¿Existen las dietas exitosas?
Ya sea por motivos estéticos o de salud recurrimos a las dietas para vernos y sentirnos mejor pero ¿realmente funcionan?
Ante el alarmante incremento de los índices de sobrepeso en la población joven de continentes como América, Europa y Asia, científicos del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas, en los Estados Unidos, decidieron estudiar todos los tipos de dietas existentes para determinar el éxito o fracaso de éstas en el organismo humano.
Para ello, seleccionaron un conjunto de animales que fueron agrupados según su especie, a los cuales se les estableció un calendario para ser alimentados con dietas distintas. La dieta incluyó platos típicos americanos que han sido empleados para adelgazar de manera acelerada que, por lo general, poseen una tabla nutricional rica en carbohidratos, presencia de maíz en cantidades considerables, y grasas trans.
También se tuvo en cuenta la comida mediterránea, al ser la más demandada por personas adultas con presión alta, que anhelan conseguir resultados efectivos que no atenten a la salud. El poder de ésta radica su poder en el extracto del trigo y del vino tIGNORE INTO al momento de elaborar un plato balanceado, de consumo diario y con repeticiones en una jornada de 14 horas. Así mismo, se agregaron platos compuestos por productos asociados a la dieta Atkins, que consiste en restringir la ingesta de hidratos de carbono pero fortalecida en grasas y proteínas proveniente de las aves, pescado, carne de res y huevos.
Sin embargo, luego de superar el periodo de observación del comportamiento de los cuerpos animales en evaluación, se hallaron resultados no esperados que lograron confundir al equipo de científico al percatarse de cambios metabólicos disparejos. Un porcentaje pequeño de animales que probaron la dieta americana pudo bajar de peso, los demás aumentaron en grandes proporciones su masa corporal, y otros registraron daños severos en el sistema hepático.
Mientras que el grupo que ingirió los alimentos propios de la dieta Atkins se vieron perjudicados por presentar síntomas de hígado graso y colesterol alto. Efectos similares a los obtenidos con la dieta mediterránea. Entonces, ¿funcionan o no las dietas?
De acuerdo al autor de esta investigación, el doctor William Barrington, dicho resultado puede ser interpretado de la siguiente manera: “al tratar de alimentar a los animales con una dieta que se asemejara lo más posible a la humana, se determinó que los cambios en el metabolismo de cada especie puesta en experimento, se debían exclusivamente a su genética; lo que quiere decir que, la efectividad en el proceso de adelgazamiento no depende de la cantidad de ejercicio que el hombre realice, ni de las dietas que éste desee adoptar. Lo que verdaderamente influye, es el conocer el funcionamiento de su ADN y, con base a ello, adecuar con ayuda de un médico la alimentación a seguir, y los ejercicios físicos y tiempos para desarrollarlos… Todo se trata de un proceso individual”.
Razón por la cual, la Universidad de Texas y su equipo de profesionales científicos han trazado un nuevo enfoque en su línea de investigación, con el fin de crear un mecanismo que les permita a las personas en proceso de pérdida de peso, encontrar la dieta ideal para cada uno, aportándole a su composición genética.
LatinAmerican Post | Carlo Mario Torres
Copy edited by Marcela Peñaloza