México y el mundo se despiden de Rius
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El caricaturista que enfureció a los poderosos fallece a sus 83 años
Eduardo del Río, quien publicaba caricaturas satíricas, en su mayoría políticas, bajo el pseudónimo Rius, falleció este pasado 8 de agosto en Tepoztlán, México. El escritor y caricaturista mexicano se atrevió durante su carrera a criticar lo que no se podía criticar, con lo que marcó su estilo y sus ideales y ganó muchos seguidores a lo largo de los años.
Nació el 20 de junio de 1934 en Zamora, Michoacán, donde vivió por más de 16 años. De niño y en su juventud asistió a colegios privados, aunque él decía que iba “a la fuerza”, pues sus padres lo quisieron alejar a toda costa de las escuelas públicas. Creían que si asistía a escuelas públicas, podría convencerse de ideologías comunistas o socialistas. Sin embargo, no pudieron evitar que él, ya adulto, admirara la tenacidad del Che Guevara y formara parte del pensamiento izquierdista.
Inició su carrera en 1954 de manera autodidacta: creó unos “monos”, sus primeras caricaturas de protesta que impactaron desde el primer momento, que se volvieron tan famosos que el mismo Che Guevara le pidió personalmente que los llevara a Cuba. Su primera obra se publicó en 1966 y se llamaba “Cuba para los principiantes”. A finales de los años 60 publicó dos historietas: “Los Supermachos” y “Los Agachados”. Con sus osadas publicaciones abrió un espacio entre los escritores de la época, que para ese entonces veneraban los temas políticos, que fue para Rius la mejor categoría para amordazar a los líderes que gobernaban de los años 70 en adelante.
Autor de más de cien obras, se caracterizó por deshebrar hasta la última fibra de temas tan complicados como filosofía, religión, política, consumismo e imperialismo mundial y nacional. Siempre lo hizo de manera entretenida, por medio de plasmar sus conocimientos mediante dibujos con los que lograba que sus lectores terminaran el libro en un mismo día. Sus textos no sólo lograban la fácil comprensión de los temas que explicaba, sino que gracias a la información veraz que presentaba, lograba que su lector tuviera su propio criterio sobre lo que leía y este pensamiento crítico luego se traducía a analizar las vivencias cotidianas en México.
Su mentalidad nunca estuvo cerrada a lo que pensamientos derechistas le pudieran ofrecer pero no se creía ni una palabra de lo que leía o escuchaba en un primer medio de comunicación, su criterio se basaba en observar y entender en diversos medios lo que acontecía para después él formar una propia crítica y de esto salió siempre una publicación exitosa, divertida, dibujada, descriptiva, animada, innovadora y descomunal muy distinta de los demás autores que también el mismo pudo llegar a criticar.
En 1976 recibió un premio de UNICEF y en 1987 ganó el Premio Nacional de Periodismo de México en Caricatura, con los cuales se consagró como caricaturista. Además, con estos reconocimientos ganó reconocimiento a nivel mundial.
A sus 83 años, dejó no sólo un hueco en los corazones de sus seguidores, lectores y compañeros de vida sino seguramente un hueco en la memoria de aquellos que molestó con sus caricaturas, sátiras y escritos burlones. ¿Ahora quién sacará los trapitos sucios al sol de las personas que hacen de México una caricatura?
Latin American Post | Cristina Torres
Copy edited by Susana Cicchetto