¿Por qué el aumento de precio del petróleo no está beneficiando a la economía en Latinoamérica?
Aunque el precio del petróleo es ya mayor en relación con lo visto en 2020, hay varios países de la región que no ven un crecimiento económico aún siendo naciones extractoras del crudo.
En caso de seguir por esta tendencia alcista, el petróleo podría alcanzar precios históricos que no veía desde 2014 de hasta 100 dólares el barril al finalizar 2021. Foto: Unsplash
LatinAmerican Post | Christopher Ramírez Hernández
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El precio del barril de petróleo sigue en aumento, alcanzando sumas de hasta 80 dólares en el crudo, un poco más de 60 dólares respecto con la misma época de 2020; sin embargo, esto no se detiene allí. De acuerdo con algunas de las principales empresas y organizaciones que analizan la actualidad del crudo en el mundo, como Bank of America o J.P. Morgan, en caso de seguir por esta tendencia alcista, el petróleo podría alcanzar precios históricos que no veía desde 2014 de hasta 100 dólares el barril al finalizar 2021.
“Esto (100 dólares el barril) es bastante posible, (el precio del petróleo) ahora está subiendo (…) Nosotros y nuestros socios de la OPEP (Organización de Países Productores y Exportadores de Petróleo) estamos haciendo todo lo posible para estabilizar el mercado”, añadió el presidente de Rusia, Vladimir Putin, durante un foro energético.
Con todo esto, y teniendo en cuenta que en Latinoamérica existen varios países extractores de esta materia prima, ¿por qué el aumento a los precios del barril en el mundo no termina de impactar positivamente a la región?
Según el más reciente informe de “Perspectivas de la economía mundial” publicado por el Fondo Monetario Internacional (FMI)a principios de octubre, América Latina y el Caribe tendrían un crecimiento del 6,3 % al finalizar este año, lo que resulta positivo en relación con 2020 cuando el índice de crecimiento cerró en números rojos con un -7,0 % como consecuencia de los estragos causados por la pandemia de la covid-19.
Ahora bien, si se observa bien el informe, este crecimiento sería transitorio pues según los datos analizados para 2022, la región solo tendría un crecimiento del 3 %.
Crisis energética mundial
Aunque el petróleo siga en auge y los precios por barril cuenten con una tendencia alcista al finalizar este 2021, lo cierto es que según expertos estos números podrían no conservarse por mucho tiempo, teniendo en cuenta la crisis energética que sufre el mundo actualmente.
A principios de mes, la OPEP “reconfirmó el plan de ajuste de la producción” que había acordado a mediados de año, el cual tiene como base poder añadir una producción de 400 mil barriles por día (bpd) durante unos seis meses (noviembre de 2021 y abril de 2022).
Sin embargo, aunque el aumento en la producción sea considerable en relación con las cifras que se podían observar durante la misma época el año pasado, lo cierto es que son números que podrían ser insuficientes aún ante la alta y creciente demanda del crudo que exige la reactivación económica mundial actual.
En pocas palabras, aunque el barril de crudo siga subiendo y alcance los picos de 100 dólares previstos por los analistas mundiales, la poca oferta que existe por parte de la OPEP, organización de la que también hace parte Venezuela, podría hacer que los países entren en lo que se conoce como “estanflación”, una mezcla entre una alta inflación (mucha demanda, poca oferta) y un estancamiento en el crecimiento económico. De seguir por la misma ruta, el crudo seguiría aumentando de precio sin una cantidad tangible de barriles que sustenten la demanda propuesta.
En ese caso, las empresas de todo el mundo, incluyendo Latinoamérica, verían afectadas sus arcas ya que están gastando de más en el combustible energético, pero sin poder adquirir la materia prima necesaria para convertir dicho gasto en una inversión.
"Existe una tendencia bastante fuerte a pensar que es más probable que se produzca algún tipo de ‘estanflación’ en los próximos 12 meses", indicó Deutsche Bank por medio de una investigación.
Importación de derivados del petróleo
Por otra parte, hay que aclarar que aunque para países como Colombia, Argentina o Brasil el alza del precio de petróleo se puede ver como algo beneficioso sabiendo que cuentan con proyectos de extracción, la situación no es igual para otros territorios como Chile. El país al occidente de Sudamérica importa más del 90 % del crudo que consume, por lo que al aumentar el precio del petróleo sus proveedores también aumentarán de forma progresiva el precio de la gasolina que envían a dicho país.
Por su parte, Argentina que es uno de los que se ha visto beneficiado en este corto período, también podría observar un pequeño déficit en su crecimiento teniendo en cuenta que el gas licuado (otro derivado de los hidrocarburos) también debe ser importado en gran cantidad para sustentar el gasto energético en el país.
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Finalmente, se encuentra Venezuela, un país que aunque centra su economía en la extracción de petróleo (al menos un 25 % del PIB depende del crudo, según el Sistema de Información sobre Comercio Exterior de la OEA -SICE-), no toda la producción del mismo representa ganancias. Aunque para agosto el precio del Merey- que es la denominación del crudo venezolano- alcanzó los 51,76 dólares por barril, cabe recordar que actualmente el país sudamericano cuenta con una serie de bloqueos a PDVSA (petrolera estatal de Venezuela) por parte de Estados Unidos, así como un impuesto que implementó China desde junio pasado que, en el caso de las negociaciones con el país asiático, deja una ganancia de un poco más de 21 dólares por barril.
“El nuevo impuesto sobre el bitumen diluido de 1.20 Yuan por litro (equivalente a 30 dólares por barril), esencialmente elimina los márgenes de venta de los barriles venezolanos en el mercado chino”, indicó Patricia Garip, senior contributing editor de Argus, organización especializada en evaluaciones de precios y análisis de los mercados internacionales de energía.
Cabe recordar que a la crisis energética en Latinoamérica también se suman algunas problemáticas como las recientes protestas sociales sufridas en Colombia, así como el cambio de Gobierno en Perú o la reforma tributaria en Brasil.