El auge del puma en Chile: cuando el gato fantasma de la Patagonia finalmente se deja ver
En Chile, ver pumas en el Parque Nacional Torres del Paine ya no es como ganarse la lotería. La conservación, los guías rastreadores y el auge del ecoturismo en la Patagonia han sacado al puma del mito y lo han puesto a la vista, transformando las economías locales y nuestra relación con los depredadores salvajes.
El gato “fantasma” se encuentra con la frontera chilena
Desde los bosques boreales de Canadá y la tundra ártica hasta las estepas del sur de Chile, el puma—también conocido como león de montaña o cougar—tiene la distribución más amplia de cualquier mamífero terrestre en el Nuevo Mundo, según informa BBC Wildlife. La revista señala que podría competir con el leopardo por el título de “cuarto felino más grande”, aunque sigue siendo menor en tamaño que el jaguar, el león y el tigre. Nada de eso garantiza que sea fácil verlo. Durante décadas, el puma se sentía más escuchado que visto, más rastro que fotografía.
Durante años, el rumor llenó el vacío. BBC Wildlife escribió que, hasta hace poco, “fantasma” era un nombre más apropiado porque los avistamientos confirmados eran extremadamente raros. En la Patagonia, esa escasez nunca ha sido solo ecológica; está ligada al miedo, los medios de vida y la difícil ecuación de convivir junto a un depredador. Lo que ha cambiado en el Parque Nacional Torres del Paine de Chile no son los instintos del puma, sino la respuesta humana: los esfuerzos de conservación y una economía turística que premia la paciencia han sacado al felino de las sombras. Investigadores en Biological Conservation han advertido que el turismo de vida silvestre solo protege aquello que las comunidades pueden permitirse conservar, un punto que resuena en el mosaico de trabajo y naturaleza de la Patagonia.
Rastreadores, triángulos y el lenguaje de los guanacos
En reportajes y entrevistas de BBC Wildlife, el puma es descrito como un especialista en el sigilo, con un cuerpo de tonos pardos diseñado para disolverse en el terreno abierto y accidentado de la Patagonia. Sin embargo, el paisaje puede engañar a los impacientes. Los pumas son en su mayoría solitarios y poseen enormes áreas de distribución, por lo que siguen estando dispersos incluso donde el hábitat es excelente. Los rastreadores mejoran las probabilidades leyendo lo que la mayoría de los visitantes pasa por alto: huellas, el viento y la forma en que una loma puede ocultar a todo un animal hasta que decide moverse.
El tiempo y el lugar también importan. BBC Wildlife señala que los felinos son principalmente activos al amanecer y al atardecer, por lo que el día comienza temprano y termina tarde. En el Parque Nacional Torres del Paine, el rastreo suele concentrarse a lo largo de la frontera oriental, dentro de un triángulo formado por la Laguna Amarga, el Lago Sarmiento y el Lago Nordenskjöld. Sin embargo, las señales más seguras provienen de las presas. BBC Wildlife enfatiza la importancia de observar a los guanacos. Los rebaños suelen colocar un “centinela” en un punto elevado; cuando detecta un puma, lanza un chillido agudo que delata al felino, dificulta la caza y guía a los humanos hacia el animal.

Dentro de la dura matemática de uno de cada cinco
Incluso con ese sistema de alarma, cazar es difícil. BBC Wildlife informa que aproximadamente una de cada cinco cacerías tiene éxito. Los guanacos son más grandes y rápidos, y pueden defenderse con una patada feroz. Cuando el puma se decide, la mecánica es precisa: usa el terreno como cobertura, avanza hasta quedar a 15–20 m—unos 50–65 pies—y luego se lanza en una carrera relámpago para atrapar y someter a su presa, rematando con una mordida en la cabeza o el cuello. Un guanaco puede pesar más de 100 kg, aproximadamente 220 libras, por lo que no será consumido de una sola vez; los restos se esconden cuidadosamente.
Ese escondite es donde la historia deja de ser solo sobre dos animales. BBC Wildlife resume investigaciones que muestran que los pumas, al igual que otros felinos solitarios, tienen tasas de caza excepcionalmente altas entre los carnívoros, capaces de capturar el doble de alimento que necesitan—un excedente que sirve como seguro cuando una comida es robada por rivales. Los ecólogos han estudiado las tasas de caza, el almacenamiento de presas y la competencia en revistas como The Journal of Wildlife Management y Journal of Animal Ecology. El efecto se ve en el circuito de carroñeros, beneficiando al zorro culpeo y al cóndor andino.
BBC Wildlife ha contado otras historias de pumas—el felino “celebridad” de las colinas de Hollywood durante 10 años, y un tenso relato doméstico en el Himalaya—pero Chile aporta un matiz latinoamericano. La convivencia es una negociación con la historia y la desigualdad, con quién asume el riesgo y quién recibe la recompensa. En el Parque Nacional Torres del Paine, el “fantasma” ahora camina a la luz del día, y esa visibilidad es tanto una promesa como una prueba: la protección debe ser duradera, no solo rentable. También plantea quiénes son invitados a la nueva economía del parque.
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