Así está el panorama de las mujeres indígenas trans en Colombia
En Colombia, muchas mujeres indígenas trans se vieron obligadas a dejar su hogar, tras ser rechazadas por su comunidad
Desde 2010, un pueblo colombiano se convirtió en refugio para muchas mujeres indígenas embera que en un acto de liberación y rebeldía abandonaron su comunidad tras ser rechazadas y castigadas por haber nacido en el cuerpo equivocado, así como un lugar de trabajo como recolectoras de café en las fincas de este lugar. Se trata de Santuario, un municipio con aproximadamente 15 mil habitantes ubicado en el departamento de Risaralda, cuya principal actividad económica es el cultivo de esa planta.
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Allí, además de los verdes cafetales y tradicionales jeeps que transportan pasajeros desde la plaza hasta las laderas de las montañas, es usual observar mujeres indígenas con shorts, blusas ombligueras y labios pintados. Estas jóvenes indígenas embera son transgénero y se vieron obligadas a dejar su hogar porque en su comunidad no aceptaron la transformación que decidieron realizar.
De acuerdo con datos de la Alcaldía de Santuario recogidos por el diario El Espectador, no se tiene un registro exacto sobre el número de indígenas trans que ha llegado al lugar en los últimos años. Sin embargo, se calcula que al menos 20 de ellas llegan cada sábado al pueblo para gastar en licor, fiestas o maquillaje lo ganado durante la semana recolectando café.
Históricamente, algunas culturas indígenas han reconocido la presencia de dos energías dentro de un mismo cuerpo. Los indígenas Berdaches de Norteamérica, por ejemplo, aceptaban y honraban a los miembros portadores de dos espíritus: uno femenino y otro masculino. No obstante, los embera en Colombia consideran antinatural la homosexualidad y rechazan a las personas trans.
Según lo relatan algunas mujeres indígenas trans en entrevista con Univisión, en sus comunidades son castigadas por vestirse o comportarse como mujer. Además, son sometidas a rituales de limpieza en los que las amarran a los árboles durante largas horas y les cortan el cabello, para finalmente expulsarlas del resguardo indígena. Esto último con el objetivo de evitar la propagación del "flagelo" y librar a la comunidad de posibles desastres naturales o tragedias que puedan ocurrir como castigo a tales comportamientos.
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Mujeres trans en Latinoamérica: una vida corta y limitada
De acuerdo con estadísticas de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el 80% de las mujeres trans en Latinoamérica mueren asesinadas a los 35 años o antes. Además, esta es una población que desde muy temprana edad es rechazada "en sus hogares, comunidades y centros educativos". "La violencia, discriminación y estigmatización que las personas trans sufren las inserta en un ciclo de exclusión que tiende a culminar en la pobreza, en función de la falta de acceso a servicios básicos, oportunidades educativas y laborales y prestaciones sociales", explica el CIDH.
También, como lo indica Amnistía Internacional, los transgénero corren 50 veces más peligro de contraer el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) y las tasas de suicidio en esta comunidad son muchas más altas que en el resto de la población. Según datos de The William Institute y la Fundación Americana para la Prevención del Suicidio, el 44% de la población trans latina en EE.UU. ha intentado suicidarse por no estar conforme con su género. El 45% de estos intentos se produce en una población en edades de los 18 a los 24 años de edad.
Una investigación realizada por Transgender Europe reveló que América Latina es la región con las tasas más altas de violencia contra la comunidad LGBTI en el mundo. Sin embargo, ¿qué hacen los países latinoamericanos para promover la igualdad y protección de los derechos de tal comunidad?
Uruguay, Argentina, Colombia, México, Bolivia y Ecuador son las naciones de la región con leyes que reconocen el derecho a la identidad, y que permiten el cambio de género y nombre en la partida de nacimiento. A estos países se sumó Chile el pasado 20 de junio, tras aprobar la misma medida incluso en menores de 14 años de edad, quienes podrán acudir a un tribunal de familia con sus padres para realizar el cambio de sexo.
Bolivia y Ecuador cuentan con regulaciones que pretenden asegurar la igualdad de esta comunidad. Sin embargo, una encuesta realizada por la Organización Internacional LGBTI en 2016, demuestra que Bolivia es el segundo país latinoamericano que más rechaza a esta comunidad después de Nicaragua.
LatinAmerican Post | Krishna Jaramillo
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