Venezuela y la fuga de cerebros: la otra perspectiva de la crisis
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Con la intensificación de la crisis en Venezuela, las condiciones económicas y políticas obligan a que los jóvenes decidan abandonar su país para obtener un mejor futuro
Además de la crisis humanitaria y económica, existe una incertidumbre en torno a lo que le depara a Venezuela en un futuro. Desde la proclamación de Juan Guaidó como Presidente interino del país el 23 de enero del presente año, existen opiniones divididas sobre lo que ocurrirá en el futuro de Venezuela. Países como Estados Unidos, Colombia, Argentina, España, Alemania y Australia, entre otros, reconocen al Presidente interino, mientras que Irán, China, Rusia, Turquía y Bolivia continúan reconociendo a Nicolás Maduro como Presidente legítimo del país.
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Siendo un Estado dividido, con dos presidentes y con una crisis profunda, Venezuela ha padecido en los últimos años de otro fenómeno que obliga a que sus jóvenes abandonen el territorio nacional para buscar mejores oportunidades de vida en otros destinos. Según un estudio de la Universidad Nacional de Entre Ríos de Uruguay, el fenómeno de la fuga de cerebros se da cuando los individuos que han sido formados emigran a otros países con el propósito de ejercer sus estudios o tener una mejor calidad de vida en otro territorio ajeno al de su propia nacionalidad.
¿Tres millones de cerebros en fuga?
En el caso venezolano, aproximadamente 3 millones de personas abandonaron su territorio para finales de 2018, según cifras de BBC Mundo. Dentro de esta cifra, se resalta que la mayoría llegan a países como Colombia, Ecuador, Brasil, Costa Rica, México y Estados Unidos. Algunos afortunados tuvieron oportunidad de rehacer su vida a través de familiares o conexiones en los países de recepción, sin embargo, en la gran mayoría de casos se evidencia cómo profesionales formados terminan ejerciendo labores completamente alternas, como la venta ambulante.
Según Tomás Páez, Coordinador del Proyecto Global en el tema de la diáspora venezolana, “si se compara lo que ha hecho América Latina con respecto a lo que ha hecho Europa, el cual tiene mejores condiciones económicas, es irrelevante, por lo cual América Latina es un ejemplo de colaboración mutua”.
Esta colaboración se evidencia a través de las cifras de venezolanos recibidos en distintos países de América Latina. Según un estudio adelantado por Migration Policy Institute, Colombia ha sido el país que más ha recibido migrantes, donde se estima que serían 1,5 millones. De igual manera, si se analiza la distribución demográfica de los inmigrantes venezolanos en territorio Colombiano, un 70,6% estaría en una edad ideal de empleo activo, la cual estaría de 25-40 años de edad. Por otra parte, con respecto a la distribución demográfica de los venezolanos en otros países de América Latina, países como Brasil arrojan que el 71% de la población estarían bajo el mismo el rango de edad y para el caso de Costa Rica, sería un 80%.
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Considerando que la mayoría de venezolanos están en una edad ideal para trabajar, alrededor de un 56% serían profesionales o individuos formados previamente que en la mayoría de los casos no ejercen labores relacionadas con su profesión, según cifras de Bloomberg, 2018. Según el mismo portal, 66.000 de estos profesionales son médicos, que en su mayoría tampoco ejercen por carecer de los credenciales requeridos en términos legales para lograr trabajar en su formación.
Los problemas económicos de la emigración
La fuga de cerebros ciertamente es un fenómeno que se considera problemático y exacerba la crisis en Venezuela, puesto que representa una pérdida en términos monetarios para el gobierno, la inversión que se ha hecho para que los individuos hayan sido educados se pierde en el momento que estos deciden ejercer en otro destino. Por otra parte, también es una pérdida en términos de capital humano, ya que hay un declive en la cantidad de individuos calificados en las diferentes áreas que requieren de un grado de preparación para los empleos disponibles.
En el caso de los países receptores, se evidencia cómo estos reciben una gran cantidad de individuos calificados, los cuales están dispuestos a obtener ingresos menores a los individuos residentes del país receptor. De este modo, aumentaría su capital humano. Sin embargo, en el caso venezolano, debido a la gran cantidad de personas que se encuentran abandonando su país de origen, se muestra que a pesar de que son calificados, terminan ejerciendo labores que no requieren de una preparación académica previa, por lo cual desplazarían a la mano de obra del país de origen.
Ahora bien, Migración Colombia muestra que para 2018, cerca de 442.462 migrantes no tenían los permisos requeridos para trabajar y han cruzado la frontera por múltiples puntos en los últimos 16 meses. Por lo cual, si existieran unas condiciones de regulación más eficientes, países como Colombia podrían aprovechar las habilidades de estos migrantes venezolanos calificados.
LatinAmerican Post | Alejandra Caballero
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