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El Guasón: la película es bella, dolorosamente bella

Esperé con entusiasmo el estreno de The Joker, la película de Todd Philipps, por las muy favorables críticas que ha recibido. Por fin la vi y quedé impactada. La cinta es una mirada muy sensible y psicológica al origen del villano más famoso de Batman, el Guasón.

Escena de la película: 'El Joker'

Escena de la película: ‘El Joker’. / Tomado de: Youtube.com/WarnerBros

LatinAmerican Post | Sofia Machado

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Una de las maravillas del cine es que nos permite atravesar la piel de otras personas, sean reales o ficticias, vivas o que vivieron, y saber por voluntad o capricho del director qué sienten y piensan, por qué les pasa lo que les pasa y por qué reaccionan como lo hacen. Ahora bien, el hecho de ponerse en los zapatos de otro y entenderlo, no quiere decir que hay que justificarlo ni estar de acuerdo él.

En la película no hay una división clara entre quién es bueno y quién malo; cada uno tiene su código moral, sus circunstancias y sus motivos. No necesariamente hay buenos y malos, víctimas y victimarios, hay más que eso y el asunto es, también, mucho más complicado. Siempre habrá al menos dos versiones de la misma historia, y creo que The Joker le apunta a eso: es la otra cara de la moneda en el universo de Ciudad Gótica.

Es una película oscura, gris y sombría: las calles, la gente, los edificios y hasta las emociones. El escaso color representado en el payaso, que debería ser símbolo de esperanza, también se torna gris. No hay alto contraste, blanco y negro, como tampoco hay el bien y el mal expresados como valores absolutos, sino una amplia gama de tonos medios, de razones y posibilidades. No obstante, la película es bella, dolorosamente bella.

El filme de Phillips también nos cuestiona sobre el nombre mismo del personaje, una ironía con respecto a lo que es como persona y a los actos que comete. En España se tradujo como El bromas, que nos hace pensar que Fleck no es, para nada, ninguna broma. De hecho es bastante real y, aunque no estemos en Ciudad Gótica, lo que pasa allí también ocurre en nuestra sociedad. Fleck podría ser cualquier persona que nos tropezamos por la calle, más aún si sufre alguna enfermedad física o mental, porque aquellos son quienes tendemos a discriminar, a juzgar como los “freaks”, los “outsiders”.

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Es la sociedad que abandona a los débiles porque no funcionan en el sistema. Y esos “débiles”, en su vulnerabilidad, tocan fondo después de ser víctimas de abusos e injusticias que les hacen entender lo relativo de “la moral”, llegando a cometer actos muy cuestionables, de los cuales son plenamente conscientes, pero indolentes. Este es su último recurso para sobrevivir en un medio agresivo que los señala, margina y, si puede, los borra. Algunos de ellos, inclusive, adquieren popularidad, porque se convierten en símbolo de resistencia contra un sistema aplastante; así obtienen aquello por lo cual muchos de nosotros luchamos, una vez lograda la supervivencia: el reconocimiento; es decir, un lugar en el mundo.

Como alguien dijo, “no juzgue a otros solo porque tienen una manera de pecar diferente a la suya”. Todos tenemos una historia, todos libramos una batalla interior, todos tenemos o buscamos un porqué, un cómo, y el derecho a ser tenidos en cuenta, a recibir ayuda y afecto.

La actuación de Joaquin Phoenix es impresionante, es bella, como si estuviera poseído por el Guasón. Así lo demuestra en la precisión de sus movimientos, en su aspecto frágil y sombrío, en la forma de caminar y, sobre todo, en la forma de reír. Es cautivador, abrumador y desconcertante. La precisión sutil en los cambios de estado de ánimo y la transformación progresiva de su rostro hacia una expresión oscura, son destacables en la actuación de Phoenix. Empatía es lo que me hizo sentir en su papel: viví su dolor, su deseperación, su tristeza y hasta los golpes.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

The Joker. #joaquinphoenix

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Pero esa empatía también se va perdiendo con los actos violentos que comete Fleck, ampliando poco a poco los límites de lo que se permite hacer, al tiempo que la sociedad y el sistema lo van abandonando cada vez más. Así, aunque la película explora la historia desde el villano, no es motivo para incitar a la violencia ni para justificar estos actos. Es una exploración psicológica, física y ética del hombre que se conviritió en el Guasón. Por eso mismo, no me parece que tenga mucho sentido comparar en el mismo plano a Phoenix con Heath Ledger o Jack Nicholson, porque este es el Guasón como nunca lo hemos visto, es la persona que habita detrás, es Arthur Fleck.

The Joker es, quizás, la película más humana que se ha hecho en el universo de los superhéroes y, precisamente por eso, se aleja de él. Es un universo en sí mismo, y no es divertido, inclusive tampoco aterrador. Es escuetamente doloroso, trágico y real. Esa es la broma.

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