ANÁLISIS

Dejemos de justificar la violencia contra las mujeres

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Casos como lo sucedido en Italia son una razón más para dejar de justificar la violencia masculina contra las mujeres

Dejemos de justificar la violencia contra las mujeres

En días recientes, mujeres pertenecientes a la ciudad de Ancona en Italia, salieron a protestar luego de que se conociera que en 2017, jueces italianos, tres de ellos mujeres, decidieron absolver de prisión a dos peruanos acusados de violación en 2015. Los acusados estaban condenados en primer grado por violar a una mujer también peruana, y quien en ese entonces tenía 20 años. Por la gravedad de sus heridas, la víctima tuvo que ir al hospital, donde le tuvieron que suturar 14 puntos en la vagina, según lo relata CNN.

A pesar de que su relato y las pruebas encontradas dentro de su sangre demostraron que, en efecto, los atacantes la habían violado, no valieron para nada. Dentro de los argumentos presentados por los jueces, lo que más generó indignación, es que la víctima “era demasiado masculina, fea y poco atractiva para ser violada”. 

Pareciera que los estándares de belleza con los que luchamos las mujeres día a día, llegaron hasta los tribunales, y ahora hacen parte de las decisiones de jueces. Sin embargo, comentarios de este tipo no son nuevos. El actual presidente de Brasil, conocido por su discurso misógino, se dirigió en el 2003 a una diputada opositora y afirmó que ella  no merecía ser violada simplemente por el hecho de ser “muy fea y muy mala”.

Y es que este tipo de ejemplos son más comunes de lo que se cree. Con respecto a la situación de la selección femenina de fútbol colombiano, donde varias jugadoras denunciaron el acoso sexual y laboral que sufrían, escuché comentarios donde se afirmaba que por el hecho de no estar arregladas, por ser “marimachas” no se pensaba que las podían acosar. 

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Se podrán imaginar la rabia que, como mujer, siento por esos comentarios. Es que en todo momento se está justificando la violencia masculina contra las mujeres. En este preciso caso es por la apariencia, por lo que no eran suficientemente bonitas, masculinas, etc; pero en otros casos nos pasa lo que nos pasa por estar demasiado arregladas, por tener faldas, vestidos, los cuales son el pretexto para usar la famosa frase “es que si estaba vestida así, era porque quería”. 

No, nuestras decisiones, nuestra forma de vestirnos, de arreglarnos, no son el pretexto para que los hombres se sientan con el poder de violarnos, de realizar comentarios. ¿Y por qué creen que pueden decidir sobre nosotras? Por el simple hecho de que como sociedad hemos naturalizado los diferentes micromachismos (ideas, gestos, actitudes y comportamientos cotidianos, interiorizados y justificados como naturales, que condicionan el día a día de las mujeres, según la definición de BBC).

Para la muestra, un botón. Fueron mujeres las que decidieron quitar la condena de los violadores por el simple hecho de que la víctima era fea.

Si desde nosotras, desde nuestro género, comenzamos a apoyarnos más, que es una corriente que con el paso del tiempo se viene fortaleciendo más, podemos combatir con los micromachismos. Aún así, también radica la importancia de los hombres en este caso. No es mala idea explicarles las situaciones de desigualdad a las que somos sometidas cada día. Para combatir con juicios de valor sobre nuestra apariencia, sobre quién paga la cuenta, etc, radica en la educación que como sociedad comencemos a crear.

 

LatinAmerican Post | Laura Viviana Guevara Muñoz

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