¿Sabías que los satélites en el espacio pueden afectar al medio ambiente?

El desarrollo de la carrera espacial que han iniciado las grandes potencias del mundo ha hecho que se genere una gran incertidumbre con los desechos artificiales que rondan en la órbita terrestre. Tanto Estados Unidos como Rusia y China han enviado una gran cantidad de satélites al espacio que ya pronostican un problema para el medio ambiente en un futuro cercano.

En la actualidad, existen cerca de 7.200 toneladas de basura espacial que invaden el espacio y que de acuerdo con el Instituto Estatal Técnico Bauman en Rusia también podrían afectar a las comunicaciones de datos de los satélites que miden el cambio climático.

No obstante, la preocupación se agudiza con el óxido de aluminio que está afectando directamente la capa de ozono y que podría dejar efectos severos.

¿Podrían los desechos espaciales caer a la tierra?

Si. Aunque la mayoría de estos objetos que se encuentra en el espacio logran desintegrarse en su trayectoria a tierra no dejan de ser una amenaza para el medio ambiente e incluso para los satélites de meteorología espacial. El punto en cuestión es que nadie sabe qué hacer con ellos pues es tan grande la dimensión que las cifras ya han encendido las alarmas desde años atrás.

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En el 2011, alrededor de 150 expertos de todo el planeta se reunieron en Madrid para debatir esta problemática y la necesidad de monitorear los satélites con la ayuda de radares y telescopios para prevenir futuros daños en la infraestructura tecnológica y en la naturaleza. Por lo tanto, en ese momento se planteó la necesidad de crear un sistema de alerta enfocado en tres puntos: colisiones en órbita, impacto en la naturales y meteorología espacial.

En ese sentido, si no se prevé con cuidado las consecuencias de estos desechos, la tierra podría estar expuesta a daños extremadamente graves en los contextos anteriormente mencionados.

Capa de ozono afectada por los satélites

De acuerdo con un estudio reciente de la Universidad de Columbia Británica existe un registro de cinco mil satélites activos o desaparecidos en la orbita terrestre baja y cerca de unos cuarenta mil en construcción para su lanzamiento en los próximos años.  Todos estos artefactos son enviados al espacio por la necesidad de crear una red de información que permita el desarrollo de una mejor conectividad conocida como “megaconstelaciones”.

Aunque esto es muy importante para la ciencia y los humanos, no deja a un lado el factor negativo en el desarrollo de estas tecnologías que se han venido observando desde 1957 con el lanzamiento de Sputnik. Así mismo, en los últimos meses se ha observado un nuevo agujero en la capa ozono que presuntamente sería a causa de los satélites artificiales.

En este caso, cuando un satélite termina su vida útil el deterioro del aluminio del que está hecho estaría atacando la capa de ozono. Por otro lado, se cree que Elon Musk en su proyecto Starlink, implementado por Space X, es uno de los responsables de esos estragos en la capa de ozono por todos los desechos que deja en la órbita terrestre.

Por eso, al finalizar su objetivo, el aluminio de estos satélites se quema y se convierte en oxido de aluminio reflectante, una sustancia altamente tóxica para la capa de ozono que ha generado el agujero que hoy la comunidad científica mantiene en observación y, que pone en riesgo los años de conservación ambiental respecto a este tema.