La tensión en la frontera entre Rusia y Ucrania comienza a escalar al punto de hablarse de una posible guerra. ¿Hasta dónde llegarán los intereses del presidente Putin con su nación vecina?.
El cierre del año ha estado marcado por las tensiones entre Rusia y Ucrania una vez más, aunque esta vez se encuentra en su punto más álgido en años debido a la movilización de tropas rusas hacia la frontera. Foto: Servicio de prensa del presidente de la Federación de Rusia
LatinAmerican Post | Yolanda González Madrid
Escucha este artículo
Read in english: Tensions Between Russia and Ukraine: What Are Putin’s Interests?
El cierre del año ha estado marcado por las tensiones entre Rusia y Ucrania una vez más, aunque esta vez se encuentran en su punto más álgido en años debido a la movilización de tropas rusas hacia la frontera, algo que ha alimentado el miedo de una posible guerra en el este europeo. Y es que en días recientes, funcionarios de inteligencia de Estados Unidos advirtieron a la OTAN que Rusia había concentrado aproximadamente 175.000 soldados cerca de territorio ucraniano y que estarían en condiciones de invadir dicho país en los próximos meses. Pero, ¿existe realmente una amenaza de invasión?
Por una parte, desde Ucrania aseguran que Rusia tiene intenciones de desestabilizar el país previo a una invasión militar. Ante esto, las potencias occidentales advirtieron al gobierno de Putin que no realizara más movimientos agresivos en la frontera para evitar una posible guerra. Sin embargo, desde el Kremlin niegan rotundamente que tengan un plan para atacar territorio ucraniano y argumentan que el apoyo de la OTAN a Ucrania se trata de una amenaza creciente en el costado oeste de Rusia. Independientemente de quién tenga la razón, el panorama luce cada vez más complicado para ambas naciones.
Es importante mencionar que muchas de las bases militares rusas se encuentran del lado oeste de la nación, pues es más probable que desde allí llegue una posible amenaza al país. Es por ello que el Ministerio de Defensa de dicha nación anunció a principios del mes de diciembre que realizarían ejercicios militares de invierno regulares en su región meridional, un escenario que hizo alertar a Estados Unidos y la OTAN por los movimientos "inusuales" de material ruso (cañones autopropulsados, carros de combate y vehículos de combate de infantería) a escasos 300 kilómetros de la frontera.
Un conflicto histórico con precedente
Las tensiones entre Rusia y Ucrania comenzaron a intensificarse a partir del 2013, cuando el entonces presidente ucraniano Víktor Yanukóvich decidió no continuar con las conversaciones del acuerdo político y comercial que tenía con la Unión Europea, trayendo como consecuencia una serie de protestas violentas en la ciudad de Kiev. Un año más tarde, todo el centro de atención cayó sobre Crimea, una península que en su momento perteneció a Rusia hasta que en 1954 la Unión Soviética lo transfirió a Ucrania. Lo que muy pocos sabían es que se trataba de una zona estratégicamente importante para el control ruso del Mar Negro.
Las cosas llegaron a un punto crítico en 2014 cuando las fuerzas rusas invadieron la región ucraniana de Crimea sin apenas combatir, esto con el pretexto de que estaban defendiendo los intereses de los ciudadanos de habla rusa en la región. A la par de esta situación, Rusia atacó la región este de Ucrania, específicamente Donbás, con la intención de separarla y unificarla a su territorio. Días después, el gobierno de Putin completó la anexión de Crimea con un referéndum que fue tachado como ilegítimo por Ucrania, mientras que los separatistas prorrusos de Donbás declararon su independencia de Kiev, lo que terminó provocando meses de intensos combates.
También te puede interesar: Opinión: La hipocresía de la cumbre por la democracia de Estados Unidos
Tiempo después, en 2015, Ucrania y Rusia firmaron un acuerdo de paz en Minsk con la mediación de Francia y Alemania, aunque esto no ha detenido las repetidas violaciones del alto el fuego. Por otra parte, el descontento con la oposición ucraniana por lo sucedido en 2013 con el expresidente Yanukóvich, hizo que la región este de Ucrania sintiera más afinidad por Rusia y por ende permitiera el fácil acceso de sus tropas. De hecho, históricamente esas zonas se han caracterizado por contar con una fuerte influencia rusa en sus ciudadanos desde incluso su separación con la URSS.
¿Qué quiere Putin y qué factores están en juego?
En su momento, el presidente Putin advirtió a Occidente que no cruzaran las "líneas rojas" de Rusia sobre Ucrania. En otras palabras, lo que buscaba era detener la expansión de la OTAN hacia el este de Europa y así ellos pudieran desplegar armas en países que significaran una amenaza para la nación rusa, Y es que una de las situaciones más hostiles a las que han hecho énfasis es el despliegue de drones turcos por parte de Ucrania contra las fuerzas respaldadas por Rusia en el este ucraniano, sin olvidarnos que el acuerdo de paz de Minsk sigue lejos de cumplirse.
Por otra parte, un factor importante que también entra en juego gira en torno al suministro de energía. Rusia cuenta con un gasoducto (Nord Stream 2) que conecta el suministro de gas ruso directamente con Alemania y el cual cuenta con una red terrestre que atraviesa el este de Europa, incluida Ucrania. Es por ello que Kiev considera que estos gasoductos sirven como protección ante una posible invasión rusa, ya que ellos podrían interrumpir el flujo de gas hacia el resto de Europa.
En resumidas cuentas, el interés de Putin sobre Ucrania sería tanto económico como territorial. Sus pretensiones geopolíticas generan grandes retos a la nación ucraniana, ya que Rusia busca reivindicarse y afianzarse en su antigua área de influencia. La conquista de espacios geopolíticos por parte del gobierno ruso la convierte en un actor global capaz de generar un contrapeso a sus principales rivales, en donde Ucrania representa el eslabón para medir las fuerzas entre Occidente y Moscú.