¿Sabes de dónde viene tu ropa?
Ya sea que sea que se trate de marcas de fast fashion o de marcas de renombre, la industria de la moda es una que tiene una ruta de producción problemática. Acá te contamos de dónde viene tu ropa.
Cuando hablamos de ropa debemos tener en cuenta que las prendas que llegan a nuestras manos, y aquellas que solo vemos en prestigiosas pasarelas, tienen todo un proceso de producción. Foto: Unsplash
LatinAmerican Post | Vanesa López Romero
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Read in english: Do You Know Where Your Clothes Come From?
La industria de la moda es conocida por ser una de las más rentables y ostentosas a nivel global. Asimismo, la moda ha reflejado su contexto a lo largo de la historia e incluso ha sido el punto de encuentro para muchas disidencias. Pero también esconde una línea de producción destructiva y nociva tanto para la vida humana como para el medio ambiente en su parte más industrial. Cuando hablamos de ropa debemos tener en cuenta que las prendas que llegan a nuestras manos, y aquellas que solo vemos en prestigiosas pasarelas, tienen todo un proceso de producción en el que se deben tener en cuenta distintos factores, como los recursos naturales, humanos y los métodos en los que estos son conseguidos y utilizados.
El hambre por la materia prima
Las telas naturales vienen de plantas y animales, algunos ejemplos de telas provenientes de animales son la seda, la lana, el algodón y el lino. Por otro lado, las telas artificiales o sintéticas se hacen a través materias primas, normalmente celulosa. Otras fibras sintéticas como el poliéster y el nailon se hace a partir de procesos químicos. Por otro lado, la piel de algunos animales es usada para materiales como el cuero. Esto implica, por un lado, que se críen animales para estos fines. En la mayoría de casos, detrás de esto se encuetran casos de maltrato animal.
Además, para la siembra de las plantas se utilizan toneladas de agua, hectáreas de tierra y grandes cantidades de químicos para facilitar el creciemiento de la materia prima. Lo anterior también es necesario para la crianza de animales que sean utilizados para la creación de telas, teniendo también en cuenta que el alimento de estos animales también deriva de plantas cultivadas de la misma forma.
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Inicialmente podemos señalar que el medio ambiente se ve directamente afectado por esto. Pero hay que resaltar que la creación de prendas también afecta la salud humana. Ya sea por los químicos que se vierten en fuentes hídricas vitales para la vida de los seres humanos o por los territorios tomados para crear estas materias primas. El medio ambiente y el ser humano, en especial las comunidades más vulnerables, se verán afectadas por esto.
Muestra de esto es "Supply Change", el más reciente informe publicado por SlowFactory, una ONG que se enfoca en revisar las consecuencias que existen detrás de la producción de la industria textil y de la moda. En este caso, el informe identificó a varias marcas de ropa renombradas que hacen parte de una larga lista directamente asociada con la deforestación el el Amazonas, región en Latinoamérica que ha sido reconocida como el pulmón del mundo.
En este caso, lo que sucede es que las marcas escogen proveedores que producen las materias primas en lugares que han sido deforestados para criar animales y sembrar cultivos con el fin de producir estos materiales. En el Amazonas, la deforestación crece potencialmente con el pasar del tiempo y cada vez es más claro que esta región que antes se consideraba intocable, hoy es el hogar de la producción tanto legal como ilegal.
Las maquilas y la esclavitud
Desde que el fast fashion comenzó a ser juzgado por distintos sectores sociales por la manera en la que se trata a los empleados que muchas veces están contratados por terceros, marcas de todo el mundo han buscado crear campañas para desviar la atención. La mayoría van enfocadas a ser marcas sostenibles y responsables con el medio ambiente. Pero debemos recordar que los humanos también estamos directamente afectados por este tipo de industrias.
En este caso, los trabajadores de maquilas viven al día y se rebuscan la vida con lo poco que ganan en las fábricas, haciendo ropa que después será vendida por la marca en un valor muchísimo más alto del que costó producirla. A pesar de que estos casos han sido expuestos, todavía son muchas las marcas que se esconden detrás de estos métodos y que no dan garantía a quienes trabajan para ellos.
Esto incluso ha llegado a costra la vida de miles de trabajadores, que han tenido que estar en derrumbes de los edificios que funcionan como fábricas y que llevan años amenazando con caerse. Las regulaciones políticas que existen para esto son nulas en los países en vías de desarrollo, de lo cual se aprovechan los países más ricos y desarrollados.
Al probador y luego a tu clóset
Por otro lado, para que esa ropa que se hace en países asiáticos llegue a tu clóset, es necesario que viaje miles de kilómetros. Para esto es necesario que haya un transporte, que por supuesto no es sostenible y produce toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero. A esto hay que sumarle la energía que se gasta en este proceso y aquella que se gasta en los cientos de almacenes que reciben a miles de clientes voraces de más y más prendas.
Como podemos ver, para que una prende llegue a tu clóset es necesario que primero pase por un proceso que pone en riesgo el medio ambiente, la vida de otros y, eventualmente, tu propia vida.
¿Lo más triste de esto? Cada año se desechan toneladas de ropa, demostrándonos que detrás de esto no hay nada más que unas insaciables ganas de consumo exagerado.
¿Qué puedes hacer?
Lo primero es aprender a identificar aquellas marcas a las que no debes acudir al comprar tu ropa. Asimismo, busca otros métodos de compra.
- Comprar ropa de segunda mano está muy de moda ya que hay una nostalgia por lo vintage
- Comprar ropa local y apoyar emprendimientos que hasta ahora están empezando es una muy buena opción.
- Cuida muy bien tu ropa para que pueda tener una vida útil más prolongada y a la larga puedas venderla o intercambiarla con alguien más