¿Qué sigue para El Salvador después de negar el reconocimiento a Taiwan?
Las relaciones comerciales se mantendrán a pesar de la ruptura de las relaciones diplomáticas, pero no sin una advertencia y algo de incertidumbre
El pasado 21 de agosto, El Salvador se convirtió en el tercer país latinoamericano (junto con República Dominicana y Panamá) en negar el reconocimiento político a Taiwán y pasar a reconocer este territorio como parte de China. De acuerdo con el gobierno taiwanés, esta acción fue causada a raíz de su negativa a invertir 27.000 millones UDS en El Salvador para el desarrollo del Puerto de la Unión y las elecciones presidenciales que se llevarán a cabo el próximo febrero.
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De acuerdo con la agencia de medición de riesgos Moody's, con esta acción El Salvador amplío sus oportunidades comerciales, pues "El Salvador podría tener una mayor financiación de infraestructura a través de la iniciativa One Belt, one Road (Un cinturón, un camino) de China, un crédito positivo para el país centroamericano, ya que el gasto gubernamental ha sido restringido en los últimos años como resultado de las tensas finanzas públicas”.
Igualmente, el diario Europa Press señala que “El Salvador espera que su economía reciba un impulso tras romper las relaciones diplomáticas con Taiwán” a causa de las declaraciones del portavoz presidencial salvadoreño, Roberto Lorenzana, quien afirmó que los objetivos detrás de la decisión fueron el desarrollo de la economía y la atracción de inversiones. Lorenzana aseguró que "Fundamentalmente es un interés apostar por el crecimiento de nuestro país con una de las economías más prósperas del mundo”.
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Con este propósito en mente, la ministra de Economía, Luz Estrella Rodríguez, planea una reunión con empresarios salvadoreños que comercian con Taiwán para explicarles cómo se llevarán a cabo las transacciones comerciales con dicho país luego haber roto las relaciones diplomáticas. Esto se debe a que El Salvador y Taiwán mantienen un Tratado de Libre comercio que permite la exportación desde El Salvador por un orden de 53 millones USD. Además, de acuerdo con el diario La Página, las exportaciones anuales hacia Taiwán representan para El Salvador entre 40 y 60 millones USD.
Es por esto que Rodríguez afirmó que “Estamos llamando a los empresarios que estaban haciendo comercio con Taiwán para explicar que afortunadamente, por ahora no tiene nadie de qué preocuparse, porque el Tratado, una vez que se denuncie, que aún no ha sido el momento, tiene seis meses de espacio y en esos seis meses hacemos esa transición.”
Igualmente, la ministra prevé un encuentro con inversionistas taiwaneses con el fin de asegurarles que las relaciones comerciales se mantendrán a pesar de la ruptura de las relaciones diplomáticas.
La reacción de EE.UU
Desde el mes pasado cuando se oficializó la guerra comercial entre China y EE.UU a raíz de un alza desmedida en los aranceles, Jean Manes, embajadora de EE.UU en El Salvador, manifestó que "una inversión de China no va a beneficiar a los salvadoreños". Igualmente, dijo estar preocupada por la "expansión económica y militar" que China estaba ejerciendo en la región.
Manes también afirmó que existía la posibilidad de que los chinos no cumpliesen con sus proyectos en la región y, ante la posible inversión china en el puerto de La Unión, aseguró que se deberían buscar socios más confiables. Como lo cita el diario La prensa gráfica “La Unión es una de las zonas donde más salvadoreños migran irregularmente hacia Estados Unidos y que por eso el país norteamericano está interesado en un buen inversionista para este departamento”.
Una vez tomada de decisión de El Salvador, el gobierno de EE.UU anunció estar reevaluando su relación con el país centroamericano, pues según la casa blanca, esta decisión “afecta no solo a El Salvador, sino también el bienestar de la economía y seguridad de toda la región de las Américas”. Donald Trump también afirmó que los países que buscan valerse de China para fomentar el crecimiento económico a corto plazo “pueden verse decepcionados a largo plazo”. Y señaló que “en todo el mundo, los gobiernos se están dando cuenta que los incentivos económicos de China facilitan la dependencia económica y dominación, no un trabajo en conjunto”.
LatinAmerican Post | Sofía Carreño
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