El contexto político, económico y social puede producir estrés y ansiedad en el núcleo familiar; encuentre aquí algunos tips para poder hablar con sus pequeños al respecto

En los países latinoamericanos, al igual que en otros alrededor del mundo, las recientes condiciones políticas han afectado los hogares de los ciudadnos. Los recientes escándalos económicos y sociales que sacuden el globo desencadenan una gran variedad de emociones entre padres, maestros y familiares. Por lo tanto, es necesario explicarle a los más pequeños de la casa asertiva y sencillamente qué está pasando.

El Dr. Rubén de la Rosa, psicólogo infantil venezolano y director del Proyecto Creces y Asociados, ofrece algunas pautas a considerar para entablar una conversación fructífera que les permita a los niños digerir el cóctel de acontecimientos y emociones que hay a su alrededor. Al hablar de situaciones coyunturales en las cuales pueden aflorar sentimientos muy fuertes para ellos (miedo, rabia, tristeza), el factor clave es no reprimir dichas emociones, ya que es normal y hasta positivo: “lo  primordial es identificar el sentimiento y asumirlo”, aconseja el  psicólogo.

“Al entender que hay en el cuerpo una energía acumulada se puede actuar bien sea hablándolo o mediante recurso como tomar un cojín y golpearlo, escribir en un globo los nombres de las cosas que molestan e inflarlo hasta que explote, o hacer un dibujo” explica el psicólogo, quien aclara que los niños y adolescentes son la población más susceptible a sufrir con los cambios de rutinas ocasionados por los diversos conflictos nacionales; estos últimos son los más vulnerables ante el problema social.

Por ende, para tratar de encauzar los diversos sentires y reacciones que ocasionan las circunstancias adversas en nuestros hijos debemos tratar de controlar las nuestras, teniendo en cuenta que  puede que los niños se nieguen a entender lo que les podamos explicar, para poder así mantener su fantasía de control y tranquilidad.

Entonces, ¿cómo hablar con ellos sobre una situación conflictiva?

Según  De la Rosa, frente a esa mezcla de emociones es cuando los padres deben orientarlos para transformar la rabia en un elemento positivo. “La rabia es una energía. Depende de cómo se oriente puede ayudar a la persona a poner límites a otros, puede ayudar a defenderse en una situación de riesgo. Por otro lado,  la rabia, si se transforma en algo negativo, puede destruir, dañar, volcarse en forma de violencia”, define De la Rosa.

Para ello, él ofrece los siguientes consejos de cómo manejar la situación según la edad:

• Aclare inquietudes: deje en claro que lo que sucede es transitorio y que todo será mucho mejor para ellos más adelante.
• No minimice ni exagere los problemas: es importante ayudar a entender que no tiene la culpa de lo que pasa y que es normal tener miedo o estar molesto.
• Escuche con paciencia sus inquietudes con el tema tratado y sea paciente cuando formulan las mismas preguntas repetitivamente.
• Revisen juntos momentos cuando el niño superó otros miedos e integre esos recuerdos; esto puede contribuir a mejorar el ánimo.
• Sea prudente con lo que dice, no dé detalles innecesarios ni hable desde la rabia o el repudio. Si ha tomado decisiones con respecto a la situación que acontece, aclare por qué las ha tomado.
• Distinga sus pensamientos o criterios de los demás y no generalice, evite mensajes negativos.
• Observe los sentimientos que sus hijos expresan y ayúdeles a nombrarlos.
• Esté disponible para dar abrazos, acompañar llantos y dar caricias.
• Siempre transmita esperanza.

En cualquier caso, los padres deben ser “un medio de canalización de las emociones de los niños, no de abonarle más angustias”, enfatiza el psicólogo.

Latin American Post | Pilar Matos

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