¿Qué pasa con la inmigración haitiana en Chile?
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Desde la negligencia en los hospitales hasta condiciones laborales ínfimas, la inmigración haitiana en Chile se enfrenta a varios problemas
La inmigración haitiana en Chile ha sido una de las preocupaciones más grandes a nivel estatal desde su incremento en los últimos años, especialmente desde el 2015. Según El País, solo en el 2017 ingresaron a Chile 73098 haitianos, cuya diferencia a los 1649 del 2014 es exponencial. El gran incremento en la inmigración del país caribeño no solo ha sido un reto a nivel institucional, sino que también ha visibilizado los estigmas a los que se enfrentan los haitianos.
Read in english: What happens with Haitian immigration in Chile?
El pasado 16 de mayo, en Santiago de Chile, la doctora haitiana Rebeka Pierre murió en en el sistema de transporte público después de que el hospital Felix Bulnes le dio de alta sin haberle hecho los exámenes pertinentes. Según reportó La Tercera, como se dio a conocer por la autopsia, Pierre murió a causa de un tromboembolismo pulmonar y una trombosis venosa profunda de un miembro inferior, entre otros, que pudo haberse rastreado y prevenido en el hospital.
El caso de Pierre se adiciona a la lista de haitianos que mueren por la falta de atención médica, por la falta de garantías sociales y, en muchos casos, de regularización migratoria. Por ejemplo, como recuerda El País, existe el caso de Benito Lalane, quien murió de hipotermia en su precaria casa en el invierno de 2017, o de Joane Florvil, que falleció en un hospital de Santiago, después de que la acusaran injustamente “de haber abandonado a su hija de dos meses, por lo que fue detenida”.
En cuanto a las voces de denuncia, algunas organizaciones de derechos humanos se postraron al frente del Hospital para exigir claridad en el caso y para alertar sobre la negligencia en salud con los inmigrantes, según RFI. Otra voz fue la carta abierta del doctor Dr. Enrique Paris Mantilla, quien escribió en El Mostrador que “Lo más lamentable de esta muerte maternal es la falta de señales de Preocupación y de Apoyo de parte del Sistema Público de Salud. Se aprecia una frialdad y una total indiferencia ante una grave situación de Salud con desenlace final”. Así, aun sí no son muchos, los hospitales están siendo cuestionado por su negligencia.
Sin embargo, para entender el caso de Pierre, es necesario entender las políticas migratorias actuales frente a los haitianos y los estigmas a los que se han enfrentado en la sociedad chilena.
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Haití: en la lista negra de la inmigración chilena
A pesar de que la política migratoria chilena era muy limitada, pues fue hecha en 1975 durante la dictadura de Pinochet, los haitianos podían viajar a Chile y quedarse como turistas durante tres meses. Esta situación cambió con las modificaciones que instauró el Gobierno de Sebastián Piñera el 9 de abril de 2018, con las que se buscaba ‘ordenar la casa’. Como explica El Dínamo, hubo cambios en las visas temporarias, específicamente en cuanto a la posibilidad de trabajar, y se crearon visas especiales para los haitianos, o Consular de turismo simple y para fines humanitarios, y para los venezolanos, o visa de Responsabilidad democrática.
Como se afirma en la Minuta: Reforma Migratoria y Política Nacional de Migraciones y Extranjería, publicada en la página oficial del gobierno chileno, los haitianos fueron adscritos a una condición especial de inmigración. En el apartado titulado “Haití”, se determina “exigir (…) la obtención de Visado Consular de Turismo Simple con derecho a ingreso y permanencia en Chile en tal calidad por un período de 90 días, a todo ciudadano haitiano que desee ingresar al país con fines de recreo, deportivos o religiosos, sin propósito de inmigración, residencia o desarrollo de actividades remuneradas”. De esta manera, la circulación en Chile sin ninguna visa quedó prohibida para cualquier habitante haitiano.
A un poco más de un año de la reforma migratoria, se ha visto su efecto en la disminución de haitianos que inmigran al país y en demora de los papeles de los haitianos que buscan regularizar su situación. Como afirma el Diario U. de Chile, “la entrada de ciudadanos haitianos se redujo en un 62 por ciento”.
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Aporofóbia y racismo en contra de la comunidad haitiana
La inmigración haitiana en Chile tiene una razón económica. Como afirma el estudio “Migración haitiana hacia Santiago de Chile: origen y aterrizaje de sus proyectos migratorios” de Nicolás Rojas Pedemonte, Nassila Amode, Jorge Vásquez; a partir de unas entrevistas realizadas a inmigrantes haitianos, “muchos de los entrevistados evalúan su proyecto migratorio desde una mirada marcadamente individualista, en función de los “potenciales” logros económicos”.
Esto es consecuencia del racismo al que se enfrentan, lo que no permite una inclusión al sistema chileno, razón por la que el haitiano termina justificándose en un las ganancias. Por lo anterior, ellos “callan experiencias de racismo y discriminación, generalmente sin apelar a una verdadera “inclusión” a la sociedad chilena, como sujetos de derecho, asumiéndose indirectamente como simples agentes económicos o “sujetos de crédito”
Considerando lo anterior, el inmigrante haitiano se enfrenta a dos problemas principalmente: la aporofobia y el racismo. En cuanto a lo primero, el término aporofobia hace referencia “al rechazo, aversión, temor y desprecio hacia las personas pobres y la pobreza”, según la RAE. En Chile, esta actitud es común y más aún frente a los inmigrantes haitianos.
Como explica el Diario U. de Chile, Haití es uno de los países con mayor estigmatización al nivel de pobreza: “Con un PIB per cápita de $1870 dólares, Haití se instala como el país más pobre de toda América Latina”. Esto provoca no solamente que la población los repele, sino que haya un estigma “que ha condenado a los originarios de la isla al no reconocimiento de sus títulos universitarios y a la no consideración de ellos para tareas profesionales.” En ese sentido, aunque el inmigrante haitiano sea calificado, no es considerado para los trabajos que puede llevar a cabo.
A lo anterior se añade el racismo de la sociedad chilena, que se manifiesta a partir de microviolencias como comentarios o chistes racistas. Como afirma el estudio mencionado anteriormente, “este racismo se expresa generalmente de manera sutil y los propios migrantes, lejos de reconocerlo, tienden a naturalizarlo o simplemente se refieren a tratos diferenciales que, según explican, no afectan el cumplimiento de sus objetivos en Chile”.
De esta manera, el inmigrante haitiano deja pasar la violencia de esta actitud y solamente lo percibe como una dificultad para alcanzar su objetivo económico. También hay que añadir que, a causa del racismo, la barrera lingüística crece aún más. Como explica la profesora Maria Emilia Tijoux, “La primera barrera que tienen los haitianos en Chile no es la lengua, es el color de piel. A partir del color de piel, la lengua se vuelve también una barrera, pero no es la primera. El color los chilenos lo aprecian negativamente y luego lo vinculan a la lengua”.
En últimas, el caso de Pierre referido al inicio es consecuencia de estas actitudes frente a la población haitiana. A su vez, estas se justifican con la política migratoria adoptada por el gobierno, que limita su entrada al país y provoca el aumento de lo inmigrantes ilegales. Los haitianos, entonces, no solo se enfrentan a la dificultad de vivir en un páis con clima y códigos distintos, sino a los estigmas de una sociedad que no pueden ver más allá de su color o su supuesta pobreza.
LatinAmerican Post | Juan Gabriel Bocanegra
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