¿Evitamos hacer las cosas que nos gustaban antes del coronavirus?
A pesar de que algunas restricciones fueron cesadas en América Latina, podríamos estar evitando volver a estas actividades ante el temor de contagiarnos.
El temor al contagio puede estar causando que evitemos volver a hacer las actividades que hacíamos antes de la pandemia. / Foto: Pexels
LatinAmerican Post | Ariel Cipolla
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Read in english: Do we avoid doing the things we liked before the coronavirus?
El mundo precoronavirus ya no existe. La pandemia nos ha impuesto un nuevo ritmo de vida, donde, en mayor o menor medida, estamos limitando el contacto social con las personas. Si bien algunas actividades están volviendo a reabrirse, puede que nosotros, ante el temor de contagiarnos, prefiramos no hacerlas.
Por ejemplo, As menciona que, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el intendente, Horacio Rodríguez Larreta, anunció que los locales gastronómicos pueden abrir con ciertas condiciones sanitarias para que puedan recomponer sus economías. Es decir, disponiendo de las mesas y las sillas en lugares abiertos, con un límite de personas y controles sanitarios.
Sin embargo, al mismo tiempo, parece existir un “miedo al contagio”, según informa Infobae. Es decir, si bien las restricciones pueden haberse limitado, las propias personas creen que hay una amenaza y deciden no regresar a esas actividades a las que frecuentaban anteriormente. Veamos cómo impacta esto en la sociedad.
¿No queremos regresar a las actividades anteriores?
La web de Magnet Xataka es clara al respecto: nos da miedo hacer lo que amábamos antes del coronavirus, generando un impacto en la economía. Si bien el deseo parece seguir latente, puede que nuestra propia consciencia genere que prefiramos quedarnos en casa. O sea, el hecho de poder ir a un bar, por ejemplo, puede generar una cierta sensación de incomodidad por varios factores.
El primero de ellos es el propio miedo a los contagios. La web especializada de ConSalud informó que la Universidad Europea puso en marcha un estudio en el que se determinó que el 70% de la población tiene miedo a contagiarse, motivo por el cual decidieron poner en marcha nuevos hábitos de salud.
Por otra parte, también parece existir otro problema: el miedo al rechazo social. Por ejemplo, en Marca reflejan que en la Ciudad Autónoma de México se pueden reportar las fiestas clandestinas a la policía. De esa manera, acudirán a disolver la reunión, de forma tal que se eviten los contagios.
El problema radica en que, si bien algunas cosas están prohibidas, otras pueden realizarse sin problemas “legales”. Por ejemplo, la web de El Tiempo menciona que la Alcaldía de Bogotá informó que se podrán usar jardines, antejardines, terrazas, entre otras, para que los gimnasios puedan iniciar las actividades a cielo abierto.
No obstante, ¿qué sucede cuando, a pesar de la legalidad, evitamos acudir a las actividades que deseamos? Como algunas personas tienen temor de ser vistos de manera negativa por los demás, puede que se queden en sus casas. Es decir, la autorización por parte de los gobiernos a algunas reaperturas sociales no implica la inmensa aceptación moral de la sociedad.
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Otro de los casos ocurre, según informa La Nación, con la reapertura de los cines. Uruguay decidió reabrir las salas, una tendencia latinoamericana que se sumó en algunas ciudades de México y en Quito. De esa forma, las personas pueden acudir a las salas, con distintas precauciones sanitarias, para ver los últimos estrenos… ¿o se quedan en sus casas?
Anthony Fauci, especialista del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, comentó que “no será seguro ir al cine hasta un año después de que se cree una vacuna efectiva contra el coronavirus”. Es decir, siempre habrá riesgos de contagios, motivo por el cual algunas personas podrían sentirse alertadas ante este regreso.
Si tenemos en cuenta que, desde la órbita de Infobae, la economía de América Latina será la “más dañada por el coronavirus”, el problema parece ser siempre el mismo: ¿cómo lidiar contra el virus y el temor de la gente? Si bien los gobiernos pueden autorizar distintas medidas, la realidad parece ser que, para una recuperación total, se necesite de una gran afluencia de gente a los establecimientos, lo cual va a contramano de las medidas sanitarias necesarias.
El hecho de que algunas personas decidan no salir de sus casas -exceptuando las tareas esenciales- implica que nos adaptamos a un nuevo ritmo de vida. Incluso, algunos relatos, como el de La Tercera, afirman haberse acostumbrado al confinamiento y no sienten la necesidad de salir. Por ende, todo parece indicar que habrá que buscar el equilibrio entre lo sanitario y lo necesario para la economía.