El indulto de Jack Johnson: no es una anécdota más de segregación racial
El perdón póstumo al boxeador afroamericano Jack Johnson refleja la lucha por los derechos humanos que se ha venido desarrollando y como el deporte no escapa de ello
El pasado 24 de mayo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, otorgó un indulto póstumo al boxeador afroamericano Jack Johnson. Johnson, quien murió en 1946, había sido judicializado por tener amoríos con una mujer blanca, muestra clara de la radical segregación racial existente durante gran parte del siglo XX en el país norteamericano.
Read in english: The pardon of Jack Johnson: it is not another racial segregation anecdote
"He emitido un perdón total póstumo para Jack Johnson, el primer campeón afroamericano de peso pesado del mundo", afirmó Trump, durante una reunión en la Oficina Oval de la Casa Blanca. En este lugar se reunieron personajes famosos de la vida pública estadounidense, como el ex boxeador Lennox Lewis y Sylvester Stallone, quien dio vida al mítico “Rocky Balboa” en ocho películas, de las cuales una está en proceso.
De hecho, fue Stallone quien abogó en los últimos meses por el indulto, tal y como lo aseguró el primer mandatario en su cuenta de Twitter, en el mes de abril. “Sylvester Stallone me llamó con la historia del campeón de peso pesado de boxeo Jack Johnson", escribió Donald Trump.
Sylvester Stallone called me with the story of heavyweight boxing champion Jack Johnson. His trials and tribulations were great, his life complex and controversial. Others have looked at this over the years, most thought it would be done, but yes, I am considering a Full Pardon!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 21 de abril de 2018
“La justicia cojea… pero llega”
La vida de Johnson no fue la más fácil. Nacido en 1878 en la cuna de antiguos esclavos norteamericanos, desde pequeño sufrió la lucha de razas que predominaba en Estados Unidos. Sin embargo, eso no le impidió ser parte de la historia al ser el primer afroamericano en ganar un título mundial de boxeo frente a James Jeffries, el campeón mundial para esa época, en 1908.
Por supuesto, la derrota de una persona blanca como Jeffries a manos de una persona negra como Johnson no fue vista con buenos ojos entre la sociedad racista de inicios del siglo XX en Estados Unidos. Por lo que el triunfo del “pugilista” afroamericano derivó en una ola de violencia racial, fortalecida por los grupos fanáticos.
Es debido a esto que, ante la necesidad de detener la influencia de Johnson sobre las comunidades afroamericanas, en 1913 se le imputaron de manera injusta cargos de secuestro al encontrarlo con Lucille Cameron, una mujer blanca con la que había viajado por el país. Para la década, de 1910 a 1920 era ilegal viajar de un estado a otro en compañía de una mujer de raza blanca con “propósitos inmorales”, según lo dictado por la Ley Mann.
Ante esta acusación, Johnson decidió salir del país hacia tierras europeas para pelear allí. No fue sino hasta 1920 que el ex boxeador regresó a EE. UU. a pagar una condena de casi 10 meses que acabó con su carrera, y que durante mucho tiempo solo fue una anécdota más de la segregación racial que aquejaba al norte de América. "(Un indulto) simplemente borrará el dolor y la humillación, y la vergüenza que la familia sintió", aseguró Linda Haywood, una de sus descendientes, de acuerdo con la BBC.
Peter Norman: el australiano con orgullo afroamericano
Así como ocurrió con Johnson, hay historias que reflejan la lucha racial que cargaban a sus espaldas cientos de deportistas, incluso durante los momentos de competencia. Ejemplo de ello es la huella que dejó el atleta australiano Peter Norman, después de terminada la carrera de los 200 metros en los Juegos Olímpicos de México 1968.
Norman, de piel blanca, no dudó en portar el logo del Proyecto Olímpico para los Derechos Humanos (OPHR, por sus siglas en inglés), movimiento con el que los afroamericanos pretendían protestar por la desigualdad que se vivía en su país.
En el podio, mientras que Tommie Smith (primero en la competencia) y John Carlos (tercero) alzaban su mano derecha e izquierda respectivamente en referencia al Black power (o poder negro) que defendían; Peter Norman se tornaba como una estatua en el lugar del segundo puesto, portando el logo del OPHR justo encima del escudo del comité australiano.
Durante más de cuatro décadas, el recuerdo de Norman no fue el más grato entre sus conciudadanos australianos, quienes inicialmente vieron la acción del atleta como una afrenta a los mismos ideales e historia de Australia.
“Yo conocía la historia de Australia sobre cómo habían tratado a los aborígenes. Sabía que eso podía ser un problema para él porque se interpretaba que estaba de parte de los negros de Estados Unidos. Y eso fue lo que sucedió. Como a nosotros, le echaron de la Villa Olímpica, abusaron de él en su país, le apartaron socialmente”, recordó Tommie Smith en una entrevista con el diario El País de España, en 2008.
Precisamente fueron Smith y John Carlos quienes transportaron el féretro de Peter Norman hasta su tumba, cuando murió en 2006. No obstante, en 2012 el parlamentario Andrew Leigh decidió pasar el caso a la Cámara de Representantes, y fue allí en donde se realizó una disculpa póstuma a Norman. “El país no hizo lo correcto con él. No se le ha dado el reconocimiento a alguien que ha hecho tanto por la igualdad racial”, comentó Leigh durante en debate en el Parlamento.
Latin American Post | Christopher Ramírez Hernández
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