El espectáculo sublime de Erlend Øye
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Una crónica del concierto de Erlend Øye en Bogotá. Un abrebocas de lo que será su espectáculo en el Festival Estereo Picnic
La cita con el noruego era a las 8 de la noche. Mientras llegaba al concierto me la pasé pensando más que todo en Whitest Boy Alive, mi proyecto favorito de Erlend Oye. Pensaba que seguro tocaba 'Burning' y '1517'. Hubiera dado la vida por escuchar "Fireworks" y "Above You", pero seguramente el noruego no las hubiera entonado. Todo habría valido la pena con tal de escuchar al menos una canción de Whitest. Tampoco me estaba ilusionando mucho, pues Erlend no pareciera el tipo de músico que vive de la nostalgia y sus grandes éxitos de Whitest y Kings of Convenience, dueto con el que se hizo conocer alrededor del mundo, proyecto que me aburre bastante.
La gente se notaba emocionada, expectante, además porque este fue el primer abrebocas internacional oficial del Festival Estéreo Picnic, uno de los festivales musicales con más notoriedad de Sudamérica. Todos se estaban preguntando si iba a tocar Golden Cage, que quiénes son la Comitiva, si se va a enfocar mucho en su carrera solista, si va a tocar dos o tres horas.
Esta marcó la cuarta visita de Erlend al país cafetero: la primera vez fue con Kings of Convenience, la segunda con Whitest y la más reciente, hace un año por primera vez en Medellín, como solista.
La gente notó cuatro siluetas apoderándose del escenario y posicionándose detrás de sus respectivos micrófonos. Vimos una figura bastante alta que contrastaba con los demás de estatura promedio. Era Erlend. Todos aplaudieron más fuerte y, cuando encendieron las luces, el fervor de la gente era bestial. Confirmado: Colombia, o al menos Bogotá, es tierra amante del señor Øye.
Pensé que La Comitiva era una banda convencional: eléctrica, con batería, y que Erlend tendría a su disposición al menos un sintetizador. Para sorpresa mía, no había ningún tipo de percusión, ni equipos de DJ ni nada de lo que esperabA; había un cavaquinho (una pequeña guitarra portuguesa), un ukelele propiedad de Erlend y dos guitarras electroacústicas. Una, la que tenía cuerdas metálicas, servía como bajo. Era casi que un Unplugged de Erlend Oye.
La Comitiva es conformada por tres italianos sicilianos de Siracusa. Erlend lleva ya seis años viviendo en Italia, y este conjunto lo conformó ahí mismo. Al parecer, el noruego está enamorado de Italia, pues, además de su tiempo viviendo allá, ha compuesto varias canciones en italiano (varias que tocó en vivo aún no han sido lanzadas oficialmente) y en general la química que tiene con sus músicos es envidiable.
Las tres primeras canciones de la noche correspondían a su etapa como solista. Si bien no mucha gente se sabía las letras, al término de cada tema, los aplausos inundaban el auditorio como un huracán. Si bien Erlend tiene fama de ser un tipo tímido, todos allí supimos que era mentira por su forma de comunicarse con el público, por sus gestos y bromas. Para la cuarta canción, dijo que iba a tocar un tema alemán. Fueron varios los que entendieron que iba a tocar algo de Whitest Boy Alive, pues la gritería y los aplausos fueron descomunales. Stefano, el de más a la derecha, que hacía de bajista, tocó las primeras notas de Intentions y la gente enloqueció. Cabe aclarar que yo estaba asombrado de las versiones de Whitest, banda predominantemente electrónica, en un cuarteto acústico sin percusión. Antes no le tenía mucha fe; pensé que simplemente iba a cantar y tocar en guitarra algunos temas, pero uno con los ojos cerrados ni se hubiera dado cuenta.
Nos contó un montón sobre su vida artística: que se la pasaba en los clubes de Berlín cuando vivía ahí a comienzos del milenio y que componía letras con los beats que botaban los Dj de tecno; que se hizo amigo del famoso Phonique y que compusieron varios temas, algo que solo los muy fanáticos de Erlend saben. También nos contó sobre la Comitiva y los instrumentos presentes.
Llegando hacia la mitad del concierto, Erlend le pidió a La Comitiva que descansaran para entonar una canción preciosa, 'Garota'. Le pidió al ingeniero de luces que nos condenara a la oscuridad para “estar solos con nuestros sentimientos”. A él, en cambio, lo iluminó más, lo que provocó carcajadas tanto del noruego como de los colombianos. Finalmente apagaron las luces y Erlend entonó 'Garota'. Luego, cantó una canción en español que hablaba sobre cómo él nos va a ayudar con el inglés si le colaborábamos con el español, y que mejor canceláramos el Uber para irnos corriendo por la callecita. La Comitiva volvió y Erlend dijo que se iba a bajar del escenario para que los italianos tocaran temas brasileros. Tocaron un tema de Zeca Pagodinho y del mítico Seu Jorge. Erlend estaba ahí en primera fila, como un mortal más.
Otro momento sublime fue cuando nos estaba hablando de sus épocas tecneras en Berlín, cuando nos invitó a todos a que fuéramos adelante a bailar como si estuviésemos en un club. Interpretó 'For the Time Being', una colaboración entre Phonique y Erlend. Así es, hasta electrónica pura tocaron en formato acústico.
Luego de unas canciones más en italiano, la banda se despidió, pero nadie les creyó que se iban, pues todos se sentaron sin cesar de gritar y aplaudir. A los cinco minutos volvieron.
“This is a song from a Norwegian band”, dijo. Por primera vez, el noruego iba a interpretar una canción de Kings of Convenience. Todos juraban que iba a ser "I’d rather dance with you", pero terminó siendo "Boat Behind". Igualmente todos la cantaron a grito herido. Luego entonó '1517', se despidieron y se tomaron la foto con el teatro casi lleno detrás. Pero no se fueron al camerino. Desconectaron sus instrumentos, se acercaron a la escalera que conectaba al escenario con las sillas, callaron a todos y se fueron por la salida de los mortales, coreando y tocando sus instrumentos. Si bien el teatro es enorme, con el silencio total, todos pudimos escuchar todo, incluso el diminuto ukelele del noruego. El concierto acabó en la plaza abierta del teatro. La gente se montaba a las sillas, a las mesas, incluso encima de los muros, para verlo mejor.
Sin duda alguna, fue uno de los mejores conciertos del año, y si a eso le adicionamos que el noruego dejó por fuera gran parte de sus éxitos reconocidos, nos quedamos con una presentación única y mística. Si así fue el abrebocas del Estéreo Picnic, no nos queremos imaginar lo que será el festival cuando empiece.
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LatinAmerican Post | Pedro Vergara
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