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Patricia Riggen sacude Hollywood con la audaz ‘G20’

Preparada para cautivar al público mundial, la directora Patricia Riggen aporta un giro fresco al cine de acción de Hollywood. Su última película, G20, está protagonizada por Viola Davis como la primera presidenta negra de Estados Unidos, un salto audaz que fusiona drama político, diversidad cultural y un suspenso vibrante.


Un camino pionero en el cine de acción

Patricia Riggen, nacida en Guadalajara, se ha convertido en una de las pocas mujeres mexicanas que han logrado hacerse un lugar en el competitivo mundo de Hollywood. Su carrera alcanza un nuevo hito con G20, una película de acción que se estrenará en Prime Video el 10 de abril. En un género históricamente dominado por directores hombres, Riggen reconoce lo inusual de su logro. “Sé que soy una pionera”, dijo a EFE en una entrevista en Londres. “Primero, porque aún hay muy pocas mujeres que logran dirigir películas de acción. Y si además eres mexicana, es todavía más difícil. La gente duda en confiarte proyectos tan importantes y de alto riesgo—estas son películas de gran presupuesto”.

A pesar de esos obstáculos, Riggen siente que G20 representa un gran avance. “Me siento muy afortunada de haber tenido esta oportunidad y de que la película esté yendo tan bien”, expresó. Su confianza se basa, en parte, en la premisa única del filme. Viola Davis interpreta a Danielle Sutton, la presidenta de EE. UU., quien asiste a una cumbre del G20 en Sudáfrica cuando terroristas toman el control. Los atacantes buscan enriquecerse mediante criptomonedas, pero el pasado militar de Sutton resulta decisivo para orquestar un rescate de alto riesgo. La tensión aumenta aún más cuando también debe proteger a sus hijos, a quienes lleva consigo en un intento de equilibrar la maternidad con sus responsabilidades como líder del mundo libre.

La carrera cinematográfica de Riggen abarca géneros diversos. Dirigió La Misma Luna (2007), un drama conmovedor sobre la inmigración, y episodios de la serie Jack Ryan (2018), que la introdujeron a tramas de alta tensión. Aun así, una superproducción de acción como G20 exigía otro nivel de preparación. Reescribió partes del guion—“el concepto estaba ahí, pero la trama no funcionaba”—y contrató a un exagente de la CIA y a un experto en seguridad de cumbres para aportar autenticidad. “Es un gran riesgo para los estudios,” explicó, “porque estas películas requieren presupuestos enormes. Pero yo quería demostrar que una mujer—y especialmente una mexicana—podía aportar una perspectiva nueva”.


Cambios culturales y visión creativa

En esencia, G20 combina entretenimiento lleno de acción con la ambición de Riggen de provocar un cambio social. “No quería solo una película divertida”, dijo a EFE. “También quería contribuir un poco al cambio cultural”. Ver a Viola Davis interpretando a una presidenta estadounidense—y en particular, a una mujer negra—transforma el filme en algo más que una montaña rusa de acrobacias y explosiones. “De repente, se vuelve una película importante. Inconscientemente, estamos ayudando a normalizar la idea de tener a una mujer en la Casa Blanca,” comentó.

Dado que no existen presidentas negras reales en quien basar el personaje, Riggen se encontró en territorio inexplorado. “Cuando diseñaba el look de la película, ni siquiera tenía fotos de referencia,” confesó. “Tampoco hay películas de acción protagonizadas por mujeres negras.” El reto fue, entonces, crear un papel matizado y multidimensional para Davis—uno que combinara liderazgo creíble, fuerza física y profundidad emocional. “Para mí es importante que, cuando veo a una mujer peleando en una película de acción, sea creíble”, dijo Riggen. En las primeras escenas, Sutton practica jiu-jitsu con un guardaespaldas, estableciendo su pertenencia al mundo militar y de defensa.

Riggen también dedicó mucho esfuerzo a construir el trasfondo de cada personaje, convencida de que las películas de acción verdaderamente atractivas necesitan más que persecuciones y tiroteos. “Hay montones de películas de acción, y la mayoría no son muy interesantes,” comentó. “No me gusta el género por sí mismo. Necesitas una historia que te atrape, personajes que te importen, emociones que te involucren.” En G20, la relación madre-hija de Sutton se convierte en un ancla emocional clave—una prueba del empeño de Riggen en que el drama con corazón y la acción trepidante no tienen por qué ser excluyentes.

Su reescritura del guion fue mucho más allá de cambios superficiales. “Contraté expertos para aportar realismo,” recordó, “pero también para darle alma a la historia. Quería que cada actor tuviera una vida interior que resonara con el público.” Este enfoque hace que lo que está en juego sea algo personal y no solo político, un ángulo que Riggen cree que ayudará a G20 a destacar entre otros thrillers de acción que a menudo se apoyan únicamente en el espectáculo.


Una mirada global para una historia global

G20 gira en torno a una cumbre de las principales economías del mundo—una trama inherentemente internacional que Riggen quiso reflejar tanto en el elenco como en el tono. “Trajimos personas de muchas nacionalidades para dar forma a la narrativa,” contó a EFE. “Era importante no depender únicamente del punto de vista estadounidense, especialmente porque la trama trata un evento tan multilateral como el G20.” Señaló que el elenco diverso ha permitido incluir críticas a actitudes estadounidenses dentro de la historia, así como resaltar perspectivas de otras partes del mundo.

Para Riggen, el telón de fondo global no es solo un decorado, sino un reflejo de una realidad interconectada. “Si vas a hablar del G20, no puedes decir: ‘Es EE. UU. y luego todos los demás están en el fondo,’” argumentó. “Es un escenario donde muchas voces necesitan ser escuchadas.” La complejidad de esas voces añade otra capa a la trama, desde las motivaciones de los delegados internacionales hasta los matices culturales que influyen en las negociaciones bajo presión.

A medida que se acerca el estreno mundial de la película, Riggen se mantiene optimista en que G20 resonará con un público más amplio que el habitual del cine de acción. Con Viola Davis en el papel principal, la producción fusiona un suspenso intenso con comentario cultural, explorando cómo podrían lucir el liderazgo, la diversidad y la maternidad en circunstancias extremas. El propio viaje de Riggen refleja el mensaje de su película sobre romper barreras: “Quiero que la gente vea que las mujeres—especialmente las latinas—somos capaces de contar historias complejas a gran escala,” afirmó. “Es una oportunidad para demostrarnos en un mundo que históricamente nos ha cerrado las puertas.”

Aunque los riesgos en la película son de vida o muerte, los riesgos para Hollywood también son significativos. G20 sugiere un futuro en el que los héroes de acción no estén confinados a un solo género, etnia o trasfondo. Al dirigir un thriller de gran presupuesto protagonizado por una presidenta negra, Riggen está abriendo una puerta que antes encontró cerrada. “Estoy feliz de poder ayudar a mover la aguja,” reflexionó. “Si nuestra película logra provocar aunque sea un pequeño cambio en la percepción, entonces habremos hecho algo valioso.”

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En última instancia, la perspectiva de Riggen está moldeada por la misma determinación que la llevó de Guadalajara a Hollywood. “No podemos esperar a que alguien nos invite,” concluyó. “Tienes que demostrar que puedes hacer el trabajo. Y una vez que lo haces, allanas el camino para otros.” Con G20 a punto de llegar a audiencias globales, ese camino podría volverse un poco más amplio—recordándonos que lo que antes parecía imposible, con coraje y talento, puede convertirse en la nueva norma cinematográfica.

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