El aplastante triunfo de la izquierda: México abrió las puertas al cambio
El 1° de julio pone un hito en la historia de México con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, una victoria que demuestra que el pueblo azteca quiere un cambio
Con un abrumador 53% de aceptación en el conteo rápido del Instituto Nacional Electoral (INE), en la madrugada del 2 de julio, Andrés Manuel López Obrador, mejor conocido por sus siglas AMLO, se convirtió en el presidente electo de la República Mexicana. Por primera vez, un político que ondea la bandera de un líder social con mira a la izquierda gobernará la segunda economía latinoamericana. Así, tras conocer las encuestas de salida, los candidatos de los dos partidos tradicionales: Partido Acción Nacional (PAN) y Partido Revolucionario Institucional (PRI), reconocieron la derrota y felicitaron al futuro presidente.
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Los mexicanos han elegido un futuro diferente, incierto para algunos, al elegir a AMLO como su líder. Aunque la victoria supone una transformación política y las cifras demuestran un gran apoyo al candidato, es cuestionable si este fenómeno es una alusión a lo ocurrido hace 18 años, cuando el país decidió poner fin a la hegemonía del PRI después de 70 años, exigiendo una transición. O lo ocurrido hace 6 años, cuando los ciudadanos cansados de la violencia generada por la “guerra contra el narcotráfico” en el sexenio de Felipe Calderón regresaron al PRI al poder con Peña Nieto.
Así bien, una de las razones a las que se alude el triunfo de AMLO, es el voto de castigo tanto al PRI, demostrado con el pobre 16% que obtuvo el candidato José Antonio Meade; y al PAN, que quedó 30% por debajo del triunfador en las encuestas de salida con el candidato Ricardo Anaya. AMLO, en estas elecciones, a diferencia de las dos pasadas en las que participó el candidato, se presentó como una alternativa a la violencia que se viven en el país. Una violencia que dejó un saldo de 234 mil personas asesinadas, más de 30.000 desaparecidos, entre 300.000 y 1,6 millones de víctimas del desplazamiento forzado y más de cien periodistas asesinados, en tan solo los últimos 12 años, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
En su discurso de cierre de campaña, AMLO hizo énfasis en una izquierda que se inserta en una historia de luchas sociales como el movimiento estudiantil del 68, las luchas sindicales y las resistencias políticas. Del mismo modo, el político a lo largo de su campaña ha hecho énfasis en ser el heredero de la independencia, la revolución y las reformas. Este relato ha confrontado la transición democrática en México que hasta hoy solo había sido PRI-PAN-PRI. Por ello, el poder en la izquierda representa irremediablemente un hito en la historia mexicana y posiblemente pánico social a un gobierno desconocido.
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Aunque algo debe quedar muy claro, a partir de ahora las pomposas propuestas de campaña que buscan acabar con la corrupción, garantizar la vida y promover la igualdad económica deben ser aterrizadas. No es suficiente la honestidad y la buena fe si no se tiene un plan económico y estratégico de seguridad. Si fuera así, habría una posibilidad a largo plazo de que la izquierda pueda crear un proyecto de autonomía más profundo en el que las comunidades puedan decidir su futuro. Aun así, el mayor reto que ahora enfrentará el futuro gobierno de López Obrador será encontrar la forma de superar la polarización en la que la opinión pública se encuentra sumida. Esto se debe a que, si para la elección consiguió despejar en gran medida la idea que su gobierno sería un peligro para México, a partir de ahora deberá alejar las opiniones que lo consideran autoritario y que piensan que la economía se encuentra amenazada. México se enfrenta a una nueva era, en la que un país de más de 120 millones de personas abrió las puertas al cambio.
Latin American Post | Ana Gabriela Martínez