Lo peligroso no es ser obeso, lo peligroso es tener barriga
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Diabetes, presión arterial alta, accidentes cerebrovasculares, apnea del sueño, diversas formas de cáncer y otras enfermedades degenerativas están asociadas a la grasa ubicada en el abdomen
La publicación de Salud de la Universidad de Harvard explica cómo la grasa está asociada con altos niveles de colesterol malo (LDL), bajos niveles del colesterol bueno (HDL), influye en el manejo del azúcar e insulina en la sangre y además, es el mayor causante de muerte y/o enfermedades como ataques al corazón, ACV, tensión arterial alta, diabetes, depresión, hígado graso y cáncer. Si bien el exceso de peso -y de grasa corporal- puede deteriorar tu salud, es justamente la grasa alrededor de tu cintura a la que debes prestarle especial atención.
Shape Magazine reseña un estudio de la Clínica de Mayo que revela que tener un peso normal con exceso de grasa abdominal es incluso más peligroso que simplemente calificar como obeso. El estudio en cuestión observó a más de 12000 individuos –en EE.UU.- por más de 14 años. Los científicos descubrieron que los sujetos con IMC normales con “forma de manzana” (acumulan más grasa en la zona abdominal) tenían más probabilidades de sufrir enfermedades cardiacas, incluso en comparación con aquellos que eran calificados como obesos.
No toda la grasa es igual.
Como se explica en WebMD, no toda la grasa de tu cuerpo tiene la misma composición. La grasa que se acumula justo debajo de tu piel, que normalmente agarramos con las manos o "pellizcamos", es la llamada grasa subcutánea. La que se acumula al rededor del estómago es llamada grasa visceral porque realmente rellena nos espacios existentes entre tus órganos (vísceras), es decir, estómago e intestinos.
Ambas pueden ser perjudiciales para la salud, pero cada vez más se va denotando que el exceso de grasa visceral es más peligroso que la grasa subcutánea. Diabetes, presión arterial alta, accidentes cerebrovasculares, apnea del sueño, diversas formas de cáncer y otras enfermedades degenerativas están asociadas a la grasa en esta zona.
La forma de comportarse de esta grasa es distinta que en otras partes del cuerpo. Según la publicación, aumenta la creación de químicos como las citocinas, que pueden aumentar el riesgo de enfermedades del corazón. Además, estas citocinas pueden bajar la sensibilidad de tu cuerpo a la insulina, lo que puede derivar en diabetes y aumentan la inflamación, lo que puede colaborar en la aparición de ciertos tipos de cáncer, como el de colon, esófago y páncreas.
En estudios más recientes de Harvard, se hace referencia al término lipotoxicidad para entender por qué la grasa visceral es tan importante. A diferencia de la grasa subcutánea, la visceral transporta sus productos metabólicos directamente al torrente sanguíneo y al hígado. Como resultado, las células grasas se engrandecen y se rellena con exceso de triglicéridos. Estos también se acumulan en el páncreas, corazón y otros órganos que no están diseñados para la acumulación de grasa, haciendo que estos actúen de manera disfuncional, produciendo alteraciones en la regulación de insulina, azúcar en sangre, colesterol y actividad cardiaca anormal.
¿Cuándo hay que prestar atención?
Un simple centímetro basta para identificar el momento de acudir a los médicos:
-Para las mujeres, una medida de la cintura de 35 pulgadas (88,9 cm) o más, es motivo de preocupación.
-Para los hombres, una cintura de 40 pulgadas (101,6 cm) o más, podría significar problemas.
¿Qué hacer entonces?
Aunque suene más fácil leerlo que hacerlo, implementar cambios en el estilo de vida es imperativo:
-Incluir más verduras: estás deben ser la parte más grande del plato. Elegir las variedades sin almidón (menos papas o batatas y más brócoli y vegetales de hojas verdes).
-Alejarse de los alimentos ultra procesados: tortas, dulces, donas y bollería industrializada. La avena, en cambio, es un magnifico cereal para incluir en la dieta.
-Eliminar bebidas azucaradas, sodas, tés procesados y jugos de fruta (prefiera siempre la fruta entera).
-Hacer ejercicio. La Asociación Americana del Corazón recomienda acumular 150 minutos por semana de ejercicio moderado o 75 minutos de ejercicio vigoroso. Esto es, treinta minutos al día, cinco veces por semana. Se pueden obtener los mismos beneficios repartiendo estos treinta minutos en segmentos de 10 a 13 minutos diários.
Si bien no hay un método rápido o pastilla mágica que elimine la grasa del cuerpo, el cambiar el estilo de vida te proporcionará beneficios que irás viendo en tu día a día, poco a poco pero siempre de manera segura.
LatinAmerican Post | Clementina Ramos
Copy edited by Santiago Gómez Hernández