La estrategia del gobierno de Donald Trump es que Estados Unidos vuelva a ser grande mediante el fortalecimiento de la economía y el cierre de la brecha militar

Desde hace aproximadamente una década, Estados Unidos sufre una crisis económica de la que no ha podido recuperarse. El déficit comercial en 2017 estuvo por los 566.600 millones de dólares, según el portal El Economista, el mayor desde 2008 cuando estuvo por los 700 mil millones de dólares. Además, el déficit fiscal obligó a mantener cerrada la administración federal durante varios días de enero. El nivel de su deuda terminó en un 108% de su PIB, de acuerdo con Santander Trade; y su PIB per cápita para el último trimestre de 2017 estuvo en -4.3% comparado con el mismo trimestre de 2016, según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

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Estas cifras, combinadas con el desmantelamiento industrial que se hizo en las últimas décadas trasladando principalmente a Asia su industria y sus fuentes de empleo, generan una situación interna de problemas sociales, económicos y de convulsión política. En el marco internacional producen un debilitamiento económico que se ha manifestado también en debilidad en su influencia política y militar.

En medio de esta situación emergen países como China y Rusia, cuyo crecimiento en la influencia económica, política y militar es contraria a los intereses económicos norteamericanos. Por ejemplo, el avance de la influencia económica china sobre América Latina que ha cambiado del interés por las materias primas a las inversiones en infraestructura y servicios, o sobre África con el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB) en casi la totalidad del continente. Además de la influencia política de Rusia en Oriente Medio, como en Pakistán y Siria.

Por eso en la Estrategia de Seguridad Nacional que expidió el gobierno de Trump se expone la política interna y externa que abordará en adelante para proteger sus intereses en el mundo frente a estas dos naciones que son sus principales competidoras, por encima del terrorismo como lo fue hasta la actualidad. Dicha política tiene como objetivo principal, como lo ha dicho Trump, hacer de EE.UU. de nuevo un gran país.

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La política consiste en fortalecer la economía del país con la intervención del Estado teniendo como base 4 pilares: la protección de la patria, promover la prosperidad económica estadounidense, mantener la paz a través de la fuerza y fomentar la influencia de la potencia alrededor del mundo. Además incluye la modernización de los tratados comerciales y hacerlos bilaterales, el fortalecimiento de su infraestructura, modernizar y fortalecer su economía y su aparato militar, incluido el componente nuclear, biológico, espacial y ciberespacial, como lo indica el documento de seguridad.

En la Estrategia Nacional de Defensa se ratifica a los dos países, Rusia y China, como sus principales amenazas. También anuncia el cierre de la brecha militar con estas naciones modernizando las Fuerzas Militares con énfasis en el aparato militar en ataque y defensa, en equipamiento de guerra en el ciberespacio, y haciendo uso del Big data para moldear la opinión de las personas usando las redes sociales como con el escándalo de Cambridge Analytica.

La Estrategia de Seguridad Nacional y la Estrategia Nacional de Defensa son la respuesta que la potencia norteamericana, en cabeza de Donald Trump, le da al avance de la influencia política y económica de Rusia y China que amenazan sus intereses económicos y políticos en el planeta. Esto en medio del declive político que la acompaña a causa de las dificultades internas que está sufriendo hace una década y que se manifiestan en el retroceso de su influencia alrededor del mundo.  

LatinAmerican Post | José David Rodríguez