Voto electrónico en Brasil: ¿seguro o no?
El país sudamericano cumple 22 años de elecciones electrónicas. ¿Qué se puede esperar de la tecnología en procesos democráticos?
Brasil tiene uno de los sistemas de votación más modernos del mundo. Desde 1996, año en el que se incluyó la tecnología, este país se ubicó como referente para las demás democracias que experimentaban dificultades con el fraude electoral. El 7 de octubre pondrá una vez más a prueba con las elecciones presidenciales, para gobernador y congreso. No obstante, en la era de la información, no hay tecnología que sea 100% segura o “no hackeable”.
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Recientemente, durante la DEF CON -una de las convenciones sobre seguridad cibernética más importantes del mundo- 35 niños de edades entre 11 y 17 años fueron capaces de hackear una simulación del sistema de votación estadounidense. Aunque el experimento fue criticado por el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, porque no emulaba las condiciones fidedignas del sistema de votación, se sentó el precedente de las vulnerabilidades de la democracia digital. ¿Qué tan seguras son estos sistemas electorales? ¿Supone esto una amenaza para las elecciones brasileñas?
Beatriz Miranda, profesora de relaciones internacionales de la universidad Externado de Colombia, ha afirmado que desde que se implementó la tecnología en el proceso electoral de Brasil, nunca se han tenido denuncias por fraude. De hecho, según una columna que la profesora Miranda hizo para el diario El Mundo, el Tribunal Superior Electoral -una de las autoridades referentes en procesos electorales internacionales- ha enviado misiones en repetidas ocasiones para aprender de la experiencia brasileña.
Sin embargo, en 2012, un grupo de investigadores puso bajo la lupa el funcionamiento del sistema brasileño, que bajo condiciones muy desfavorables para la experimentación con la seguridad de este, encontraron que no era seguro. Entre otros problemas, los investigadores fueron capaces de rastrear los votos, lo que pone en peligro el principio de la confidencialidad de este. Más pruebas se intentaron, pero las condiciones de experimentación se hicieron cada vez más estrictas, lo que ha imposibilitado un diagnóstico integral de las falencias del sistema brasileño.
El papel del voto electrónico en Brasil tiene una lógica interna que explica su necesidad. Este país contaba con un electorado de un poco más de 100 millones de personas para 1996, año de la implementación del sistema digital. La logística de contar votos a mano de una población tan grande es un reto que una democracia no debería enfrentar. El voto electrónico es capaz de anunciar resultados apenas horas después del cierre de las urnas, en contraposición de los días que podía tomar hacer el recuento de votos en papel.
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¿Cómo mitigar, entonces, potenciales fraudes en las elecciones de Brasil? La opción más extendida es la de sistemas híbridos que combinan votaciones tanto digitales como en papel. Para las elecciones del 7 de octubre, el Tribunal Superior Electoral de este país implementará en un 5% de sus urnas el sistema en papel. Esta medida permite comparar los registros electrónicos con los físicos, lo cual disminuye la dependencia en sistemas electrónicos y el riesgo de ataques cibernéticos.
Adicionalmente, para estas elecciones, observadores internacionales provenientes de la Organización de Estados Americanos acompañarán el proceso electoral de Brasil por primera vez en su historia.
LatinAmerican Post | Iván Parada Hernández
Copy edited by Marcela Peñaloza
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