Explotación laboral: el lado oscuro de los autos eléctricos
El cobalto es un químico necesario para producir baterías recargables, que en el Congo es extraído por adultos en pésimas condiciones e incluso por niños
El transporte eléctrico es fundamental para frenar los efectos del cambio climático. Para 2040, Reino Unido pretende que los únicos automóviles que circulen por sus calles sean eléctricos. Aunque América Latina da pasos más cortos hacia esta implementación, países como México, Ecuador, Perú, Brasil, Chile y Argentina lideran el proceso.
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No obstante, la fabricación de los carros eléctricos está sumida en una polémica por propiciar prácticas de explotación laboral. Según una investigación realizada por Amnistía Internacional y publicada en 2017, el aumento de extracción de cobalto (mineral primordial para la fabricación de baterías) ha generado que tanto niños como adultos realicen la labor en condiciones de riesgo y con pagos miserables.
En el Congo se concentra el 50% de cobalto existente en el mundo y en la misma cantidad se producen sus extracciones. Pese a su riqueza minera, la República Democrática del Congo es uno de los países más pobres del planeta y la ausencia de plazas laborales obliga a gran parte de la población a realizar actividades de minería de manera informal.
De acuerdo con estimaciones de Unicef, al menos 40.000 niños están involucrados en la extracción de cobalto. Muchos de estos tienen apenas siete años, trabajan durante 12 horas continuas bajo tierra en condiciones insalubres, respirando químicos tóxicos que pueden generar enfermedades terminales y todo a cambio de entre uno y dos dólares al día.
De África a nuestras manos
El objetivo es extraer la mayor cantidad de cobalto posible para venderlo a Congo Dongfang Mining (CDM), filial en propiedad exclusiva del gigante chino del comercio de minerales Zhejiang Huayou Cobalt Ltd (Huayou Cobalt). Amnistía Internacional pudo observar en su investigación que la mayoría del cobalto obtenido por CDM era vendido a su vez a compañías fabricantes de baterías, quienes suministran a gigantes tecnológicos y automovilísticos, como Apple, Samsung, HP, Huawei, Microsoft, Sony, Daimler y Volkswagen.
Es paradójico que el mineral que ha enriquecido a muchas de estas compañías provenga de las zonas más pobres de la Tierra, donde el material fundamental para fabricar las baterías de ión recargables se paga por casi nada y las víctimas de explotación infantil y laboral sufren las consecuencias de la demanda de la industria.
¿Una solución?
Eliminar el cobalto de las baterías de autos eléctricos, o suspender la producción masiva de esta alternativa ambiental, no es la solución al problema de explotación laboral en África. El equilibrio radica en la responsabilidad de las compañías al momento de conocer y establecer sus cadenas de abastecimiento. Aunque parece urgente implementar vehículos eléctricos, el compromiso ambiental se extiende hacia todas las ramificaciones, empezando por asegurar que los mineros de sus materias primas trabajan en condiciones seguras y reciben pagos justos por su labor.
Apple ha sido una de las primeras compañías tecnológicas en revisar la cadena de producción de sus proveedores de baterías, pero hasta el momento los fabricantes de autos eléctricos parecen estar ignorando su participación en la problemática, dejando esta responsabilidad solo en manos de los fabricantes de las baterías.
Latin American Post | Krishna Jaramillo
Copy edited by Laura Rocha Rueda