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Colombia avanza para prohibir las corridas de toros después de una década de lucha

La Cámara de Representantes de Colombia aprueba un proyecto de ley para prohibir las corridas de toros, lo que marca una victoria significativa para los defensores de los derechos de los animales y señala un cambio cultural hacia el entretenimiento no violento.

En una decisión histórica, la Cámara de Representantes de Colombia aprobó este martes un proyecto de ley para prohibir las corridas de toros en todo el país. La legislación fue aprobada con una abrumadora mayoría de 93 votos a favor y sólo dos en contra, tras años de acalorados debates y numerosos retrasos. La aprobación del proyecto de ley marca un momento crucial en la historia legislativa de Colombia y destaca la postura cambiante del país sobre los derechos de los animales y las prácticas culturales.

El anuncio de la aprobación del proyecto de ley se hizo a través de la cuenta oficial de redes sociales de la Cámara de Representantes, indicando que “El proyecto de ley que prohíbe las corridas de toros en Colombia acaba de ser aprobado en su debate final en el pleno de la Cámara, con 93 votos a favor y dos votos en contra.” El proyecto de ley ahora será conciliado debido a diferencias en los textos aprobados por el Senado y la Cámara antes de que pueda ser presentado para sanción presidencial.

Triunfo legislativo y celebración

La sesión legislativa estuvo marcada por gritos triunfales de “No más toreo, no más toreo, no más toreo” por parte de los congresistas que defendieron el proyecto de ley. La ley prohíbe las corridas de toros y prohíbe otras prácticas relacionadas como el reincorporado (una forma de corrida de toros a caballo) y las novilladas (corridas de toros con novillos).

La senadora Esmeralda Hernández, una defensora clave del proyecto de ley del partido gobernante Pacto Histórico, expresó su alegría en las redes sociales. “¡Ya es ley de la república! Lo logramos, se acaba el toreo en Colombia. Este es uno de los días más felices de mi vida. Gracias desde el fondo de mi corazón, gracias a los que abrieron el camino, gracias al Congreso, gracias a la vida”, escribió Hernández.

Hernández explicó además que la ley implementará un período de transición de tres años. “La prohibición no será inmediata. Identificaremos a las familias que dependen del sector taurino y estableceremos un comité interinstitucional para ayudar en su transición, permitiéndoles virar hacia el comercio o el turismo”, dijo. La transformación de las plazas de toros en espacios culturales, musicales y polivalentes también forma parte de la visión más amplia de la ley.

Apoyo presidencial

El presidente colombiano Gustavo Petro, un viejo opositor de las corridas de toros, aplaudió la aprobación del proyecto de ley. “Felicitaciones a quienes finalmente lograron el fin de este espectáculo de muerte”, afirmó Petro. Hizo una cruda comparación entre aquellos que disfrutan de la crueldad animal y la violencia social en general, y agregó: “Aquellos que encuentran entretenimiento en la muerte de animales eventualmente encontrarán entretenimiento en la muerte humana, del mismo modo que aquellos que queman libros terminarán quemando personas”. La oposición de Petro a las corridas de toros se remonta a su mandato como alcalde de Bogotá en 2012, cuando prohibió las corridas de toros en la icónica plaza de toros La Santamaría de la ciudad.

El principal patrocinador del proyecto de ley, Juan Carlos Losada, representante de Bogotá del Partido Liberal, estaba visiblemente emocionado cuando se aprobó el proyecto de ley. “Esta ha sido una lucha de diez años”, dijo Losada, reconociendo el viaje entre lágrimas. “Hoy nuestro país declara que no existe ninguna forma de tortura que pueda ser considerada cultura. Colombia es un ejemplo para el mundo entero al convertirse en una sociedad menos violenta y más civilizada”, agregó.

Las corridas de toros han sido durante mucho tiempo un tema polémico en Colombia. Aunque tiene profundas raíces históricas y ha sido un espectáculo tradicional, la opinión pública se ha vuelto cada vez más contra él. La popularidad del deporte ha disminuido a lo largo de los años, y ahora se limita principalmente a unas pocas plazas de toros que quedan en Bogotá, Cali y Manizales, siendo Manizales el que tiene el mayor número de seguidores.

Contexto latinoamericano

La decisión de prohibir las corridas de toros en Colombia es parte de una tendencia más amplia observada en toda América Latina. Países como México, Perú y España, donde las corridas de toros han sido históricamente populares, también están lidiando con una creciente oposición de los activistas por los derechos de los animales y cambios en los sentimientos del público. En México, por ejemplo, varios estados han promulgado prohibiciones de las corridas de toros y se están realizando esfuerzos para implementar una prohibición nacional. De manera similar, regiones como Cataluña han prohibido la práctica en España, lo que refleja un cambio cultural significativo.

En Ecuador, las corridas de toros fueron prohibidas en la capital, Quito, tras un referéndum público en 2011. Esta decisión puso de relieve el poder de la opinión pública a la hora de dar forma a las prácticas culturales. Otros países de la región, incluidos Argentina y Uruguay, también han tomado medidas para restringir o prohibir directamente las corridas de toros, lo que indica un movimiento regional hacia un trato más humano hacia los animales.

Las corridas de toros en Colombia se remontan al período colonial español, cuando los conquistadores trajeron las corridas de toros a Colombia en el siglo XVI. Simbolizaba la influencia cultural española y se integraba a las fiestas y celebraciones colombianas. La práctica prevalecía en regiones como Bogotá, Cali y Manizales, donde las plazas de toros se convirtieron en hitos culturales icónicos.

Sin embargo, el espectáculo siempre ha sido recibido con controversia y oposición. En las últimas décadas, las organizaciones de derechos de los animales y los movimientos sociales han condenado cada vez más las corridas de toros como bárbaras e inhumanas. El cambio en la opinión pública ha sido impulsado por una creciente conciencia sobre el bienestar animal y el cambio de valores sociales que priorizan la empatía y la compasión sobre el entretenimiento tradicional pero violento.

Transición y perspectivas de futuro

La transición de las corridas de toros plantea desafíos económicos y culturales, particularmente para aquellos cuyo sustento depende de la industria. Como se describe en la nueva ley, el enfoque del gobierno colombiano enfatiza una transición gradual y el apoyo a las familias afectadas. Al establecer un comité interinstitucional, el gobierno pretende brindar oportunidades económicas alternativas en sectores como el comercio y el turismo.

Transformar las plazas de toros en lugares culturales ofrece un camino a seguir que honra las estructuras históricas y al mismo tiempo las reutiliza para usos contemporáneos. Esta reutilización adaptativa puede ayudar a preservar el patrimonio arquitectónico de la tauromaquia y al mismo tiempo crear espacios para diversas actividades culturales.

La nueva ley prohíbe las corridas de toros y representa un cambio cultural más amplio hacia formas de entretenimiento no violentas y el respeto por los derechos de los animales. Es un testimonio de los valores cambiantes en la sociedad colombiana y un compromiso para evolucionar hacia un futuro más humano y compasivo.

La decisión legislativa de Colombia de prohibir las corridas de toros marca un hito importante en la evolución cultural del país. Refleja el creciente reconocimiento de que las tradiciones que implican violencia y crueldad no tienen lugar en una sociedad moderna y civilizada. La aprobación del proyecto de ley es una victoria para los defensores de los derechos de los animales y una poderosa declaración sobre los valores que Colombia desea encarnar.

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A medida que el país navega por la transición para alejarse de las corridas de toros, puede redefinir su identidad cultural de una manera que honre su historia y su compromiso con el progreso. El mundo observará cómo Colombia predica con el ejemplo, demostrando que la verdadera riqueza cultural reside en la compasión, la empatía y el respeto por todos los seres vivos.

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