VIDA

Silvio Santos: el fin de una era para el ícono de la televisión brasileña

Silvio Santos, el legendario presentador y ejecutivo de televisión brasileño, falleció a los 93 años. Conocido por su personalidad carismática y su icónico talento para el espectáculo, Santos deja un legado que dio forma al tejido mismo del entretenimiento brasileño.

Silvio Santos, nombre sinónimo de la televisión brasileña, murió a los 93 años, marcando el fin de una era en la historia del entretenimiento del país. Santos, nacido como Señor Abravanel, era más que un simple presentador de televisión; fue un ícono cultural cuya presencia en los hogares brasileños se extendió por décadas. Su programa característico, “El Programa de Silvio Santos”, se convirtió en un elemento básico de la noche del domingo, cautivando a millones de espectadores con su combinación única de variedad de entretenimiento e interacción con la audiencia.

Santos, quien continuó presentando el programa hasta bien entrados los 90 años, falleció debido a complicaciones de bronconeumonía luego de una infección por H1N1. Su impacto en la historia de la televisión brasileña no tiene paralelo y su legado seguirá dando forma al futuro de la industria.

Durante más de 60 años, Silvio Santos fue un fijo de la televisión brasileña. Su programa, que se emitió por primera vez en 1963, fue uno de los programas de mayor duración en el país, lo que lo convirtió en un nombre familiar a través de generaciones. Es conocido por su amplia sonrisa, su atractiva personalidad y su inolvidable eslogan: “¿Quién quiere dinero?” Santos dejó una huella imborrable en la cultura pop brasileña. Su muerte fue anunciada por SBT, la cadena de televisión que fundó, con un sentido comunicado: “Hoy el cielo está feliz con la llegada de nuestro querido Silvio Santos. Vivió 93 años para llevar felicidad y amor a todos los brasileños”.

Un viaje desde los humildes comienzos hasta la realeza televisiva

La historia de Silvio Santos es de notable resiliencia y determinación, un viaje que comenzó en las bulliciosas calles del barrio de Lapa en Río de Janeiro. Nacido como Señor Abravanel, creció en un hogar modesto y salió a la calle cuando era niño, vendiendo bolígrafos y fundas de plástico para tarjetas de identificación electoral. Su carisma natural y su talento para las ventas rápidamente lo diferenciaron. Sus animados discursos de venta, a menudo acompañados de trucos con monedas y juegos de cartas, llamaron la atención de una estación de radio, lo que lo llevó a una audición que cambiaría su vida.

La carrera inicial de Santos en la radio lo vio saltando de estación en estación en Río de Janeiro antes de un período en el ejército. Sin embargo, fue en São Paulo donde su carrera despegó. A principios de la década de 1960, consiguió su primer trabajo televisivo en la Red Globo, entonces conocida como TV Paulista. Fue aquí donde nació “El Programa Silvio Santos”, un programa que definiría su carrera y consolidaría su estatus como la personalidad televisiva más querida de Brasil.

A lo largo de la década de 1970, Santos amplió su influencia en la industria de los medios al adquirir su primera concesión de televisión y construir lo que se convertiría en un imperio mediático. Fundó el Sistema Brasileiro de Televisão (SBT) en 1981, una cadena que rápidamente saltó a la fama y se convirtió en la tercera cadena más vista en Brasil en 2021. Bajo su liderazgo, SBT lanzó varios programas exitosos, entre ellos “Show of the Million” y el reality show “Casa de los Artistas”, que solidificó aún más el dominio de Santos en la televisión brasileña.

Controversia y críticas en el ojo público

Si bien Silvio Santos fue celebrado por sus contribuciones a la televisión brasileña, su carrera no estuvo exenta de controversia. Santos, conocido por sus comentarios sinceros y a menudo sin filtros, ocasionalmente se encontró en el centro de la crítica pública. Sus comentarios sobre la apariencia de las mujeres y sus travesuras en el aire a veces cruzaron la línea, lo que llevó a acusaciones de misoginia.

Un momento particularmente controvertido se produjo en 2016, cuando le preguntó a una niña de cinco años en directo por televisión si prefería “sexo, drogas o dinero”, un comentario que provocó una indignación generalizada. Estos momentos, aunque controvertidos, son parte de la personalidad compleja y multifacética que Santos aportó a los medios brasileños.

A pesar de estas controversias, la posición de Santos como propietario de SBT lo protegió de cualquier repercusión formal. No se disculpó y continuó disfrutando de una inmensa popularidad entre sus espectadores. La capacidad de Santos para navegar la delgada línea entre el entretenimiento y la controversia se convirtió en un sello distintivo de su carrera, consolidando aún más su estatus como una figura compleja y multifacética en los medios brasileños.

Además de su carrera televisiva, Santos también fue un empresario exitoso con empresas en cosméticos, hoteles y banca. Su perspicacia para los negocios era tan aguda como su ingenio en pantalla, y para 2020, Forbes estimó que su patrimonio neto de sus 30 empresas rondaría los 2 mil millones de reales (aproximadamente 380 millones de dólares). Su amplio atractivo y su inmensa influencia a menudo llamaron la atención de los partidos políticos, y en 1989 Santos incluso lanzó una breve campaña presidencial. Sin embargo, su propiedad de la cadena de televisión llevó a que la autoridad electoral de Brasil prohibiera su candidatura.

Un legado que trasciende la televisión

El impacto de Silvio Santos en la cultura brasileña se extendió mucho más allá de la pantalla de televisión. Su capacidad para conectarse con audiencias de todas las edades lo convirtió en una figura unificadora en un país conocido por su población diversa. Su programa de los domingos por la noche se convirtió en un ritual para muchas familias brasileñas, una fuente de entretenimiento que reunía a la gente en los salones de todo el país.

El jingle inicial, “¡Aquí viene Silvio Santos!” Señaló que el fin de semana realmente había comenzado.

En reconocimiento a sus contribuciones a la televisión brasileña, los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff participaron en un documental de 2021 que celebra el 40 aniversario de SBT y la extraordinaria carrera de Santos. Incluso en años posteriores, Santos siguió siendo una figura activa e influyente, continuó teñiéndose el cabello de marrón y mantuvo la apariencia juvenil y eterna que se había convertido en una de sus marcas registradas.

La conexión de Santos con la política también era profunda. Uno de sus yernos, Fabio Faria, fue Ministro de Comunicaciones durante la presidencia de Jair Bolsonaro, destacando los estrechos vínculos que Santos mantuvo con figuras políticas a lo largo de su vida. A pesar de estas conexiones, Santos se mantuvo centrado principalmente en su papel de presentador de televisión, describiéndose a sí mismo en un vídeo de 2022 como “simplemente un vendedor ambulante con traje y corbata que vende mis productos, vende los anuncios, los programas”.

A medida que se difundió la noticia de su muerte, llegaron homenajes de todo Brasil y más allá. El presidente Lula da Silva resumió el sentimiento nacional en un post en X, llamando a Santos “la mayor personalidad en la historia de la televisión brasileña y uno de los más grandes comunicadores del país”. Y añadió: “Su salida deja un vacío en la televisión brasileña y marca el fin de una era”.

El fin de una era

La muerte de Silvio Santos marca el final de un capítulo notable en la historia de la televisión brasileña. Su influencia en la industria y la cultura brasileña en su conjunto es inconmensurable. Durante décadas, Santos llevó alegría, risas y entretenimiento a los hogares de millones de personas, convirtiéndose en una figura querida cuyo impacto se sentirá en las generaciones venideras.

La pérdida de Silvio Santos es un momento significativo para su familia y amigos y para los innumerables brasileños que crecieron viendo sus programas. Su legado como pionero de la televisión y maestro del entretenimiento está asegurado, y su ausencia se sentirá profundamente en todo el país. Mientras Brasil lamenta el fallecimiento de este ícono cultural, está claro que las contribuciones de Silvio Santos al panorama mediático del país serán recordadas y celebradas durante muchos años.

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A Silvio Santos le sobreviven su esposa, Iris Abravanel, y sus seis hijas, quienes ahora llevan adelante el legado de un hombre que dedicó su vida a llevar felicidad y amor a todos los brasileños. A medida que caiga el telón de esta vida extraordinaria, los ecos de su risa, su voz y sus frases inolvidables seguirán resonando, recordándonos la alegría que trajo al mundo.

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