Medio ambiente

Mercado Voluntario de Carbono: Una oportunidad para la conservación en Colombia

El ministerio de Ambiente cree que este sector, que movió más de US$ 30 millones, puede ser una alternativa de negocio para las comunidades en zonas de conservación

El Cambio Climático se muestra como el problema ambiental más grave para el mundo. Es por esto que varios países, empresas, científicos y personas en general, han ideado diversos métodos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Read in english: Voluntary Carbon Market: An opportunity for Colombia

Una de estas alternativas es el mercado de carbono. Esto se refiere a la negociación en donde una persona que tiene, por ejemplo, 100 hectáreas de bosques nativos en Ecuador, le vende un bono de carbono certificado, a una empresa automotora japonesa. De esta forma, se intenta compensar que las emisiones de carbono de la empresa, sean similares a la captura de CO2 de los árboles en Ecuador.

Mauricio Mira Pontón, jefe de la oficina de negocios verdes del ministerio de ambiente y desarrollo sostenible, le explicó a Latin American Post, del naciente mercado en Colombia y de las oportunidades que esto representa para una

Según Mira Pontón, existen 2 tipos de mercados de bonos de carbono. El mercado regulado, que salió del protocolo de Kyoto, que es una negociación entre países y es de pago sobre resultados. Por otro lado, y de forma paralela, surgió un mercado de carácter privado, el mercado voluntario. Ese es el que se está moviendo hoy en día.

"Cada vez  están creciendo más las bolsas del clima, las bolsas especializadas para negociar los bonos de carbono a nivel internacional. El tema del calentamiento global es un tema que nos ataña a todos y los certificados o los bonos voluntarios, se rigen bajo unos estándares que determinan el tipo de bono de carbono que se va a negociar" explicó el funcionario.

Desde hace unos años Colombia, venía apoyando o estructurando varios proyectos para vender estos bonos que se negocian con unos compradores a nivel internacional que demandaban de estos bonos para reducir su huella de carbono y cumplir con algunas obligaciones de carácter fiscal en sus países. Muchos de estos bonos eran comprados para países europeos que tenían que compensar su huella de carbono, comprando bonos de carbono en Colombia.

Mira Pontón afirmó que en Colombia se venía trabajando desde el 2008 o 2009 en que la Bolsa Mercantil fuera la encargada de negociar los bonos. Pero no había lo que se llama bursatilidad, no había muchas negociaciones de bonos de carbono. A nivel de empresas colombianas, eran mínimo, porque estas no tenían un motivador para comprar esto bonos. No existía, a parte de la ética medio ambiental o de responsabilidad social empresarial, no era interesante desde el punto de vista económico.

El Ministerio de Ambiente y Desarrollo sostenible aseguró que "a raíz del impuesto al carbono, el mercado empezó a reaccionar y el ministerio sacó el decreto 926 de compensación, en donde las empresas que no quieren la causación del impuesto al carbono, están obligadas a comprar bonos de carbono. Lo cual en la práctica les generaría un ahorro sustancial al no pagar ese impuesto".

"Esos bonos se compran a varios proyectos que viene saliendo de diferentes partes de Colombia. Hay proyectos de comunidades , hay proyectos desarrollados por agencias de cooperación, hay proyectos privados que se han venido certificado bajo varios estándares. Esos proyectos salen al mercado de los bonos, donde hay una empresa, por ejemplo las aerolíneas, interesadas en compensar su huella de carbono" aseguró el jefe de la oficina de negocios verdes del ministerio.

Los datos sugieren que debido a la no causación del impuesto, se registran negociaciones por encima de 23 millones de dólares, lo cual es gigante para un mercado que hasta ahora está saliendo. Según Mira Pontón, "este mercado aún tiene vacíos que toca seguir afinando, pero esperamos que el mercado se vaya perfeccionando en los próximos meses".

 

Latin American Post | Santiago Gómez Hernández
Copy edited by Carlos Eduardo Gómez Avella

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