La inversión no garantiza títulos en el deporte, es más importante la paciencia
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Recientemente el Manchester City y el PSG repitieron eliminación en la Champions League sin llegar siquiera a la final. ¿Qué más hace falta para ganar?
El deporte es cada vez más un negocio. De eso ya nos hemos dado cuenta todos, ¿cierto? Las épicas de equipos débiles sobre los fuertes ya no se dan con tanta frecuencia, cada vez el deportista se vincula menos con una camiseta, pues lo que más lo mueve es el dinero. Cada vez hay más derechos de exclusividad para transmisiones deportivas y todo esto, de alguna manera, hace más predecible los nombres de los ganadores.
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Sin embargo, cuando ya hablamos específicamente de ganar, no existe una fórmula mágica, pues hay muchos casos de inversiones multimillonarias que aún no consiguen el título más importante y ansiado. Al final algo le queda al deporte de su esencia, una actividad en la que predominaban mayormente el trabajo en equipo, la constancia, la mística y el hambre de ganar antes que la rentabilidad del oficio.
En el fútbol, el deporte de más impacto en el mundo, existen los ejemplos más claros. Manchester City fue severamente criticado tras ser eliminado de la UEFA Champions League otra vez en cuartos de final y otra vez por un equipo inglés, en este caso, Tottenham; mientras que el PSG de Francia, de quien pocos esperaban gran cosa, volvió a defraudar quedando eliminado en octavos de final ante el peor Manchester United de los últimos tiempos.
Algo similar ocurrió en nuestro continente con el Palmeiras de Brasil: ‘El Verdao’ y actual monarca del ‘Brasileirao’ se reforzó como ningún otro equipo en su país —y en líneas generales en Conmebol—para intentar ganar la Copa Libertadores. Aun así, ya son dos años quedándose a las puertas, incluso bajo la dirección técnica del gran Luis Felipe Scolari. Estos casos demuestran no tanto que el dinero no puede titularse en el deporte, sino que, por lo general, con tiempo y trabajo es más lógico aspirar a grandes logros. ¿En el corto plazo? Muy difícil.
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La casualidad y el deporte no se llevan bien
La magia del deporte muchas veces está en que la lógica no se cumple y en que, de vez en cuando, nos encontramos con sorpresas que le agregan ese toque impredecible que lo hacen inigualable. Sin embargo, por lo general, cuando hay un proyecto que establece plazos, que se refuerza constantemente, el título llega tarde o temprano.
Alemania en el mundial de Brasil 2014 es el mejor ejemplo, pues alcanzar ese lauro fue consecuencia de que los teutones perdieran una final (ante España en 2008) y dos semifinales (ante España en 2010 e Italia en 2012) luego de siete años de trabajo del cuerpo técnico que encabeza Joachim Low. Tenían a muchos de los mejores jugadores, uno de los sistemas y logísticas con mayor inversión en el mundo y, aun así, no habían podido ser campeones del mundo otra vez. ¿Era fracaso? Por supuesto que no.
Otro caso, si lo llevamos al deporte se da en el baloncesto. Los Golden State Warriors solo tenían un título en su vitrina hasta el 2015. Ni siquiera la inversión de años atrás con Chris Mullin y Tim Hardaway dio resultados. Años después, la franquicia entendió que debía trabajar en un proyecto con jugadores jóvenes, pero con talento, además de consolidar un equipo, una idea y luego, sí, traer figuras.
Stephen Curry se formó en el club, Draymond Green también y algo similar ocurrió con Klay Thompson. Alrededor de ellos tres y con el buen trabajo técnico de Steve Kerr, el equipo se tituló en 2015, jugó la final de 2016 y se dio el lujo de reforzarse con una mega estrella como Kevin Durant para ganar en 2017 y 2018. Hoy son los favoritos para ser campeones nuevamente en este 2019.
También podemos decir lo mismo de los Chicago Cubs que, a pesar de todo, no son el mejor ejemplo de grandes inversiones en las Grandes Ligas como sí los son los Yanquis de Nueva York o los Medias Rojas de Boston, por ejemplo. Chicago tenia años amenazando con dar un salto de calidad, pero no terminaba de ocurrir. Pasaron 108 años para que volvieran a saborear las mieles de un título. Javier Báez, Kris Bryant y el venezolano Wilson Contreras eran tres jóvenes con experiencia que apuntalaron el logro junto a un pitcher de primer nivel, como lo era Jake Arrieta, en aquella temporada del 2016. Es claro, para alcanzar el título más preciado, se necesita proceso, incluso por delante del dinero. Quizá Manchester City y PSG necesiten un poco más de tiempo para eso.
El Tottenham elimina al Manchester City en una noche loca (4-3)https://t.co/f6WIXvPYLr#Tottenham #ManchesterCity #ChampionsLeague pic.twitter.com/9dcRZ6Hxtx
— TriviaSport (@TriviaSportEc) April 18, 2019
Un ejemplo totalmente opuesto es el de la Selección de Dinamarca en la Eurocopa Suecia 1992, pues se consagraron campeones del viejo continente tras armar un equipo de emergencia y cuyos jugadores ya se encontraban de vacaciones. Esto luego de reemplazar a la extinta Yugoslavia, que se había ganado su derecho de participar tras la fase de clasificación, pero que por problemas políticos no pudo asistir finalmente. Hay que decir que este hecho es un caso muy aislado, que no suele ser el común denominador en el fútbol ni en el deporte mundial.
LatinAmerican Post | Onofre Zambrano