Comunidades latinas dicen “no” al extractivismo minero europeo en la región
Una caravana, liderada por grupos religiosos, llegó al Viejo Continente para hablar sobre las prácticas de extractivismo minero que afectan a Latinoamérica. ¿Qué buscan con esto?.
Foto: Unsplash
LatinAmerican Post | Christopher Ramírez
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En los últimos años se ha levantado en América Latina un movimiento social, cultural y político que busca detener las actividades del extractivismo minero en la región. Esto con el fin de acabar con los conflictos armados y sociales que se han gestado en algunos territorios por cuenta de esta agenda, además de, por supuesto, mejorar la relación del ser humano con el medioambiente.
Son varios los casos de éxito que se han presentado en los últimos años, como la prohibición que hizo Colombia a las mineras en el Páramo de Santurbán, uno de los más importantes del mundo. Esta decisión, que fue tomada por la misma comunidad, recibió el apoyo de varios entes internacionales como el Tribunal Arbitral del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI). En 2021 este tribunal aseguró que los asuntos de interés público, como el cuidado por el medio ambiente, siempre primarán sobre los intereses económicos de las empresas.
Asimismo, la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado (ANDJE) observó que el Tribunal acogió sus argumentos “para reconocer que la medida adoptada por el Estado colombiano no fue discriminatoria para los inversionistas de Eco Oro (empresa canadiense extractivista) y que, además, buscaba proteger un objetivo legítimo, como lo es la protección del medio ambiente”.
Sin embargo, aún son muchos casos de gestiones extractivistas las que diferentes comunidades quieren detener en Latinoamérica, por lo que varios grupos sociales, con el apoyo de algunas comunidades religiosas, han decidido crear lo que han denominado la Caravana Latinoamericana por la Ecología Integral en Tiempos Extractivistas. Con ella, los integrantes buscan, precisamente, que las empresas del primer mundo detengan sus actividades de extracción en países como Brasil, Colombia, Honduras y Ecuador.
En los últimos días esta iniciativa llegó hasta Europa, impulsada por la Comisión Especial de Ecología Integral y Minería (CEEM), en donde recorrerá hasta el 6 de abril países como Alemania, Italia, Bélgica, Austria y España. Este recorrido tiene un solo objetivo: hacer que estas naciones logren ver, apropiarse y cambiar “su modelo de economía, muchas veces sostenido por multinacionales europeas”, tal como lo explicó Guilherme Cavalli, coordinador de la delegación, en conversación con el medio oficial de El Vaticano, Vatican News.
“Desde una opción profética, una opción cristiana, trabajamos para proteger la Casa común. Tenemos varias comunidades de fe que caminan con las comunidades afectadas por la minería. Seguramente son laicos, obispos, sacerdotes, religiosas que, en su opción cristiana, en su opción profética, acompañan a estas comunidades sometidas por la minería. Son personas que han encarnado las enseñanzas evangélicas de la defensa de la vida, de la Creación, tal como resuena hoy día con el pontificado de Francisco y la Laudato si'”, explicó Cavalli.
¿Qué impacto puede tener esta caravana?
Tal como ocurrió con el caso de Santurbán en Colombia y su impacto en la multinacional Eco Oro, la idea de esta caravana no es solo visibilizar esta problemática medioambiental sino además poner en la mesa de importantes entidades internacionales del Viejo Continente, como el Parlamento Europeo, ideas políticas con las cuales cambiar desde las bases las agendas mineras en Latinoamérica. De esta forma, también pretenden dar voz a las comunidades nativas de la región en pro de apropiarlas sobre los temas de relevancia de sus propios territorios.
“La agenda busca incidir, desde el testimonio de las comunidades afectadas, en el Parlamento Europeo, con bancos y organizaciones de la Iglesia, en asuntos como la debida diligencia, el tratado sobre Derechos Humanos y Empresas”, explica la organización de la caravana por medio de un comunicado de prensa.
En pocas palabras, lo que se desea es hacer una “conversión ecológica”, en la que el medioambiente sea un tema visto con la importancia social, económica, cultural y política que se requiere teniendo en cuenta las problemáticas actuales y las amenazas que representan para la hicieron de la vida sobre la Tierra.
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“La ayuda de Dios”
Lo más interesante de esta situación es que los líderes de la Caravana hacen parte de importantes comunidades religiosas, por lo que uno de los objetivos es, precisamente, llevar a cabo la problemática del extractivismo y sus consecuencias a la agenda social del Vaticano.
De esta forma, se vuelve a hablar de la llamada Teología de la Liberación como práctica en la que se usan los ideales cristianos para la liberación de los pueblos por medio de la apropiación de sus territorios. En este caso, esta corriente, ciertamente evolucionada, tiene como objetivo el cuidado del medioambiente y la búsqueda de estrategias que permiten idealizar y establecer la economía, lejos de prácticas que atenten contra lo que se conoce como la Casa Común, es decir, el planeta.
Además, se busca que desde las prácticas cristianas se detengan los procesos de violencia y esclavitud del siglo XXI, consecuencia de la minería extrema e ilegal. “Son varios tipos de violencia las que se pueden encontrar en las realidades mineras. Violencia que va desde la contaminación del agua, del aire y sus consecuencias en la salud de las comunidades (…) llegando hasta el asesinato de estos líderes y la división de las comunidades”, concluyó Cavalli.