¿Cómo se acolita la tiranía?: China y las ligas deportivas
La relación entre China y las ligas deportivas pone en cuestión si estas de verdad creen los valores que predican.
El caso de la tenista desaparecida Peng Shuai, que se hizo viral en redes sociales, pone en peligro las relaciones entre la WTA y China. Foto: IG-pengshuai_fanspage
LatinamericanPost| Juan Manuel Londoño
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El caso de la tenista desaparecida Peng Shuai, que se hizo viral en redes sociales, pone en peligro las relaciones entre la WTA y China. La organización amenazó con retirar sus torneos de China si Shuai no aparece y la amenaza parece haber funcionado, pues la tenista sostuvo una conversación por videollamada con el presidente del COI. Sin embargo, permanecen las dudas sobre su seguridad.
La rápida acción de la WTA es admirable, pues pone la salud y el bienestar de los deportistas sobre la considerable ganancia que ofrece tener una buena relación con el gobierno chino. Es evidente que muchas otras ligas deportivas del mundo prefieren mantener relaciones rentables con gobiernos autoritarios que proteger los valores que dicen promover. Los dos casos más evidentes se han visto este año en la NBA y en la Premier League.
El baloncesto denuncia una injusticia e ignora otra
El año pasado, varios jugadores de la NBA se pronunciaron contra las injusticias contra la gente negra de su país de varias maneras y en varias ocasiones. La liga estuvo unida en su apoyo al movimiento Black Lives Matter y el rechazo a la violencia policiaca (con mínimas excepciones).
Sin embargo, a la hora de protestar contra las atrocidades chinas, pocas son las voces que se alzan en el mejor baloncesto del mundo. Es más, los pocos que se pronuncian son excluidos o ignorados por completo por la liga.
Tomemos el ejemplo del coach de los Houston Rockets Daryl Morey, que el año pasado twitteó un simple “"Lucha por la libertad, apoya a Hong Kong". Ese tweet resultó en la finalización de un acuerdo comercial que los Rockets tenían con China y una disculpa pública del dueño del equipo que se distanció de los comentarios del coach. El jefe de comunicaciones de la NBA y varios jugadores del equipo también se disculparon públicamente por ese comentario.
La liga hizo todo lo posible para distanciarse de una crítica tan pequeña como esa.
Adicionalmente, el jugador de los Boston Celtics Enes Kanter criticó al gobierno chino este año, acusándolos de abusar a los musulmanes uigur y nombrando a Xi Jinping como un “dictador tiránico y brutal”. Como resultado, los partidos de ese equipo no son transmitidos en China.
Kanter ha instado a Lebron James a pronunciarse sobre las injusticias en China, pero la estrella ha permanecido en silencio (a pesar de que sí denunció injusticias durante las protestas de Black Lives Matter).
Quizá este silencio se debe a que Nike, uno de los mayores patrocinadores de la NBA, está bajo sospecha de haber aprovechado la labor forzada de los musulmanes uigur. O quizá, se debe a la relación de negocios exitosa que tiene la NBA con China. Por ahora, es imposible saberlo.
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Arabia Saudita y el Newcastle United
El otro caso de alto perfil donde una organización deportiva parece aceptar el dinero de un régimen autoritario con manos abiertas se dio este año en la Premier League. El Newcastle United fue comprado por el Public Investment Fund of Saudi Arabia, que es dirigido por Mohammad Bin Salman Al Saud príncipe heredero de la corona de ese país.
Sin nombrar las múltiples violaciones de derechos humanos de las que se acusa a Arabia Saudita, el príncipe ha sido acusado de querer desestabilizar el mundo árabe, así como del asesinato del periodista Jamal Ahmad Khashoggi. Aun así, el Newcastle recibió su dinero sin ningún problema.