Influencers: cuando el triunfo ya está de tu lado
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Sin importar a qué negocio se aventuren los influenciadores, su fama hará que inmediatamente triunfen sin importar la calidad
Aunque parece un poco obvia la afirmación anterior, lo cierto es que los influenciadores tienen todo dispuesto a su favor para triunfar en la creación de otro tipo de productos. Maquillaje, libros y sus propias marcas de ropa son algunas de las cosas que se inventan para seguir aumentando ceros en sus cuentas bancarias.
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Que lo diga Kylie Jenner que, a sus 21 años, ya tiene un imperio de maquillaje y fue llamada por Forbes la millonaria más joven en crear su fortuna por su propia cuenta, como si en nada hubiera influido su fama, sus millones de seguidores y los millones de dólares con los que cuenta la familia Kardashian-Jenner desde años atrás. Lo cierto es que, no nos digamos mentiras, ni siquiera es que sea el maquillaje más lindo del mundo, tampoco significa que no sea bueno, pero el hecho de que sea de ella debe significar algo.
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La realidad es esa: no importa en qué negocio se aventuren los creadores de contenido, triunfarán solo por ser quien son. Ahora, la ropa es un negocio bastante rentable, porque estamos acostumbrados a adquirirla todo el tiempo. Sin embargo, no solo el simple nombre les da la posibilidad de elevar los precios, como a decir verdad terminan por hacer todas las marcas y diseñadores. Sino que, además, ya tienen unos compradores fijos que depende de la cantidad de seguidores que tengan.
Este, por ejemplo, es el caso de Danielle Bernstein, más conocida por su blog We Wore What. Con 1.5 millones de seguidores y 24 años, Bernstein fue nombrada en 2017 en la lista de Forbes ‘30 under 30’. Dos años después y con 2.1 millones de seguidores, su última colección de vestidos de baño, que lanzó con la marca Onia, alcanzó a vender casi 2 millones de dólares en las primeras 12 horas, de acuerdo con Business of Fashion (BoF). Solo bastó con que Danielle publicara una serie de fotos con los vestidos de baño para que, entre las 9 de la mañana y las 9 de la noche, se hubieran vendido 1.8 millones de dólares.
Sin contar, además, que cada vestido de baño cuesta alrededor de USD $200, cosa que no le importó a los seguidores. Esto, sin intención alguna de desmeritar la increíble colección inspirada y ambientada en Italia y teniendo en cuenta sus evidentes conocimientos en diseño de modas, se debe a que esos millones de seguidores simplemente desean tener algo de la marca de una persona a quien siguen y admiran.
En un caso similar está Aimee Song, con 5.2 millones de seguidores y quien también ha aparecido en la lista de Forbes ‘30 under 30’. Actualmente se encuentra en el lanzamiento de su colección de ropa con la marca Revolve, pero también ya ha lanzado su libro, World of Style, recientemente y es conocida por su blog Song of Style. El ejemplo de Song, al estar ahora colaborando con esta apetecida marca de jóvenes que quieren parecerse a las mujeres que ven en redes sociales, es la clara muestra de lo que esta marca lleva haciendo durante años.
Revolve es la ‘dream-brand’ de cualquier mujer joven que esté inmersa en las redes sociales y al tanto de la vida de las influenciadoras, como yo. La marca tiene los mejores outfits y cuenta con el apoyo de las más grandes creadoras de contenido, como lo son Aimee Song, Danielle Bernstein, Olivia Culpo y Shay Mitchell, entre otras. Su estrategia de ventas ha sido prácticamente 100% dependiendo de estas grandes figuras de Instagram y del blogging. La marca, por ejemplo, tiene su propio festival durante los días de Coachella, llamado Revolve Festival, donde cientos de invitados se rodean de artistas y una locación espectacular; claro, todo tiene que ser instagrameable. Revolve sabe que, para que su producto se venda solo, las necesita a ellas, porque todas quieren ser como ellas.
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Sin embargo, el caso que más me llama la atención es de las influenciadoras que deciden comenzar a vender sus libros. Una cosa es aliarse con una marca, sacar una colección con algún diseñador o incluso crear su propio maquillaje, pero para sacar un libro hay que saber escribir, ¿no? Y no me refiero a que tengan que ser únicamente personas que estudiaron literatura, lenguas o algo por el estilo, los únicos que puedan escribir. No, pero un libro es algo que compras a ciegas, confiando en que quien lo escriba sabrá describir con delicadeza cada situación.
Cuando un creador de contenido simplemente decide lanzar una novela, no tienes certeza de su calidad sino hasta que lo lees. Cosa que, siendo sinceros, no afectaría en nada la calidad de la prosa, porque sus seguidores lo comprarán solo porque lo escribió su ‘ídolo’. Para el efecto, el libro de Calle y Poché, las YouTubers colombianas, hizo que la pasada feria del libro en Bogotá colapsara el día de su firma de autógrafos. Sus más de 3 millones de seguidores en Instagram y sus 6.5 millones de suscriptores en YouTube fueron la razón de que, de acuerdo con El Espectador, su libro, una novela escrita por las dos, fuera el segundo libro más vendido de la editorial Penguin Random House. Sí, si es contigo estuvo por encima de las ventas del libro de Michelle Obama y de la periodista e historiadora Diana Uribe.
Todo esto para decir que los creadores de contenido la tienen muy fácil a la hora de expandir su imperio y, con tal de que tus seguidores sean fieles, nunca vas a fracasar, no importa qué tan bueno o malo sea el libro.
LatinAmerican Post | Juliana Suárez
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