fútbol de Argentina y sus cánticos con carga racial y homofóbica plantea preguntas esenciales sobre el relativismo cultural. Defender tal comportamiento bajo la apariencia de un contexto cultural es problemático y dañino.
La celebración de la selección argentina de fútbol tras su victoria en la Copa América se vio empañada por la controversia cuando se vio y escuchó a los jugadores corear canciones con carga racial y homofóbica. Este incidente, que involucra particularmente al jugador Enzo Fernández, ha provocado un debate vital sobre el relativismo cultural y la respuesta adecuada a tal comportamiento, invitándonos a profundizar en las complejidades de las normas culturales y su impacto en la inclusión.
Figuras políticas y personalidades deportivas de Argentina se han unido para defender a Fernández y sus compañeros. Rodrigo de Paul, centrocampista del Atlético de Madrid, criticó la reacción de los compañeros de Fernández en el Chelsea, sugiriendo malicia en su condena pública. “Uno no analiza tanto el cántico de fútbol; es más bien una broma. Si alguien o un compañero de equipo se sentía ofendido por el vídeo de Enzo, la forma de abordarlo era llamarlo, no publicarlo en las redes sociales. Hay un poco de malicia o un intento de colocarlo en una situación que no le corresponde”, dijo De Paul en una entrevista con Olga.
Posteriormente, Javier Mascherano, entrenador de la selección argentina Sub-23, defendió a Fernández enfatizando las diferencias culturales que podrían dar lugar a malentendidos. “Tenemos que entender la cultura de cada país, y muchas veces lo que consideramos una broma puede ser malinterpretado en otros lados. Lo que pasa es que a veces, durante una celebración, surge un video y lo sacan de contexto. Si hay algo que somos tan un país, es completamente inclusivo”, afirmó Mascherano desde Ille-et-Villaine, Francia, donde su equipo se preparaba para los Juegos Olímpicos.
Comprender el relativismo cultural
El relativismo cultural, la idea de que las creencias y comportamientos de uno deben entenderse basándose en la propia cultura de esa persona en lugar de juzgarse según los criterios de otra persona, a menudo entra en juego durante tales controversias. Los seguidores de los jugadores argentinos defienden en gran medida a los jugadores según este principio. Sostienen que los cánticos, aunque ofensivos según algunos estándares, son comunes y se entienden de manera diferente dentro del contexto de la cultura del fútbol argentino.
Sin embargo, esta defensa es profundamente problemática. El lenguaje racista y homofóbico perpetúa el daño y la marginación, independientemente del contexto cultural en el que se produzca. Excusar ese comportamiento como parte de normas culturales lo tolera y socava los esfuerzos para promover la inclusión y el respeto en las comunidades globales.
El incidente ya ha tenido importantes repercusiones. La Federación Francesa de Fútbol (FFF) ha anunciado que presentará una denuncia por “insultos raciales y discriminatorios” y ha planteado su preocupación ante la FIFA y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Esta medida pone de relieve la negativa de la comunidad internacional a aceptar el relativismo cultural como justificación de un comportamiento
Los límites de las excusas culturales
El argumento de que las diferencias culturales deberían excusar el comportamiento ofensivo se queda corto cuando se consideran las implicaciones más amplias de tales defensas. El relativismo cultural a menudo puede proteger a individuos y grupos de la rendición de cuentas, permitiendo que las prácticas dañinas continúen sin control. En el caso de los jugadores argentinos, la defensa de que estos cánticos son meras bromas o parte de la cultura del fútbol ignora el daño real causado a los grupos marginados.
La disculpa de Fernández, afirmando que “no había excusa” para su comportamiento, subraya la necesidad de una responsabilidad personal. Este reconocimiento del daño y asumir la responsabilidad no es sólo un paso, sino un salto en la dirección correcta. Destaca el papel crucial de las acciones individuales para abordar estas cuestiones y garantizar que ese comportamiento no se repita.
El Incidente también ha tenido importantes repercusiones políticas en Argentina. Julio Garro, subsecretario de deportes, renunció después de sugerir que el equipo debería disculparse, lo que generó una reacción violenta por parte de los dirigentes del país. Este incidente revela la tensión entre reconocer las malas acciones y mantener el orgullo nacional. La defensa de los jugadores por parte de la vicepresidenta Victoria Villarruel y las críticas a Francia como una nación “colonialista” e “hipócrita” complican aún más el discurso, añadiendo una capa de maniobras políticas al argumento cultural.
Contexto latinoamericano
En el contexto más amplio de América Latina, donde la identidad cultural y el nacionalismo desempeñan papeles importantes en la formación de la opinión pública, la defensa de los jugadores argentinos refleja una lucha común. Muchos países latinoamericanos luchan por equilibrar el orgullo cultural con la necesidad de abordar y rectificar las injusticias sociales. La tendencia a defenderse de las críticas externas a menudo puede conducir a una renuencia a reconocer y abordar comportamientos dañinos dentro de la comunidad.
Además, el diverso panorama cultural de América Latina significa que lo que se considera aceptable en un país o comunidad puede ser profundamente ofensivo en otro. Sin embargo, esta diversidad no debe utilizarse como excusa para ignorar los principios universales de derechos humanos. El respeto por todas las personas, independientemente de su raza, género u orientación sexual, debe trascender las fronteras culturales.
La controversia en torno a la selección argentina de fútbol brinda una oportunidad para que los países latinoamericanos entablen un diálogo significativo sobre las prácticas culturales y su impacto en las comunidades marginadas. Es esencial ir más allá del relativismo cultural y adoptar un enfoque más inclusivo y respetuoso que reconozca el daño causado por el lenguaje y los comportamientos discriminatorios.
Desafiando las normas dañinas
Para abordar las causas profundas de tales controversias, es crucial desafiar y cambiar las normas dañinas que perpetúan la discriminación. Esto implica educación, conciencia y voluntad de confrontar verdades incómodas sobre las prácticas culturales. Con su alcance e influencia globales, los deportes pueden ser una plataforma poderosa para promover cambios positivos, ofreciendo esperanza e inspiración para un futuro más inclusivo y respetuoso.
Los atletas, como modelos a seguir y figuras públicas, son responsables de predicar con el ejemplo. Su comportamiento dentro y fuera del campo puede influir en millones de aficionados en todo el mundo. Al adoptar una postura contra las prácticas discriminatorias, los atletas pueden ayudar a fomentar una cultura deportiva más inclusiva y respetuosa.
Organizaciones como la FIFA y las federaciones deportivas nacionales también deben adoptar un enfoque proactivo para abordar estas cuestiones. Implementar políticas estrictas contra la discriminación, brindar educación y capacitación a los jugadores y al personal, y responsabilizar a las personas por sus acciones son pasos esenciales para crear un entorno más seguro e inclusivo en los deportes.
Comportamiento discriminatorio
La defensa de la selección argentina de fútbol tras su controversia de celebración resalta las complejidades del relativismo cultural. Si bien es esencial comprender las diferencias culturales, es igualmente crucial reconocer y abordar el daño causado por el comportamiento discriminatorio. Excusar tales acciones bajo la apariencia de normas culturales perpetúa el daño y socava los esfuerzos para promover la inclusión y el respeto.
Los países latinoamericanos, con su rica diversidad cultural, tienen la oportunidad de predicar con el ejemplo desafiando las prácticas nocivas y promoviendo cambios positivos. Al ir más allá del relativismo cultural y adoptar un enfoque más inclusivo, pueden crear una sociedad más justa y equitativa para todos.
A medida que la controversia continúa desarrollándose, es esencial que todas las partes interesadas, incluidos los atletas, las organizaciones deportivas y los líderes políticos, adopten una postura contra la discriminación. Al responsabilizar a las personas y promover una cultura de respeto, esperamos crear un mundo donde todos sean tratados con dignidad e igualdad.