Bienestar

Entrevista: ¿Cómo puedo apoyar a mi familiar que salió del clóset?

Estuvimos hablando con Miguel Rueda, director y fundador de Pink Consultores, una firma consultora que le apuesta al amor

Dos manos con la bandera LGBT

Te contamos sobre la importancia del apoyo familiar a la hora de “salir del clóset”, la aceptación, lo que se ha logrado en la comunidad LGBTIQ + y el camino que falta por recorrer. Foto: Freepik

LatinAmerican Post | Vanesa López Romero

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Read in english: Interview: How can I support my relative who came out?

Hace 9 años, un 28 de junio, coincidencialmente, nació Pink Consultores,  una firma consultora de atención psico-social en la que se trabaja en la inclusión de la diversidad. Si bien esta diversidad es de todo tipo, es decir étnica, racial, de edad, habilidad, sexual, identidad, hay un claro enfoque hacia la diversidad sexual y de género. Para entonces, en Colombia no habían servicios especializados en personas LGBTIQ+ y sus familias, por lo que Pink surgió como una respuesta a esta necesidad. Desde entonces, han trabajado y acompañado procesos de políticas gubernamentales, organizacionales, educativas, institucionales, etc, para que haya claridad sobre la inclusión y exclusión. 

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Estuvimos hablando con Miguel Rueda, director y fundador de Pink, sobre la importancia del apoyo familiar a la hora de "salir del clóset", la aceptación, lo que se ha logrado en la comunidad LGBTIQ+ y el camino que falta por recorrer. 

LatinAmerican Post: Sabemos que ha habido un progreso en lo que la aceptación y apoyo de la comunidad LGBTIQ+ respecta. Pero en pleno 2021 siguen existiendo estereotipos y miedos. ¿A qué crees que se deba esto?

Miguel Rueda: La homofobia sigue existiendo y al seguir existiendo produce malestar a nivel individual y colectivo. A la gente LGBTIQ+ la siguen matando en la calle, por ser lo que son. La siguen echando de los colegios, de los trabajos. Le siguen negando derechos. Hasta que la homofobia no desaparezca, esto no va a cambiar. Yo reconozco que hay avances. Colombia a nivel regional es un país pionero en políticas en inclusión y afirmación de la diversidad sexual y de género, en el papel. Y es que ser gay o lesbiana en Bogotá es facilísimo, pero si te vas para Quibdó, para Tumaco, Leticia, Yopal, Vaupés, Mitú o para Riohacha la cosa es a otro precio, completamente distinto. 

Que hayamos conquistado ciertas luchas y batallas a nivel de igualdad de derechos, no quiere decir que ya estemos del otro lado.

L.P.: Hablando del entorno familiar, ¿cuál consideras que es la manera correcta de acercarse a un pariente que está "saliendo del clóset" desde la aceptación y el respeto?

M.R.: Si esta persona me está contando que es gay, lesbiana, transexual, o como quiera denominarse, significa que ya tomó la decisión de compartirlo conmigo. Hay que tener sobre todo la cabeza y el corazón muy abiertos. Se trata de entender que me está compartiendo algo fundamental de su vida, algo estructural de su existencia. Lo mínimo que yo debo tener para aceptar y apoyar es el amor.

Esto no quiere decir que uno no se sorprenda o se asuste, o incluso que cause rabia, no porque eso es lo que deba pasar, sino porque es lo que comúnmente pasa. Hay gente que se sorprende, que le da rabia o miedo, hay gente que tiene respuestas completamente negativas en el asunto. Esto sucede porque se deja embargar por una cantidad de prejuicios, preconcepciones, mitos, que ponen a la persona que está revelando su orientación sexual y/o su identidad de género en un lugar de desventaja. Pongámoslo, entonces, en un lugar igual y agradezcamos que lo está diciendo. 

L.P.: Hoy en día hablamos del lenguaje incluyente y lo usamos muchísimo más que hace unos cuantos años, ¿qué tan importante consideras que como familiares aceptemos y hagamos uso de este lenguaje cuando un pariente decide revelar su orientación sexual o identidad de género con nosotros?

M.P.: El lenguaje inclusivo es una validación del otro, de la otra o del otre, si queremos llamarlo así. A mucha gente le incomoda sobre todo el uso de la e por una situación del lenguaje. Pero el lenguaje puede ser múltiple, y cuando utilizo el lenguaje incluyente estoy permitiendo a la otra persona reconocerse como es. Pasar por encima de mi incomodidad es mucho más fácil que generarle un montón de incomodidad al ser humano que está frente a mí por nombrarlo o llamarlo como yo quiero o como yo creo que se le debe nombrar o llamar. 

El lenguaje está ligado a la cultura. Cuando uno aprende otro idioma es importante hacer una inmersión cultural. Si tomamos eso para entender por qué una persona utiliza ciertos pronombres, es fundamental conocer un poco sobre la identidad de género, sobre la diversidad sexual, acerca de quiénes son las otras personas con las que yo esté compartiendo mi vida.

L.P: ¿Cuál crees que es la manera correcta de revelar a la familia la identidad de género u orientación sexual sin sentirme deslegitimado?

M.R.: Sin rabia, sin pelear. Esto no se puede pelear. Cuando uno está pensando en la posibilidad de salir del clóset debe evaluar las posibilidades de respuesta y de reacción de las otras personas y prepararse para ellas. Hay que empezar por aquellas personas más cercanas, pues ya no va a ser mi voz en contra de una voz que me está violentando, sino que otras personas me van a acompañar. 

L.P.: ¿Cómo se puede hacer pedagogía de identidades y sexualidad diversas en un entorno familiar? 

M.R.: El tema se debe hablar. Si hay una voz diversa en la familia, esa persona debe llevar la voz líder en estas conversaciones. Hay que entender que este tema no es de pelear, es de conversar. Comprenderlo toma tiempo, hay muchas identidades y orientaciones. En el caso de que haya problema encontrando la manera adecuada para abordar este tema, existimos profesionales para hacer acompañamientos. Hay formas de educar y hablar del tema sin pelear. 

L.P.: Para finalizar, ¿cómo crees que nos podemos sentir orgullosos, orgullosas y orgulloses?

M.R.: Reconociendo la historia a nivel mundial, regional y local, que nos permite hoy en día salir y tomarnos de la mano tranquilamente en la calle. Esto que denominamos orgullo debe ser un motor para seguir caminando. Caminar significa vivir. Este debe ser el motor para decir "acá estamos, acá vivimos, esto somos". Crear camino para que la gente que viene detrás se sienta tranquila, que nos busque a quienes hemos venido caminando con orgullo hasta ahora. 

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Miguel Rueda es Doctor en psicología de la Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia. Magister en psicología de la Universidad de los Andes y especialista en psicoterapia y consejería del School of Psychotherapy and Counselling, de Regent’s College, Londres, Inglaterra y en Sexualidad, Cultura y Sociedad de la Universidad de Ámsterdam, Holanda. Docente universitario de la Universidad de Los Andes, Bogotá, Colombia. Certificado en psicoterapia con diversidades sexuales y de género en el Pink Therapy Institute, en Londres, Inglaterra. También es director y fundador de Pink Consultores. 

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