El “Refugio de Ayuda a Mujeres de América Latina”, único en su tipo en Europa, abre sus puertas a mujeres y niños para resistir el racismo y la violencia doméstica

Hace más de 30 años refugiadas de Colombia y Chile crearon un colectivo en Reino Unido con el objetivo de resistir el racismo y la violencia doméstica. Desde entonces, el refugio ha ayudado a miles de mujeres y niños afroamericanos, y de otras minorías étnicas, a escapar de su situación en casa e iniciar una nueva vida. 

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De acuerdo con el diario Together, sus servicios integrales de asesoramiento y defensa incluyen:

• Planificación de seguridad personal
• Alojamiento temporal
• Asesoramiento legal
• Servicios de apoyo especializado para niños
• Apoyo con el desarrollo de habilidades, talleres, salidas familiares y actividades sociales

Ahora, un nuevo refugio ha abierto sus puertas a los que lo necesiten. “La apertura de un nuevo refugio es el mayor logro en la historia de LAWA. Nuestros refugios significan más que poner un techo sobre las cabezas de nuestros beneficiarios, es un refugio seguro de hermandad donde se escuchan mujeres. Es un espacio donde las mujeres aprenden a recomponer piezas rotas, reconstruir y tomar el control de sus vidas”, expresó Rosa Heimer, Coordinadora de Conocimiento y Políticas para el grupo al diario i News. 

Es importante destacar que estos dos son los únicos refugios en Europa por y para mujeres y niños latinoamericanos que también ofrece servicios integrales e intersexuales, son trans inclusivos y dan la bienvenida a mujeres de todas las capacidades, de cualquier contexto cultural, etnia, clase social, religión y sexualidad.

Según la página oficial del refugio, el equipo está compuesto por 14 mujeres de diferentes orígenes latinoamericanos y diferentes campos profesionales. Dichas mujeres tienen experiencia en áreas tales como asesoría sobre violencia de género, asesoramiento, monitoreo y evaluación, administración de refugios o participación comunitaria, y trabajando juntos en LAWA, brindan apoyo a más de 800 mujeres por año.

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“Las mujeres de nuestra comunidad son más vulnerables a la violencia y la discriminación dada su barrera idiomática, la falta de acceso a la información y cómo acceder a sus derechos, el racismo, el estatus migratorio inseguro y, como consecuencia, el miedo a acceder a los servicios generales. Por lo tanto, es vital contar con un servicio especializado dedicado a apoyar de manera integral a las mujeres latinoamericanas que sufren violencia, ya que a menudo, otros servicios genéricos no satisfacen sus necesidades cruzadas”, agregó Heimer.

Por último, toda la ética y prácticas del grupo están basadas en el feminismo comunitario latinoamericano, que se originó con mujeres indígenas en Bolivia y Guatemala. Desde esa posición feminista, comunitaria y descolonial, las mujeres allí se reconocen en su historia y luchan contra las formas de violencia y opresión colonialista-patriarcal en curso.

LatinAmerican Post | Luisa Fernanda Báez
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