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Colombia: la muerte del maestro Magín Díaz

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Los tambores lloran su partida

Magín Díaz 

Si aún está entre nosotros la tal “Rosa”, esa que le robó el corazón al maestro Magín Díaz, quizás ya no sea la flor más hermosa de todas porque, con el pasar de los años y los triunfos conseguidos por el tamborero más querido de Colombia, sus pétalos se pudieron secar y sus espinas desprender, más cuando ella logre recordar los constantes desprecios que le hizo a un hombre que entre música, alegrías y don de gente.

Le dio a toda una patria el sonido clave para volver a creer en el amor verdadero, ese que se camufla entre palabras, pero que se siente al escucharlo cantar de una voz ronca y sin mucha técnica, que ahora tratarán de imitar los ángeles.

De acuerdo con información suministrada por fuentes oficiales, el 28 de noviembre en la ciudad de Las Vegas, en Estados Unidos, el también compositor bolivarense falleció luego de ser atendido por una arritmia cardiaca que lo obligó a permanecer hospitalizado por varios días hasta las 9:24 de la noche, cuando suspiró por última vez en una fría habitación del Desert Springs Hospital Medical Center, rodeado de familiares y personal médico.

Ganador de un especial reconocimiento por parte de la organización de los Grammy Latino a mejor diseño de carátula de álbum musical en 2017, Magín Díaz le dice adiós a un éxito que empezó a abrazar luego de haber cumplido los 90 años, pues en su juventud le restaba importancia a la popularización de sus canciones por ese espíritu humilde que lo aferraba a su natal Gamero.

Hoy los tambores lloran en el patio de su casa, y no es cualquier llanto, porque en la cultura musical colombiana una tristeza de esas se profesa de otro modo haciendo sacar de un instrumento los mejores sonidos jamás percibidos.

Por ello, no es sorpresa que los familiares, vecinos y conocidos del maestro Magín se hayan unido para trabajar en la rápida construcción de una tumba muy singular en el cementerio del pueblo, donde esperan sea llevado el cuerpo sin vida del cantador que forjó en las nuevas generaciones de su región el deseo de mantener encendida la llama del folclor patrio.

En el recuerdo, quedarán canciones como “Rosa” y “Me amarás”, interpretadas por grandes artistas nacionales que se dejaron seducir por su propuesta tan autóctona que la misma Toto La Momposina reservó con antelación su lugar para tener el privilegio de ser la última en grabar con él su único trabajo musical; ese que quedará para la posteridad por su riqueza artística y cultural.

Ahora en la imaginación de sus seguidores quedará el desenlace de aquel amor idílico que el maestro Magín le expresó sin fin de veces a la misteriosa “Rosa”, qué retrechera y a la vez cautivante, produjo en él el sentimiento más bonito del ser humano “Sólo beso de esa boca, esa boca que adoro con locura, para ver si con toda mi ternura, logre conmover su alma de roca”.

       

Latin American Post | Carlo Torres

Copy edited by Susana Cicchetto

 

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