Mujeres violentan a los hombres sin golpearlos
Aunque la violencia intrafamiliar, tanto física como psicológica, suele tener más casos de agresión por parte del hombre hacia la mujer (del 100 % de los casos de violencia intrafamiliar el 96 % corresponde a mujeres agredidas), en los últimos años se ha conocido el aumento de eventos en los cuales los esposos o novios revelan que están siendo agredidos por sus parejas y no querían aceptarlo. Según las cifras del Instituto de Medicina Legal y los reportes de las comisarías de familia, el 4 % a los hombres son maltratados por su pareja.
Al bajo porcentaje de las denuncias registradas se unen los reportes encontrados por el Servicio de Atención Psicológica (SAP) de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), en el cual, de las cerca de 300 terapias de pareja que se hacen solo se han reportado dos casos de hombres que denuncian haber sido agredidos por sus parejas.
Además, según la Dirección del SAP, pueden existir más casos de esta índole pero los profesionales no los clasifican como violencia sino como problemas rutinarios de pareja.
“Muchas veces ellos reconocen que la mujer es fuerte, que tiene un carácter dominante y no lo rotulan como violencia hasta que sienten comentarios hirientes y es allí cuando empiezan a notar que hay un problema”, aseguró la psicóloga y sexóloga, Claudia Gutiérrez.
“En el imaginario colectivo de que la mujer suele ser de mal genio o “mamona”, de forma coloquial y el hombre es más calmado, no se logran identificar los patrones de agresión psicológica que se van sembrando en el hombre y que estallan cuando es evidente o, en el peor de los casos, cuando hay violencia física”, dijo Gutiérrez.
De acuerdo con esto, la agresión de las mujeres contra los hombres es casi un enemigo silencioso.
Esa agresión silenciosa puede tener condiciones nefastas si desde el comienzo no se identifica el problema y no se habla. Las agresiones físicas, que se pueden considerar como el punto más álgido de los problemas intrafamiliares, se pueden evitar con comunicación constante. “En las parejas cada uno guarda sus sentimientos, después hay la agresión y es entonces cuando identificamos los problemas, cuando la bomba ya explotó; esa no debe ser la dinámica”, aseguró la psicóloga.
Agregó que “en las terapias lo primero que se hace es determinar quién es la víctima y quién el victimario, si los hay, y establecer qué está pasando en la relación. Luego hacemos ejercicios de manejo de la ira”, afirmó la psicóloga.
Dentro de los ejercicios que se recomiendan está el de respirar, analizar cuerpo y mente y propiciar tiempos fuera con la pareja, para no entrar en fuertes discusiones que no contribuyen a solucionar el problema.
Finalmente la psicóloga sugiere fortalecer la comunicación entre las parejas e identificar cuáles son las palabras o actitudes que hieren al otro para mantener una relación en armonía.
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