Reseña “Perfil Falso” de Netflix: el thriller que intenta unir a América Latina en su producción
Con actores y realizadores de diferentes países de Latinoamérica, “Perfil Falso”, la nueva serie de Netflix, aborda la temática del engaño amoroso en las redes sociales.
Foto: Netflix
LatinAmerican Post | Julián Gómez
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La búsqueda del amor en redes sociales ha sido ampliamente abordada desde la no ficción con documentales, series basadas en hechos reales o programas de televisión como “Catfish”. Sin embargo, se viene explorando una nueva capa desde la ficción y “Perfil Falso”, lo nuevo de Netflix, lo hace con una narrativa cercana al género del thriller.
“Perfil Falso” sigue la historia de Camila (Carolina Miranda), una bailarina de un club nocturno que decide crearse un perfil en Tinder. Allí encuentra el perfil de Fernando (Rodolfo Salas), con quien hace match y acuerdan una cita a ciegas. En la cita ambos logran tener química, pero Camila cae en una trampa y al descubrirla se obstina en llegar hasta las últimas consecuencias en el desarrollo.
Desde el pasado 31 de mayo, esta producción llegó a la plataforma de series y películas por streaming y espera conseguir un éxito notable. Para ello aglomeró talento de diferentes latitudes de Latinoamérica en su creación. Esta tendencia ha venido en crecimiento, sobre todo en plataformas como Netflix, quizá con el fin de obtener más alcance o simplemente suplir la necesidad de producir historias universales que sean digeribles en diferentes contextos.
Latinoamérica en una historia: Netflix le apuesta a producciones regionales
La serie creada por un chileno (Pablo Illanes) comienza en Las Vegas (Estados Unidos) y se desarrolla en Cartagena (Colombia) con una protagonista mexicana y uno colombiano, interpretado por un actor venezolano. El carácter latino se ve reflejado en la mirada e interpretación de, por lo menos, cuatro países con realidades y trasfondos muy diferentes.
Lo más complejo de la serie termina siendo la intención de conseguir que el espectador se identifique, o sienta empatía, con alguno de los personajes. Lo más curioso del tratamiento que se le da a la serie es que, sin dejar de ser un thriller, apela al melodrama; un género muy característico de las producciones televisivas de México, Venezuela y Colombia. Quizá este termina por ser el código en común que comparten los realizadores de la producción y el público latino. A pesar de la inclusión de problemáticas y temas como el acoso cibernético y el ‘sexting’, el argumento apela a fórmulas tradicionales que incluyen los triángulos amorosos y el engaño. Al final, está la protagonista ingenua que es la única receptora de todos los males.
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Una serie de acumulación
“Perfil Falso” es por excelencia una serie que vive de la acumulación. El que parece ser el dilema número uno del argumento, que es el descubrimiento del impostor, se resuelve en el inicio del segundo episodio. El golpe del descubrimiento no logra ser tan efectivo porque las distracciones narrativas, como el hecho de que la protagonista no sea enfermera, sino bailarina, no son lo suficientemente atractivas.
Cada avance en la trama inserta pequeñas situaciones que tienen potencial de agigantarse más adelante con el desarrollo y la conclusión de cada situación. Entonces, la protagonista vive un dilema de acoso y violencia con su expareja, es engañada por su nuevo amante y está dispuesta a incomodarlo sin importar los costos que ella misma pueda pagar. De hecho, se instala, de manera forzada desde el guion, en la familia de su galán.
En paralelo, este galán debe lidiar con su mentira, la cual inició en Tinder, y ser el sostén de un matrimonio desgastado. Así como cada protagonista enfrenta de manera abrumadora cada lío, los personajes secundarios viven situaciones similares a medida que la historia avanza.
Lo que parecía ser una serie que ficcionaba algún episodio más de “Catfish”, terminó por convertirse en un thriller que se recuesta en el melodrama como fórmula eficaz. El fin es dar una serie digerible a un espectador ávido de emociones, decisiones erráticas y caos, porque la acumulación termina siendo eso.