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El oasis primaveral de la artista argentina Ana María Hernando en medio del invierno de Nueva York

En el corazón de la ciudad de Nueva York, en medio del frío abrazo de la primera tormenta invernal del año, la artista argentina Ana María Hernando presenta una impresionante instalación en Madison Square Park. Su último proyecto, un paisaje caprichoso elaborado a partir de nubes y una cascada de tul rosa, contrasta marcadamente con los tonos grises predominantes de la ciudad, infundiendo calidez y luz en el tejido urbano.

Abrazar el frío del invierno con el anhelo de la primavera

Desafiando la nieve y el frío, las creaciones de Hernando, expuestas hasta el 17 de marzo, encarnan el anhelo por la suavidad y ligereza de la primavera. “Quería adelantar la primavera, atender nuestro anhelo por lo suave y ligero, por lo que nos ayuda a seguir caminando”, compartió Hernando con Efe. Su trabajo refleja un deseo más profundo de nutrir el bien que llevamos dentro, de evitar el congelamiento metafórico que obstaculiza nuestro movimiento hacia cosas mejores.

Las instalaciones, que recuerdan a flores que se elevan hacia el espectador, flotando sobre el parque, se volvieron aún más llamativas cuando amanecieron cubiertas de nieve. Esto intensificó la yuxtaposición entre la dura realidad invernal de la ciudad y el ambiente primaveral que Hernando pretende evocar.

Simbolizando la luz en las sombras

El trabajo de Hernando habla de un “invierno” que asola a la humanidad y proyecta una sombra de oscuridad en todo el mundo. “Quería crear una pieza para recordarnos que somos mucho más que la oscuridad, mucho más que nuestra tristeza”, explicó. En este contexto, su trabajo en la reconocida plaza de Manhattan se convierte en una metáfora de la experiencia humana compartida, enfatizando la importancia de la unidad social para combatir la oscuridad, la tristeza del invierno y las cargas de la vida contemporánea.

Su proyecto busca transmitir esperanza, fuerza y resiliencia a los espectadores a través de varios tonos de tul rosa, que agrega volumen a las esculturas y crea una ilusión de movimiento. La instalación en la nube, titulada ‘Dejar saber al cielo’, es un gesto poético que invita a los espectadores a reflexionar sobre lo que desean comunicar al universo. Mientras tanto, la cascada de tul, ‘A Spring of Wild Kindnesses’, evoca la ‘jungla de bondades’ de la ciudad de Nueva York llena de actos caritativos entre extraños.

Inspiración de las mujeres tejedoras

Las mujeres que elaboran textiles son fundamentales para el trabajo de Hernando, un tributo a sus días de juventud trabajando en la fábrica textil de su familia en Buenos Aires, cosiendo junto a mujeres que ahora admira profundamente. También se inspira en las tardes que pasa con su madre y sus abuelas, reuniéndose en casa para conversar y hacer crochet. “Admiro los círculos de mujeres que se han reunido a lo largo de los siglos para colaborar, trabajar juntas y apoyarse mutuamente. En mi trabajo busco estos momentos de unión”, afirmó.

En su arte, Hernando encuentra inspiración tanto en creaciones tradicionales como contemporáneas de mujeres latinoamericanas y de aquellas que han emigrado de sus países de origen. También incorpora influencias de los bordados de las monjas de clausura de Buenos Aires y los textiles y bienes de las mujeres peruanas de los Andes.

Hilos culturales: influencias latinoamericanas

Su pasión por el tul surgió durante la cuarentena por COVID-19 en 2020 cuando era el único material que tenía en casa. Al enfrentarse a una situación fuera de su control, aceptó el flujo de los acontecimientos. “Cuando pasa algo que está fuera de nuestro control, uno puede o luchar o sumarse al movimiento y dejarse llevar por lo que venga. Lo tomé como una oportunidad”, expresó.

Este proyecto marca el vigésimo aniversario del programa de arte de Madison Square Park Conservancy. Para celebrarlo, el parque albergará eventos adicionales, como encuentros con artistas y la proyección de un breve documental, lo que enriquecerá aún más el tejido cultural de la ciudad.

Un santuario en medio de la desolación del invierno

La instalación de Hernando en Madison Square Park no es sólo una exhibición de arte; es un santuario de esperanza y belleza en medio de la desolación del invierno. Su trabajo invita tanto a neoyorquinos como a visitantes a hacer una pausa y sumergirse en un mundo donde la suavidad de la primavera prevalece sobre la dureza del invierno. Es un viaje visual y emocional, un recordatorio de la resiliencia y la belleza inherentes a la naturaleza y la humanidad.

La fusión única de la historia personal, las influencias culturales y la visión artística de Hernando culmina en una instalación que trasciende el mero atractivo visual. Se convierte en una narrativa de interconexión, resiliencia y espíritu humano perdurable. Su uso del tul, un material transformado por la necesidad durante la pandemia, simboliza la adaptabilidad y la creatividad en la adversidad.

Un homenaje a las mujeres y a los artesanos latinoamericanos

El arte de Hernando resuena en múltiples niveles. Es un homenaje a la fuerza colectiva de las mujeres, una oda al espíritu perdurable de los artesanos latinoamericanos y una celebración de los pequeños actos de bondad que definen la experiencia humana. Su trabajo es un testimonio del poder del arte para inspirar, sanar y unir a las personas.

A medida que la instalación adorna el Madison Square Park, se convierte en un faro de luz y esperanza. Es una declaración audaz en el contexto de una ciudad caracterizada por su ritmo implacable y sus imponentes rascacielos. La obra de Hernando ofrece un momento de reflexión, un espacio para la contemplación y un recordatorio de los aspectos más suaves y coloridos de la vida a menudo eclipsados por la urbanidad.

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La instalación de Ana María Hernando es más que una simple obra de arte; es una declaración profunda sobre la resiliencia, la esperanza y la belleza duradera del espíritu humano. Mientras los visitantes deambulan por las cascadas de tul rosa y contemplan las estructuras en forma de nubes, se les invita a soñar, tener esperanza y recordar los días más brillantes y cálidos que se avecinan. El trabajo de Hernando en Madison Square Park no es sólo un logro artístico; es un regalo para la ciudad de Nueva York, que ofrece un toque vibrante de primavera en pleno invierno.

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