Bienestar

Una buena nutrición para prevenir enfermedades crónicas

Alimentarse no es solo una necesidad vital. Los buenos hábitos nutricionales impactan de manera positiva en nuestra salud, reduciendo el riesgo de desarrollar enfermedades de carácter crónico.

Tassia Rafaela

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Las enfermedades crónicas se han convertido en un trastorno muy común en la población a nivel mundial. Solo en Latinoamérica, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicaba en una de sus últimas publicaciones que el 75% de las muertes en la región se atribuían a estos problemas de salud. Nuestro estilo de vida está estrechamente relacionado con la aparición y desarrollo de enfermedades como el cáncer, la diabetes, el Alzhéimer y alteraciones cardíacas. Así lo han documentado investigaciones de reconocidas universidades alrededor del mundo.

Sin embargo, la mayoría de estas investigaciones también han reconocido la importancia de una buena nutrición como la clave para prevenir y reducir la incidencia de este tipo de enfermedades. Autoridades mundiales en salud pública, como el nutricionista Ángel Gil, presidente del Congreso Internacional de Nutrición, recalcó en la vigésima edición que una dieta incorrecta, así como el consumo de tabaco y alcohol y el sedentarismo, son las causas más importantes de las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares.

Aunque estos comportamientos, destacaba en su participación, son modificables. Es necesario establecer mejores y más sanos hábitos nutricionales, sobre todo en la infancia, ya que así se consigue llegar a un mejor estado de salud en la edad madura.

Así pues, para hacer frente a las exigencias del actual ritmo de vida, un cuerpo fuerte y sano requiere que combinemos de manera correcta carbohidratos, proteínas, grasas saludables, vitaminas, minerales y antioxidantes. Si quieres cambiar tus métodos alimentarios e impactar en tu comunidad acerca de los problemas que puede acarrear una mala nutrición, estudia a distancia una Maestría en Nutrición y sigue formándote en este ámbito tan relevante.

Cómo puede afectar la mala nutrición a la salud

Se ha documentado con especial atención como las dietas pueden agudizar condiciones, por ejemplo, la nutricionista Lorena Drago ha escrito en The Hormone Foundation que una dieta llena de carbohidratos es perjudicial para los diabéticos, porque empeora la glucemia. Las grasas, en altas cantidades, aumentan el riesgo de problemas con el corazón. Las proteínas en grandes cantidades se vinculan con la aparición de nefropatías.

Las especialistas en nutrición en España e Inglaterra, Carmen Jiménez y Violeta Sánchez, reportaron en 2017 en un artículo para la revista Nutrición Clínica en Medicina que un elevado nivel de colesterol y grasas, además de provocar sobrepeso, está frecuentemente relacionado con enfermedades como la esclerosis lateral amiotrófica o el Parkinson. Sin embargo, la nutrición puede resultar una herramienta clave para controlar estas condiciones.

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La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha avalado la recomendación de varios científicos que aconsejan “un consumo alto de vitaminas antioxidantes, particularmente vitamina C, beta carotenos y vitamina E, para reducir el riesgo de arteriosclerosis y algunos tipos de cáncer”. El consumo de vitaminas favorece y desarrolla efectos protectores en la salud de los pacientes con estas enfermedades crónicas.

Los especialistas en nutrición han investigado y comprobado que modificar y adaptar tu dieta de forma que prevenga, o bien refuerce un tratamiento para alguna de estas enfermedades, no es solo una realidad, sino una alternativa adicional a los medicamentos y terapias. Por ejemplo, para evitar el riesgo de fracturas y mantenerte fuerte frente a enfermedades como la osteoporosis, se sugiere consumir alimentos ricos en vitaminas K, C y D. Eso se debe a que estos elementos están relacionados con la formación de la masa ósea.

Evitar la sal puede salvarte de un aumento de la presión arterial y reducir considerablemente el riesgo de derrames cerebrales. De la misma manera, se ha documentado que la ingesta de alimentos ricos en vitamina E fomentan el rejuvenecimiento del tejido cerebral, lo que puede reducir considerablemente las posibilidades de sufrir alguna enfermedad neurodegenerativa.

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