Las recientes elecciones estadounidenses volvieron a encender el eterno debate: ¿el Partido Demócrata usa el progresismo como máscara?.
Con los resultados de las elecciones presidenciales, resurge la duda si el partido demócrata es realmente un partido progresista. / Foto: demócratas.org
LatinAmerican Post | Ariel Cipolla
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Read in english: Is the Democratic Party truly progressive?
La victoria de los demócratas en las elecciones generó que muchos simpatizantes se lancen a las calles de los Estados Unidos para festejar, según indicó la web de Cinco País. Se trata, a priori, de un cambio de paradigma, después de un gobierno fuertemente asociado a la derecha, como se daba en el caso de Donald Trump.
La Vanguardia explica que el sistema electoral de Estados Unidos es bipartidista. En este sentido, los republicanos, con Donald Trump como principal referente, son considerados como la fuerza más asociada a la derecha y al conservadurismo. De ahí a que, por ejemplo, la web de El Periódico lo caracterice como “racista y xenófobo”, de acuerdo con declaraciones.
Por lo tanto, la fuerza de los demócratas aparece, en contrapartida, como una corriente mucho más progresista y cercana a la izquierda que la de los demócratas. Sin embargo, ¿hasta qué punto esto es de esta manera? Veamos, entonces, cuál es la relación que el Partido Demócrata tiene con el progresismo y la izquierda.
Los demócratas y el progresismo
Lo primero que debemos hacer es analizarlo en coyuntura local, es decir, desde la propia perspectiva estadounidense. Desde la BBC se preguntan “qué significa realmente ser progresista en Estados Unidos”, ya que varias personalidades importantes del partido, como Bernie Sanders, Hillary Clinton o Joe Biden, suelen dividir las aguas en función de su pensamiento.
Al ser un partido fuertemente influenciado por el bipartidismo, está claro que existen diferentes opiniones con respecto a las políticas progresistas dentro de los demócratas. Por ejemplo, la web de La Izquierda Diario menciona que se trata de un político “socialista”, que suele canalizar los votos y las ilusiones de los estadounidenses hartos del establishment político.
Es decir, parece ser el ala más de “izquierda” que poseen los demócratas, algo realmente interesante en el principal país imperialista del planeta. No obstante, eso no significa que la estructura general del Partido Demócrata sostenga los mismos valores que algunas de las figuras que lo conforman, sino que, más bien, parece ser todo lo contrario.
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Justamente, desde El País se preguntan si el Partido Demócrata es “socialista o de centro derecha”. Es decir, la formación de Joe Biden cobija diferentes almas ideológicas que, si bien son acusados de auténtica “izquierda radical” por parte de los republicanos, puede que las ideas sociales no se asocien necesariamente con una equidad en términos económicos.
Por ejemplo, desde la BBC mencionan que, en el caso de la salud, existen casos de “cobros desorbitados” en los hospitales. Si bien los servicios de emergencia pueden salvar vidas, también es probable que arruinen cuentas bancarias.
La cuestión parece asociarse mucho más a la “progresía” de las visiones sociales, muchas de ellas representadas en problemáticas reales, pero que no necesariamente solucionan esos problemas de fondo que debería implicar una izquierda auténtica. Por ejemplo, desde Gaceta indican que los demócratas se apropiaron del Black Lives Matter, aunque se trata de un problema estructural que no se asocia necesariamente a los republicanos.
Es decir, si bien el problema existe, el hecho de que los demócratas aparezcan del lado de los “progresistas” que denuncian estas cuestiones únicamente cuando ocurre con la oposición, implica que se los tome como una fuerza en contra del conservadurismo, que busca mantener la paz, aunque esto no necesariamente sea cierto.
Por ejemplo, en Punto Rojo consideran que los demócratas son un “partido sangriento del imperialismo, guerra y opresión”, ya que sus raíces están lejos de ser progresistas. Es decir, sigue siendo un ala de un partido capitalista que provocó, a lo largo de su historia, cientos de guerras, como con Siria, Irak, Afganistán o Libia.
Esto, incluso, choca con lo que menciona El Mundo al decir que Trump es el “primer presidente de Estados Unidos desde 1980 que no inicia una guerra en su primer mandato”, contrastando con los valores que los demócratas le adjudican. Si bien esto no significa que los demócratas no crean en causas sociales, como el aborto, la lucha contra la discriminación o las variedades de género, a veces parecen ser “máscaras” que esconden problemas estructurales.