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¿Estamos en la edad de oro del podcast?

El consumo de los medios tradicionales está cambiando gracias al auge de Internet. ¿Qué es lo que sucede con los podcasts?.

Dos hombres grabando un podcast

La pandemia ha impulsado el consumo de podcast. / Foto: Unsplash

LatinAmerican Post | Ariel Cipolla

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Read in english: Are we in the golden age of the podcast?

La cultura sonora dominó durante mucho tiempo. Hace décadas que la radio está presente en nuestras vidas, aunque la proliferación de los medios audiovisuales hizo que, poco a poco, se perdiera ese terreno para impulsar la imagen. Esto se vio aumentado con la aparición de Internet y los vídeos, aunque eso no necesariamente le quita relevancia a lo sonoro.

Por ejemplo, recientemente vimos que Netflix decidió probar un modo de “solo audio”, para escuchar las series como podcasts. Es decir, prescindir de lo visual para que las personas puedan seguir sus contenidos favoritos únicamente escuchando lo que sucede en el guion, sin prestarle atención a lo visual y dejándola como un segundo plano. Veamos qué sucede.

La edad de oro del podcast

Antes que nada, debemos definir qué es precisamente un podcast. La web especializada de RockContent menciona que se trata de excelentes formas para conquistar nuevos seguidores. Es decir, se trata de una serie de episodios grabados en audio y transmitidos de forma online, los cuales, a diferencia de lo que ocurre con la radio tradicional, pueden sintonizarse en cualquier momento y a través de distintas plataformas, como Spotify o YouTube.

O sea, básicamente, cualquier producto que pueda reproducirse en un determinado momento, sin necesidad de estar en “vivo” puede ser un podcast. Incluso, existen podcast que incluyen vídeo, aunque está claro que una de las principales virtudes de este tipo de formatos es que lo importante es lo que dicen las personas, pudiéndolo dejar en segundo plano mientras hacemos otras actividades.

Por ejemplo, desde Marketing Directo revelan que la pandemia “ha impulsado el consumo de podcast”, ya que la industria espera ganar 1.000 millones de dólares en el 2021. Es decir, el confinamiento y la necesidad de sentirnos cerca de alguien generó que muchas personas escuchen productos sonoros donde las voces crean un acercamiento más humano.

De acuerdo con el estudio realizado por The State of the Podcast Universe de Voxnext, la escucha de podcasts durante el 2020 aumentó en un 25%. El target de esta nueva forma de consumir contenidos se da en los jóvenes de entre 18 y 25 años, que deciden alejarse de la radio y la televisión, pero llamativamente también de otros productos audiovisuales, como los vídeos de YouTube que requieren de tu atención en primer plano.

Así, el podcast parece ser el nuevo formato del éxito. Su creación ocurrió en el 2004, surgiendo entre la fusión de los términos iPod (dispositivo portátil de Apple) y broadcasting (difusión). Gracias a la proliferación de las redes sociales e Internet, cada vez más personas se animan a producir sus propios contenidos, ya que cualquiera puede hacerlo.

De la misma manera, es un negocio que parece ser muy fructífero. La propia Spotify reconoció que quiere ampliar su alcance en el mundo de los podcast. Para eso, compró la empresa especializada en podcasts de Megaphone, por un monto de casi 200 millones de euros. ¿El objetivo? Que las marcas puedan anunciarse en los podcast exclusivos de la compañía, de forma tal que los creadores de contenido ganen más dinero.

Por eso, no debe resultar extraño que existan personas que quieran vivir con sus propios programas, ya que la industria es redituable. Esto no solamente lo aprovechan los particulares, sino también las grandes empresas. Por ejemplo, en América Latina el podcast más escuchado es O Assunto, conducido por la periodista Renata Lo Prete, el cual tiene un promedio semanal de 694.720 descargas. 

Esto se traduce, obviamente, en grandes ganancias. Por ejemplo, el podcast de The Daily, del New York Times, ingresó más de 10 millones de dólares en publicidad. Es decir, las ganancias se dan, generalmente, a través de las publicidades que ingresan a estos programas, pero no son las únicas opciones. También está la posibilidad de que Spotify pague por los derechos de podcasts, algo que ocurrió, por ejemplo, en el 2018 con Amy Schumer, que vendió los derechos de su programa 3 Girls, 1 Keith. 

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En cuanto a las empresas, tenemos el caso de una compañía especializada, conocida como Stichcer Premium, la cual ofrece podcasts exclusivos que son de pago. Con una suscripción mensual de 4,99 dólares, se puede consumir contenido único, como un programa sobre el personaje Wolverine, de Marvel. Es decir, no solamente los ingresos se dan a través de la publicidad, sino que también surgen programas exclusivos para poder consumir contenido original. 

Cualquier persona que tenga algo para decir puede hacerlo fácilmente y llegar a una amplia cantidad de público. De ahí a que es habitual que surjan podcasts con temáticas específicas, con grupos segmentados. No obstante, también hay otros podcasts más generales, donde incluso los famosos realizan sus propias emisiones. Por ejemplo, en Tiempo Argentino comentan que algunos jugadores, como Laprovittola o el Papu Gómez, aprovechan los nuevos formatos de comunicación para romper distancia con sus seguidores.

Justamente, ese acercamiento con la gente, en un momento donde parece necesitarse más que nunca la cercanía con los demás, es lo que está llevando al auge de los distintos productos para divertirse, aprender o simplemente pasar el rato. El hecho de que cada persona pueda encontrar un podcast que encaje con sus gustos particulares es lo que hace tan maravilloso ese mundo.

Al existir una amplia oferta, puede encontrarse podcasts de todo tipo: deporte, finanzas, cine, música, sociedad, entre otros. A la vez, si quieres hacer algo propio, también podrás dar a conocer tu voz al mundo e incluso vivir de ello. Por eso, parece que nos encontramos en la edad de oro del podcast, donde los consumos sonoros pueden darse en el momento que queramos, sin necesidad de esperar la sintonización de nuestro programa favorito.

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